La ocupación de numerosas sedes gubernamentales por el Movimiento de los Sin Tierra (MST) y una huelga de camioneros de resultado aún indeciso agitan Brasil, tras un Día de los Trabajadores que fue tranquilo, pese a protestas contra el bajo salario mínimo y el desempleo.
Un enfrentamiento este martes entre cerca de 1.300 campesinos del MST y la policía dejó por lo menos 30 heridos cerca de Curitiba, capital del sureño estado de Paraná. Fueron detenidas unas 400 personas, según las autoridades.
Los agentes enfrentaron con disparos de balas de goma y gas lacrimógeno a los campesinos, llegados a las inmediaciones de Curitiba en decenas de autobuses desde el interior del estado.
Los militantes del MST pretendían ocupar edificios públicos en esa ciudad, como hicieron en otras capitales estaduales, y la Policía Militar recibió la orden de impedirles la entrada, dijo el secretario de Seguridad Pública de Paraná, José Tavares.
Por su parte, el coordinador del MST en Paraná, Roberto Baggio, uno de los detenidos, aseguró que se trataba de una manifestación pacífica. Hay siete heridos graves, y niños y mujeres embarazadas presentan lesiones, según portavoces del movimiento.
El MST convocó para este martes a una nueva Jornada Nacional de Luchas, ante "la falta de una política para la reforma agraria". Reclama el aumento del crédito para la agricultura y el asentamiento de las más de 100.000 familias que viven en campamentos en predios ocupados o carreteras.
La oficina en Brasilia del Instituto Nacional de Colonización y Reforma Agraria (INCRA, brazo ejecutivo del Ministerio de Desarrollo Agrario) fue ocupada por cerca de 300 trabajadores rurales.
En otras partes del país, el principal blanco fue el Ministerio de Hacienda, cuya política es rechazada por el MST como un obstáculo para la reforma agraria y al desarrollo agrícola.
En SFo Paulo, unos 500 sin tierra enfrentaron a la policia en un intento por ocupar la sede local del Ministerio de Hacienda. Quince fueron detenidos, entre ellos un dirigente, y la policía condujo a otros 200 a un local de acogida del gobierno estadual.
Pero la acción tuvo éxito en otras 17 capitales estaduales del norte al sur del país, en las que miles de campesinos lograron ocupar o cercar edificios gubernamentales. En Río de Janeiro, el blanco fue la sede central del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social, una entidad estatal de fomento.
En Recife, en el nordeste, y Cuiabá, en el oeste, hubo tensión, debido a que las ocupaciones fueron realizadas por más de mil personas en cada caso, y la policía puso cerco a los edificios tomados.
El MST lanzó su ofensiva un día después de que los camioneros autónomos suspndieran su actividad en protesta contra los altos costos del peaje en las carreteras privatizadas y contra otras dificultades que enfrentan.
El Movimiento Unión Brasil Camionero, que promueve la huelga, prometió no repetir el bloqueo de carreteras al que recurrió en julio, pero algunos huelguistas intentaron hacerlo en varias partes del país, generando conflictos con la policía.
El ministro de Transportes, Eliseu Padilha, criticó ese incumplimiento del compromiso asumido y este martes consideró "normal" la situación de las carreteras.
Pero la continuación de la huelga podría afectar el abastecimiento de grandes ciudades, especialmente de combustibles. Río de Janeiro es uno de los centros urbanos más amenazados, pues depende de alimentos de otras regiones.
El paro obtuvo escasa adhesión, aseguraron las autoridades. Por su parte, los líderes del movimiento afirman haber logrado la casi total interrupción del transporte en varios estados. Los camiones llevan cerca de 70 por ciento de las cargas transportadas en el país.
El presidente Fernando Henrique Cardoso advirtió la semana pasada, en una entrevista con el diario Jornal do Brasil, la posibilidad de riesgos para las instituciones democráticas, en caso de aumento de la violencia en el campo.
Los hacendados organizados en la Unión Democrática Ruralista anunciaron que reaccionarán incluso con armas a la invasión de sus propiedades.
Pero también el gobierno ha dado muestras de aumento de su voluntad represiva desde el 22 de abril, cuando la policía atacó con brutalidad los indígenas que pretendian manifestar su rechazo a las celebraciones del "descubrimiento" de Brasil.
La policía impidió con violencia el ingreso de los manifestantes indígenas en Porto Seguro, la localidad del estado de Bahía que fue levantada en el punto al que llegaron los conquistadores portugueses en 1500.
Algunos días antes, Cardoso había calificado de "fascistas" a los "sin tierra", que también pretendían estar presentes en Porto Seguro para protestar contra una fiesta "excluyente" y por la lentitud de la reforma agraria. Pero una fuerte movilización policial les cerró el paso.
El MST multiplicó la invasión de predios rurales a partir del 18 de abril, con la consiguiente reacción de los hacendados. Fueron realizadas más de 140 operaciones, según el movimiento.
Los sin tierra dirigieron ahora su acción contra sedes gubernamentales y exigen discutir sus reclamos directamente con el presidente, tras el fracaso del diálogo con el ministro de Desarrollo Agario, Raul Jungmann. (FIN/IPS/mo/ff/lb/00