Las potencias nucleares continuaban hoy las negociaciones en la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sobre un acuerdo histórico tendente a la eliminación total de sus arsenales atómicos.
El acuerdo, alcanzado en la tarde del sábado, constituye la primera declaración política consensual de las partes del Tratado de No Proliferación Nuclear en 15 años.
Las partes realizaron "un compromiso inequívoco de alcanzar la eliminación total de sus arsenales nucleares, conducente al desarme nuclear, con el cual todos los estados parte están comprometidos".
En varios momentos, el éxito de la conferencia sobre desarme quedó en duda debido a los desacuerdos entre Estados Unidos e Iraq, y a la preocupación de los países árabes por la política nuclear de Israel.
Dado que las conferencias de revisión del tratado -celebradas cada cinco años desde 1975- funcionan por consenso, cualquier desacuerdo puede provocar su fracaso.
Las discrepancias entre Estados Unidos e Iraq se resolvieron en una declaración por la cual la conferencia reafirmó "la importancia de la cooperación plena y continua de Iraq… y el cumplimiento de sus obligaciones" de desarme.
Tras la celebración del acuerdo, el embajador iraquí Saeed Hasan señaló que las relaciones de su país con el Consejo de Seguridad "no tienen nada que ver con el Tratado de No Proliferación Nuclear", y acusó a Washington de intentar "desviar la atención de la amenaza real a la paz en Medio Oriente, que son las armas nucleares de Israel".
Israel no es parte del tratado, y por lo tanto sus instalaciones nucleares no están sometidas a las normas internacionales.
La posesión por Israel de unas 200 armas nucleares es uno de los secretos mejor guardados de la política internacional. Dado que es la única nación de Medio Oriente que no firmó el Tratado de No Proliferación, los países árabes insistieron en hacer mención especial a Israel y su programa nuclear.
Estados Unidos se opuso a criticar a Israel, pero finalmente acordó con Egipto destacar "la importancia del acceso de Israel al Tratado y el sometimiento de todas sus instalaciones nucleares" a las normas internacionales. La declaración no criticó las ambiciones nucleares del gobierno israelí.
La conferencia, que comenzó el 24 de abril, se caracterizó por los cambios de alineación. En lugar de la división Oriente- Occidente de la guerra fría o la división Norte-Sur de los últimos años, el encuentro estuvo definido por coaliciones de intereses comunes.
En una de las mayores sorpresas de la conferencia, las cinco potencias nucleares integrantes del tratado (Estados Unidos, Rusia, China, Gran Bretaña y Francia, que también son los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU), presentaron un frente más o menos unido.
El grupo, llamado "P-5", había tenido profundas divisiones sobre el control de armas y otros asuntos.
Pero las potencias lograron superar sus diferencias y emitieron una declaración conjunta el sábado, la primera en una conferencia de revisión del tratado.
"Permanecemos inequívocamente comprometidos a cumplir todas nuestras obligaciones en el marco del tratado", y "ninguna de nuestras armas nucleares están dirigidas hacia ninguna nación", declararon los cinco países.
La Coalición de la Nueva Agenda, integrada por países con buenas relaciones con Estados Unidos (Brasil, Egipto, Irlanda, México, Nueva Zelanda, Sudáfrica y Suecia), pretendía que el P-5 se comprometiera "de manera inequívoca a eliminar rápida y totalmente sus arsenales nucleares".
La Coalición, creada hace dos años, se convirtió en un negociador fundamental con el P-5 en la conferencia.
Esto quedó claramente demostrado en el pasaje central de la versión final del documento sobre "medidas prácticas sobre esfuerzos sistemáticos y progresivos" para alcanzar el desarme nuclear, redactado entre el P-5 y la Coalición.
La versión final reafirmó compromisos ya existentes (como el apoyo a la prohibición de las pruebas nucleares) y estableció otros favorecidos por la Coalición, pero redactados de tal forma que dejan un espacio de maniobra para el P-5.
El compromiso principal, tendente a la eliminación total de los arsenales nucleares, se basó en un texto propuesto por la Coalición.
Este acuerdo "volvió explícito lo que siempre estuvo implícito, a la vez que dio nueva fuerza al tratado", destacó el embajador Antonio de Icaza en representación de la Coalición.
Sin embargo, el embajador estadounidense Robert Grey, dijo que lo consignado en el nuevo documento siempre ha sido el compromiso de las potencias nucleares. "Es más de lo mismo", declaró. (FIN/IPS/tra-en/jw/cr/mlm/ip/00