Las fuerzas favorables al libre comercio obtuvieron esta semana en Estados Unidos una importante victoria, cuando la Cámara de Representantes aprobó un proyecto de ley que concede nuevas preferencias al ingreso de productos de Africa subsahariana y de 24 países de América Central y el Caribe.
El proyecto de ley, aprobado en la cámara baja por 301 votos a favor, frente a 110 en contra, será considerado la semana próxima por el Senado. Fue concebido para aumentar el comercio y las inversiones de Estados Unidos en esas tres regiones.
Si supera la instancia del Senado, será el primer proyecto importante de comercio aceptado por el Congreso desde 1994 y creará el clima para la batalla de fines de mes acerca de la propuesta del gobierno de Bill Clinton de normalización permanente de los vínculos comerciales con China.
El proyecto de ley aprobado el jueves, que amalgama dos propuestas originalmente distintas -el Incremento de la Iniciativa para la Cuenca del Caribe y el Acta de Oportunidades y Crecimiento de Africa- es producto de negociaciones realizadas en las últimas 24 horas por miembros de las dos cámaras.
Los puntos que hallaban mayor resistencia se refieren a las preferencias previstas para la importación de tejidos y vestidos.
Legisladores de los estados de fuerte implantación de la industria textil se oponen a la apertura del mercado estadounidense a los competidores extranjeros, especialmente si se trata de países de bajos salarios.
Su preocupación fue aliviada parcialmente mediante la limitación de las compras a Africa y la cuenca del Caribe (que comprende también a América Central) de tejidos y vestidos que no sean confeccionados con telas o hilo de fabricación estadounidense.
Los productos hechos con tela o hilo adquiridos en Estados Unidos podrán ingresar sin restricciones ni pago de aranceles aduaneros.
Esta última autorización es más importante para la cuenca del Caribe que para Africa, dado que puede ser exorbitante el costo del transporte al continente africano de los insumos fabricados en Estados Unidos y de su posterior regreso, ya incorporados al producto final.
El gobierno celebró la votación de la Cámara de Representantes como "un triunfo de Estados Unidos y de nuestros amigos de Africa y de la cuenca del Caribe".
Algunos funcionarios destacaron que el amplio margen de apoyo al proyecto de ley es un buen presagio para la votación del acuerdo de comercio con China, de resultado aún indeciso.
"Esto demuestra que el sentimiento favorable al libre comercio es en este país más fuerte de lo que sugerían algunos hechos recientes", dijo un funcionario de la Casa Blanca, en referencia a la movilización de los sindicatos y de los ambientalistas contra la globalización económica.
El proyecto de ley pone en mejores condiciones a los países de América Central y del Caribe para competir con México por el mercado y las inversiones de Estados Unidos.
México obtuvo preferencias especiales al asociarse en 1995 a Estados Unidos y Canadá en Tratado de Libre Comercio de América del Norte y, desde entonces, sus exportaciones se han multiplicado.
El proyecto aprobado por la Cámara de Representantes fija para el primer año un tope de 250 millones de metros cuadrados para el ingreso sin pago de aranceles de vestimenta de América Central y el Caribe hecha con hilo no fabricado en Estados Unidos.
Se trata de 10 por ciento de la cantidad exportada por esas dos regiones a Estados Unidos en 1999. El tope aumentará 16 por ciento cada año durante tres años, hasta situarse por último en 450 millones de metros cuadrados.
La promulgación de la ley "permitirá a los países de América Central y del Caribe competir en igualdad de condiciones con las exportaciones de México", señaló James Jacobsen, presidente de la Asociación de Fabricantes de Vestidos de Estados Unidos.
En la Asociación figuran grandes fabricantes como Levi Strauss, Sara Lee y Liz Claiborne, que en los últimos 20 años han cedido la tarea del armado final de las prendas a factorías en el exterior.
En cuanto al capítulo relativo a Africa, se orienta a aumentar el comercio y la inversión de Estados Unidos en los países subsaharianos, que se han comprometido a liberalizar su economía según las líneas trazadas por el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional.
La cantidad de exportadores africanos incorporados al régimen de libre comercio exceptuado de aranceles se duplicará, y se establece un tope más alto para la ropa exportada por las naciones de la región con un ingreso anual por habitante inferior a 1.500 dólares.
Esa cláusula aumentará de 250 millones de dólares este año a 4.200 millones en 2008 la venta de vestidos de Africa a Estados Unidos, según funcionarios de Washington.
El proyecto de ley exige a los países beneficiarios de las preferencias comerciales el reconocimiento de derechos laborales básicos, como la organización de sindicatos y a la negociación colectiva de los trabajadores con los empresarios.
Otras condiciones se refieren a la determinación de salario mínimo y a la limitación de la jornada laboral, y excluyen expresamente el trabajo forzado.
En cambio, los negociadores del texto final descartaron la propuesta de exigir la adhesión a los estándares de trabajo infantil recomendados por la Organización Internacional del Trabajo. (FIN/IPS/tra-en/jl/ff/if/00