Los presidentes de Argentina, Brasil y Chile estarán entre los 13 mandatarios que concurrirán a la conferencia el "Gobierno moderno en el siglo XXI" este viernes y sábado, en Berlín, para discutir la ayuda oficial al desarrollo, entre otros puntos.
Los demás participantes, además del canciller de Alemania, son los presidentes de Estados Unidos y Sudáfrica y los primeros ministros de Canadá, Francia, Grecia, Holanda, Italia, Nueva Zelanda y Portugal.
La conferencia es la continuación de la cumbre "Gobierno progresista para el siglo XXI", celebrada en Florencia, el 21 de noviembre, con la concurrencia del primer ministro italiano, el canciller alemán, los primeros ministros de Gran Bretaña y de Francia, y los presidentes de Estados Unidos y Brasil.
Uno de los temas que se tratarán en Berlín será la "cooperación internacional y la responsabilidad nacional para equilibrar el desarrollo económico mundial", según un documento sobre la agenda oficial.
La ayuda oficial que destinó Alemania al desarrollo representó 5.000 millones de dólares en 1999, equivalente a 0,26 por ciento del producto interno bruto (PIB).
La ayuda de los países industrializados al desarrollo totalizó 50.000 millones de dólares ese año.
Los países donantes fueron Alemania, Australia, Austria, Bélgica, Canadá, Dinamarca, España, Estados Unidos, Finlandia, Francia, Gran Bretaña, Grecia, Holanda, Irlanda, Italia, Japón, Luxemburgo, Noruega, Nueva Zelanda, Portugal, Suecia y Suiza.
"La ayuda tiene un papel fundamental" al apoyar las "gestiones de los países en desarrollo", sobre todo en el "ámbito de la reducción de la pobreza", señalaron estos países en una reunión celebrada los días 11 y 12 en París.
En esa ocasión se comprometieron a aumentar la ayuda hasta cumplir con el objetivo de 0,7 por ciento del PIB fijado por la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) hace casi 30 años.
Dos factores explican la brecha entre la ayuda actual de Alemania y la meta fijada por la ONU, según funcionarios alemanes.
Durante los 16 años de gobierno de centro derecha de Helmut Kohl, la ayuda oficial como porcentaje del PIB descendió en forma constante, dijo Bernd Dunnzlaff, portavoz del Ministerio de Cooperación Económica y Desarrollo de Alemania.
La necesidad de consolidar el presupuesto nacional es otra razón importante por la que la ayuda oficial sigue sin llegar al 0,7 por ciento del PIB al que se comprometió hace dos años la coalición dirigida por Gerhard Schroeder al asumir el gobierno.
"Alemania es consciente de su especial responsabilidad para defender y apoyar un marco regulador para la economía mundial que dé a los países en desarrollo una posibilidad", señala un informe del gobierno preparado para la conferencia de Berlín.
El documento asegura que Alemania "siempre defendió en el escenario internacional y… en la Unión Europea que los países industrializados deben abrir más sus mercados a los países de Africa, América Latina y Asia".
"Alemania también apoya el crecimiento económico y el proceso de desarrollo de los países en desarrollo al importar sus productos en cantidades consideradas altas según tendencias internacionales", agrega.
En 1999, Alemania importó 100.000 millones de dólares en productos procedentes de países en desarrollo. Sin embargo, la cifra sólo representó 25 por ciento de las importaciones totales del país.
El informe asegura que la deuda externa de los países en desarrollo "es una hipoteca que reducirá sustancialmente sus oportunidades de desarrollo".
Por esta razón, según el documento, Alemania dio el puntapié inicial al proponer una iniciativa internacional para reducir la deuda externa de los países en desarrollo en la cumbre económica celebrada en Colonia en 1999.
Esa iniciativa comprende la reducción de 70.000 millones de dólares en deuda externa. En forma independiente, Alemania perdonó más de 4.500 millones de dólares adeudados por algunos de los países más pobres del mundo.
En la cumbre Unión Europea-Africa, celebrada en El Cairo en abril, Schroeder anunció que Alemania perdonará la totalidad de la deuda de los países africanos más pobres, lo cual significa una cifra de 700 millones de dólares. (FIN/IPS/tra-en/raj/da/aq/dv/00