El pleito entre Brasil y Canadá por las subvenciones a las exportaciones de aeronaves desnudó otra vez las ambigüedades del sistema de la Organización Mundial del Comercio (OMC) y las diferentes varas con que mide a los países ricos y pobres y en ese ámbito.
Las vaguedades del régimen legal de la OMC se evidenciaron este lunes, cuando Canadá quiso iniciar acciones de represalias contra Brasil, mientras aún están pendientes dos apelaciones del país sudamericano a dictámenes del Organo de Solución de Diferencias (OSD) de ese organismo comercial en el mismo caso.
Una incongruencia entre dos artículos del régimen del OSD, que regulan los procesos de apelaciones y de retorsión sin establecer un orden secuencial entre ambos, permitió la presentación del recurso canadiense.
Canadá, que solicitó autorización al OSD para aplicar represalias comerciales contra Brasil por un monto anual equivalente a 476 millones de dólares, aclaró que no pedirá contramedidas hasta tanto se dirima la apelación brasileña.
Sin embargo, el representante canadiense, Sergio Marchi, reivindicó el derecho de su país a la retorsión mientras se tramita la apelación. No hay razones que impidan que el arbitraje sobre el monto de las compensaciones se realice al mismo tiempo que la apelación, dijo.
La representación de Brasilia criticó las recomendaciones del grupo especial de la OMC que actúa en el caso, porque "presentan un desequilibrio entre lo que pueden hacer los países industrializados, por una parte, y los países en desarrollo, por otra".
El jefe de la misión brasileña ante la OMC, Celso Amorim, dijo que en los informes del grupo especial no se advierten diferencias de naturaleza entre las declaraciones de Brasil y de Canadá.
La única diferencia es que una declaración fue efectuada por Brasil y la otra por Canadá, una manifestación proviene de un país en desarrollo y la otra de un país industrializado, observó Amorim.
El litigio entre los dos países surgió de una reclamación canadiense por pagos de equiparación de los tipos de interés efectuados por los brasileños para la exportación de aeronaves regionales en el marco de su Programa de Financiamiento de Exportaciones (PROEX).
Brasil replicó por la misma época, en julio de 1998, con un reclamo similar, alegando que el gobierno canadiense y de algunas de sus provincias concedían asistencia a la producción de aeronaves de transporte regional, que constituían subvenciones prohibidas por los acuerdos de la OMC.
Los aviones producidos por la fábrica brasileña Embraer irrumpieron en los últimos decenios en el mercado de aeronaves de distancia media, donde la sociedad canadiense Bombardier tenía una posición dominante.
Amorim comentó a IPS que, para los países del Sur, las perspectivas de establecer industrias de tecnología avanzada "se hacen muy difíciles, debido a las disposiciones del Acuerdo sobre Subvenciones de la OMC" y a la tendencia restrictiva predominante en los grupos especiales de la institución a la hora de formular sus interpretaciones.
En el terreno de las subvenciones a esas iniciativas, "no se trata de que los países en desarrollo no puedan hacer más que los industrializados", explicó.
La realidad demuestra que tienen un margen menor, no sólo en el plano material, ya que disponen de menos recursos, sino porque las condiciones de las subvenciones están diseñadas de tal manera que sólo los países del Norte las pueden utilizar, dijo el negociador brasileño.
Las naciones industrializadas, que disponen de un gran bagaje técnico sobre subvenciones, "saben disfrazarlas muy bien", opinó Amorim.
El diplomático agregó que lo absurdo es que, en cuestiones de alta tecnología, no estamos buscando si hay o no subsidios para el producto o si el producto es o no competitivo, pero en realidad lo que estamos procurando es la competitividad de los paquetes financieros.
En una síntesis del conflicto entre Brasil y Canadá, Amorim explicó que "es en eso que están impidiendo que podamos ser competitivos, en la construcción, en la arquitectura de los paquetes financieros".
Criticó también que determinados aspectos del acuerdo de subvenciones de la OMC se rijan por el régimen en esa materia de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), que agrupa a los países industrializados.
Las delegaciones de Argentina, Estados Unidos, Hong Kong, India, Malasia, Santa Lucía, la Unión Europea y Uruguay, reclamaron una solución urgente a las incongruencias existentes en los procedimientos del OSD.
El presidente del OSD, Stuart Harbinson, de Hong Kong, dijo que el órgano aceptaba someter a arbitraje la solicitud canadiense de determinar el nivel de compensaciones, pero advirtió que ninguna contramedida será adoptada antes de que se conozca el resultado de la apelación presentada por Brasil. (FIN/IPS/pc/dm/if/00