Jobeda, una trabajadora doméstica de la capital de Bangladesh, está feliz por haber encontrado al fin un marido para su hija de 13 años.
Con un poco de dinero que juntó para la boda a partir de su magro salario, que no llega a 10 dólares mensuales, Jobeda viajó a su casa natal en el campo, a unos 100 kilómetros de Dacca, para el casamiento.
La mujer, analfabeta, no sabe que lo que hizo podría costarle una multa de 20 dólares, e incluso pena de prisión.
Pero a Jobeda no podría importarle menos, aun si conociera la ley, porque la prohibición del casamiento de chicas menores de 18 años y de varones menores de 21 raramente se aplica en este país de Asia meridional.
Los matrimonios precoces constituyen al menos un décimo de los dos millones de casamientos que se celebran cada año en esta nación de más de 120 millones de habitantes. Muchas de las novias tienen apenas 10 años.
Los activistas contrarios a la práctica admiten que hay fuertes motivaciones sociales y económicas, en un país con uno de los mayores índices de pobreza y analfabetismo femenino del mundo.
Las hijas son consideradas una "carga social" aun por familias de clase media en la tradicional sociedad bengalí. Las adolescentes o mujeres solteras son rechazadas socialmente, y si pertenecen a familias pobres, son molestadas sexualmente por varones de la vecindad.
Pero el matrimonio y el embarazo a edad temprana ponen en riesgo la salud de las adolescentes y de sus hijos.
Expertos en salud afirman que el embarazo precoz es la principal causa de desnutrición y mortalidad infantil, y afecta la salud física y mental de cientos de miles de niños y niñas bengalíes.
Bangladesh tiene la mayor proporción de niños desnutridos del mundo, según el último informe de Unicef sobre "El estado mundial de la infancia".
La mitad de todos los niños nacidos en este país tienen bajo peso al nacer (menos de 2,5 kilogramos), y más de la mitad de los menores de cinco años padecen desnutrición moderada o grave, según el informe.
Otras estimaciones señalan que las enfermedades relacionadas con la desnutrición matan unos 700 niños por día en Bangladesh.
Varias generaciones con problemas de desnutrición derivaron en una reducción de la estatura promedio de los bengalíes, en un caso único en el mundo, según un documento preparado por agencias de desarrollo de las Naciones Unidas y el Banco Mundial.
El estudio, titulado "El camino se bifurca", señala que la estatura promedio de los varones de 12 años en las áreas rurales disminuyó siete por ciento entre 1937 y 1982.
Además, los niños desnutridos se convierten en adultos con baja productividad. La pérdida económica de Bangladesh por este motivo se estima en 3.000 millones de dólares por año, equivalente al gasto público en salud, educación y otros sectores sociales.
La activista por los derechos femeninos Rashida Ameen describió el matrimonio prematuro como "la forma más cruel de represión" de las niñas, que deben hacerse cargo de duras tareas domésticas y del cuidado personal de sus maridos.
A menudo, las niñas o adolescentes son golpeadas por sus cónyuges o parientes políticos, y muchas de ellas terminan por suicidarse, señaló Ameen.
El embarazo precoz afecta tanto a la madre como al hijo. En 75 por ciento de los casos, las madres demasiado jóvenes dan a luz hijos de bajo peso, según expertos.
Las activistas acusan a los padres de violar los derechos de sus hijas por no consultarlas siquiera antes de tomar una decisión sobre su futuro.
Un estudio de la Asociación Nacional de Mujeres Abogadas en el distrito sureño de Noajali reveló que los padres raramente consultan a sus hijas menores de 18 años antes de casarlas.
De hecho, los padres de bajos ingresos suelen mentir sobre la edad de sus hijas para casarlas. La falta de registros de nacimiento en áreas rurales dificulta la verificación de la edad.
El registro obligatorio de todos los nacimientos ayudaría mucho, destacó la abogada Elena Khan, de Ain-O-Salish Kendra, una organización no gubernamental que ofrece asistencia jurídica a los pobres.
Sin embargo, Khan advirtió que las leyes deben estar a tono con las realidades sociales y que no deben adoptarse cambios repentinos que puedan despertar una fuerte reacción pública.
Las activistas feministas destacan que las leyes no pueden impedir los matrimonios prematuros y señalan la necesidad de educar a la gente sobre los riesgos de esta práctica. (FIN/IPS/tra- en/ti/mu/mlm/hd-he/00