El partido gobernante de México, apremiado por primera vez en 71 años en elecciones presidenciales, incorporó a su equipo de campaña a personajes de la vieja guardia, contradiciendo la consigna que presenta un "nuevo PRI".
La dirección del PRI (Partido Revolucionario Institucional) decidió encarar el desafío de la oposición de derecha cerrando filas a partir de este miércoles con representantes de la política tradicional mexicana, popularmente conocidos como dinosaurios.
Francisco Labastida, candidato del partido que jamás perdió una elección presidencial desde su fundación en 1929, reforzó su estrategia política con el ex gobernador del oriental estado de Puebla y ex secretario (ministro) de Gobernación (interior) Manuel Bartlett.
El ex subsecretario de Gobernación Jesús Murillo y el ex presidente del PRI Humberto Roque son las piezas del ajedrez político que Labastida decidió jugar en el tramo decisivo de campaña con vista a las elecciones del 2 de julio.
Bartlett fue designado para la espinosa tarea de coordinar la campaña de Labastida en los 10 estado mexicanos donde gobierna la oposición, mientras Murillo es a partir de ahora secretario adjunto del partido, junto con el hombre fuerte de Labastida, Esteban Moctezuma.
En tanto, la misión encomendada a Roque no fue determinada en principio, aunque confirmó los pronósticos de analistas en el sentido de que el PRI estaba dispuesto a todo antes de entregar el poder a la oposición.
La campaña de golpes bajos y lucha sin cuartel que caracterizaba la pugna por la presidencia de México, comenzó a perfilar como ganador al candidato del conservador Partido Acción Nacional (PAN), Vicente Fox, el 25 de abril por la noche.
Fox, ex gobernador del central estado de Guanajuato, resultó el ganador indiscutible frente a sus cinco rivales políticos en un debate transmitido por televisión, según la mayoría de las ancuestas realizadas al respecto.
El postulante por el PAN, un ex directivo de la empresa trasnacional Coca Cola, dejó a un lado el aspecto de vaquero y un discurso plagado palabras soeces, con los que había ganado gran popularidad, para mostrar una imagen presidencial ante los ciudadanos mexicanos.
El súbito desafío de la derecha política mexicana impulsó el golpe de timón en la conducción del PRI, cuyo candidato admitió abiertamente hace unos días que puede perder las elecciones.
Para el PAN y el Partido de la Revolución Democrática (PRD, de centroizquierda), los nuevos nombramientos expresan el "pánico" del PRI ante una posible la derrota.
Labastida optó por echarse a los brazos del "dinosaurio", señaló un vocero del PAN, mientras la presidenta del PRD, Amalia García, advirtió que su partido vigilará de cerca las actividades de Bartlett en los estados donde el PRI es oposición.
Bartlett estaba al frente de la cartera de Gobernación en 1988, cuando un desperfecto en el sistema de cómputos impidió ofrecer resultados inmediatos de los comicios presidenciales de ese año.
Días después fue anunciado el triunfo de Carlos Salinas, en una competencia por la Presidencia considerada por la oposición como la más irregular de la historia política de México.
Amplios sectores políticos y sociales insisten aún hoy en que el ganador real de las elecciones de 1988 fue Cuauhtémoc Cárdenas, quien se postula este año por tercera vez consecutiva en representación del PRD.
Bartlett, desde su nuevo cargo, se comprometió a "desenmascarar" a Fox, a quien definió como "un hombre sin ninguna cultura política" y que ostenta "una candidatura que surgió de un sospechoso proyecto antinacional".
El nuevo mariscal de campo de la contraofensiva del PRI reconoció que su nombramiento ocurre cuando la batalla "es más estrecha" y que tiene la misión de "resanar fisuras" al interior del partido gobernante.
El PRI sufrió divisiones tras el triunfo de Labastida en las elecciones internas, las primeras desde su nacimiento.
La reaparición en la escena política del ex gobernador del estado de México y ex secretario de Agricultura Carlos Hank, después de casi dos años, es otra de las señales de que el PRI está disputas a todo para no perder la Presidencia.
Hank, emblema del añejo sistema político nacional y también llamado rey Midas mexicano por sus grandes habilidades para los negocios, fue invitado central en un encuentro de Labastida con ex mandatarios del industrial estado de México, lindante con la capital del país.
"Si así van a defender a Labastida, el siguiente paso será llamar a formar parte de este viejo PRI a Mario Villanueva", ex gobernador del sureño estado de Quintana Roo y prófugo de la justicia desde hace más de un año acusado de encubrir a narcotraficantes, dijo en tono de burla el portavoz del PAN.
Para una lucha cuerpo a cuerpo con Fox en los próximos 60 días, Labastida ajustó su estrategia de campaña para atraer las preferencias de 18 por ciento del electorado que no ha definido aún el voto, según las últimas encuestas.
"México se acerca a lo que podría ser el primer triunfo de la oposición en la historia democrática del país", sostuvo el analista político Sergio Sarmiento.
"Aun cuando Fox esté todavía atrás en la mayoría de las encuestas, su tendencia al alza es innegable", explicó.
Las consultas de opinión de voto ubican en un rezagado tercer lugar a Cárdenas, seguido por Porfirio Muñoz, del Partido Auténtico de la Revolución Mexicana, Manuel Camacho, del Partido de Centro Democrático, y por Gilberto Rincón, de la Democracia Social. (FIN/IPS/pf/dm/ip/00