CHECHENIA: El pantano de Rusia

La guerra en Chechenia amenaza con seguir indefinidamente ya que, aunque las Fuerzas Armadas de Rusia lograron expulsar a los separatistas islámicos a las montañas, no logran poner fin al conflicto.

Intensos combates continúan en varias regiones y las fuerzas de Moscú siguen sufriendo fuertes bajas, aunque gran parte de la rebelde república rusa está controlada por tropas federales.

Bajo las circunstancias, Rusia refuerza sus tropas. La División de Rifles Motorizada 42 se instalará permanentemente en Grozny, la capital chechena, lo cual prácticamente aislará a la ciudad del resto de la república.

Nueve batallones del Ministerio del Interior actuarán en conjunto con el Ejército para aislar a los baluartes rebeldes en las montañas del resto de Chechenia. Guardias fronterizos controlarán las fronteras de la república con las vecinas Georgia, Daguestán e Ingushetia.

De hecho, los militares recurren a lo último que tienen para acabar con la guerra. Como hay falta de comandantes con suficiente experiencia en combate, el comando ruso tuvo que transferir a 100 oficiales de la División 201 de Tayikistán a Chechenia.

Las fuerzas federales tienen tres objetivos principales en Chechenia. El primero es atrapar a los rebeldes que quedan y destruir sus bases y vías de abastecimiento. "Todas las fuerzas y medios se emplearán con ese fin", declaró el general Valerii Manilov, subjefe del Estado Mayor.

El segundo es hallar y eliminar a los rebeldes que viven en zonas controladas por fuerzas federales. Y el tercero es impedir actos de terrorismo en la república separatista, agregó.

Ya que los tres brazos de las Fuerzas Armadas se encuentran en Chechenia, será difícil culpar a uno en especial por las bajas o las derrotas. Al parecer, esos fracasos continuarán. Fuerzas federales sufrieron fuertes bajas en varias emboscadas rebeldes.

El comando ruso asegura que cumplió con éxito su misión principal al destruir la estructura de combate rebelde, así como su sistema de abastecimiento. Moscú sostiene que cortó el acceso de los insurgentes a las provisiones del exterior.

Pero si ese es el caso, muchos en Moscú se preguntan por qué los soldados rusos siguen muriendo y por qué las tácticas rebeldes se impusieron a las de las tropas federales, que supuestamente están en control de la región.

Los mismos comandantes que cantan victoria también reconocen que los rebeldes aún son una fuerza considerable.

Rusia estima que existen 2.500 rebeldes ocultos en las montañas y 1.000 más dispersos entre la población en general. Sin embargo, el líder rebelde Aslan Masjadov sostiene que sus fuerzas ascienden a 26.000 combatientes. Un cálculo más realista sostiene que son unos 15.000.

Para las fuerzas rusas en Chechenia, el problema es que no sólo se enfrentan a los rebeldes armados sino a la oposición de gran parte de la población. El general Manilov dijo que entre 10 y 15 por ciento de los habitantes son una amenaza a la seguridad.

Pero eso se contradice con las declaraciones oficiales sobre el control absoluto que tienen los militares sobre el territorio checheno. Ni el Departamento de Defensa ni el Ministerio del Interior propusieron cambios a su estrategia actual en la guerra.

Algunos gobiernos extranjeros manifestaron su inquietud por la estrategia rusa. Serguei Stepashin, ex director del Servicio Federal de Seguridad, advirtió que los 200.000 soldados del Ministerio del Interior no están preparados para emprender el tipo de operación contraterrorista planeada para Chechenia.

En su lugar, recomendó que los militares rusos tomen el ejemplo de las experiencias de otros países, como Israel, para verificar el tipo de fuerza necesaria para mantener el control en la región.

Si no cambia la política rusa en Chechenia, el país podría enfrentarse a un conflicto sin fin. Pero quizá esto no sorprenda a nadie, ya que a la KGB, el servicio de inteligencia secreta de la Unión Soviética, le llevó 25 años después de la segunda guerra mundial atrapar al último rebelde checheno de entonces. (FIN/IPS/tra-en/vs/da/aq/ip/00)

* Vadim Soloviov es analista militar y editor en jefe de la Revista Militar Independiente, un suplemento semanal del diario El Independiente, de Moscú

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