LIBANO: El exilio de la traición

Más de 5.000 integrantes del proisraelí Ejército del Sur de Líbano (ESL) huyeron de Líbano y se refugiaron en Israel cuando las fuerzas israelíes abandonaron el territorio libanés que ocupaban desde hace 22 años.

El otrora poderoso oficial de inteligencia del ESL parece impotente sentado a la sombra en Gesher Haziv, un kibbutz en el norte de Israel que esta semana se convirtió en casa temporaria para él, 120 guerrilleros más y sus familiares.

"Ahora no puedo pensar. No puedo hablar del futuro. No sólo tengo que pensar en mi persona, sino en mi familia aquí y en Líbano", dijo esta semana tras haber llegado a su primer lugar de refugio, un campamento en el mar de Galilea.

El hijo del oficial se quedó en Beirut, y su hermana y la familia de esta también están en Líbano.

"Los israelíes nos prometieron ayuda y espero que sean sinceros porque no tenemos otra opción. Estamos atrapados aquí, y somos seres humanos", declaró el oficial.

Pero él mismo contó cómo entregó información a la inteligencia israelí, lo cual hace difícil que pueda volver a su país en el futuro próximo o defenderse de las acusaciones de traición.

Después de 22 años, el ESL se disolvió esta semana junto con el retiro de las fuerzas de ocupación israelíes de Líbano. La mayoría de los libaneses consideran traidores a sus integrantes.

Los soldados del ESL huyeron a Israel mientras miembros de la guerrilla Hizbollah, que resistía la ocupación israelí, paseaban por la zona por la que lucharon y miles de personas volvían a sus aldeas natales que debieron abandonar hace décadas.

La prensa indica que más de 5.000 se habrían refugiado en territorio israelí.

"No participé en ningún crimen. Nunca herí a nadie, ni al pueblo libanés ni a israelíes. Los israelíes nunca me pidieron que matara a nadie. Yo trabajé en una oficina", sostuvo.

"A veces nos preguntaban cosas sobre alguna persona. Ellos tenían la información y nosotros la confirmábamos", dijo, refiriéndose a sus superiores.

No fue afinidad con la causa israelí lo que lo llevó a sumarse a ella, sino dinero, según explicó, ya que no había otras oportunidades para mantener a su familia en el sur. "Estuve obligado a encontrar lo que podía para sobrevivir. Era la única solución que tenía. Mejoró mi situación económica", contó.

"Si quería dinero acudía al oficial israelí y le decía que necesitaba con urgencia 500 dólares. Me los daba", dijo.

Ahora él y otros colaboradores de la ocupación israelí dependen más que nunca de la generosidad israelí, como quedó en evidencia el lunes cuando agentes de inteligencia de Israel discutían sus planes de entregar dinero a las familias del ESL.

Personalidades públicas israelíes apoyan a los refugiados del ESL y se refirieron a la "deuda moral" que tiene Israel con ellos por haber participado en la lucha contra el Hizbollah.

"El Estado debe cuidar de los soldados del ESL al igual que cuida de los soldados" israelíes, declaró el rabino Yisrael Meir Lau, durante una visita a familiares del ESL en la ciudad de Ashkelon.

En el kibbutz, un hombre de 21 años siente el peso de ser el hijo de un coronel del ESL. "Creo que debo olvidarme de mi país porque nunca podré volver, salvo que se alcance la paz definitiva", dijo.

"No tengo pensado vivir en Israel", agregó, señalando que no sabe hebreo y que pretende emigrar a Francia lo antes posible.

La mayoría de los miembros del ESL fueron juzgados en ausencia en Beirut, con penas que varían de un año de prisión a la pena de muerte.

Cerca de 1.200 se entregaron a las autoridades libanesas en Beirut y serán juzgados nuevamente. La mayoría de los que se quedaron en su patria saben que no cometieron crímenes y que recibirán penas relativamente ligeras.

Se calcula que 200 de los refugiados en Israel son viejos conocidos de los tribunales libaneses por haber cometido crímenes durante la guerra en Líbano (1975-90). Para ellos se esperan fuertes penas.

El joven se manifestó preocupado por familiares en Líbano y las versiones de que algunos habrían sido asesinados por el Hizbollah.

En los últimos meses se temía que el vacío dejado por el retiro de las tropas israelíes desencadenara venganzas, incluso masacres.

Sin embargo, esto no ocurrió, y fuentes de la Organización de las Naciones Unidas señalaron que el retiro de las fuerzas israelíes es lo mejor que pudo haber pasado.

El comandante del ESL, Antoine Lahd, quien estaba en París mientras sus fuerzas se desintegraban, culpó a Israel por el colapso. "Lo que nos llevó 24 años construir, Israel destruyó en 24 horas", dijo a la prensa en la aldea de Metulla. (FIN/IPS/tra-en/bl/sm/aq/ip/00

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