El crecimiento de 3,08 por ciento del producto interno bruto (PIB) de Brasil en el primer trimestre de este año reactivó preocupaciones por la insuficiencia de energía eléctrica.
En Brasil hay unos 20 millones de personas sin acceso a la energía eléctrica, en una población de unos 162 millones, y el censo realizado por el Ministerio de Educación el año pasado reveló que 63.000 escuelas del país no disponen de luz eléctrica.
Es probable que este año aumente la demanda de energía, porque el crecimiento de la economía es liderado por la industria, según datos del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística correspondientes al primer trimestre de este año.
El PIB de la agricultura, que en 1999 salvó a la economía de una recesión, cayó 0,84 por ciento en los tres primeros meses de este año, mientras el sector industrial, que registró un desempeño negativo el año pasado, creció 5,69 por ciento en el primer trimestre de 2000.
"Este año la industria tendrá el liderazgo del crecimiento", resumió el responsable de Cuentas Nacionales del Instituto, Roberto Olinto Ramos.
Eso implica una fuerte expansión de la demanda energética de las plantas industriales y también una expansión de la demanda residencial, por el aumento de la cantidad de aparatos eléctricos en uso en los hogares.
La capacidad de generación de electricidad es en teoría 64.000 megavatios por hora, pero no es posible que todos los recursos se empleen al máximo al mismo tiempo, de modo que la oferta efectiva se limita a unos 58.500 megavatios por hora, según el Operador Nacional del Sistema (ONS).
El ONS es un organismo creado para controlar la transmisión de electricidad entre las empresas generadoras y distribuidoras del país.
Desde el mes pasado, el consumo de energía llega en su punto máximo a 95 por ciento de la oferta, y eso deja un margen de seguridad muy escaso, advirtió Mario Santos, presidente del ONS.
Además, la elevada demanda determina que se posterguen los trabajos de mantenimiento de las instalaciones generadoras, lo cual aumenta el riesgo de accidentes.
Para aliviar la presión se cuenta con la importación de energía eléctrica desde Argentina, y esta semana comenzará a operar una central convertidora en la frontera que permitirá agregar 1.000 megavatios por hora a la capacidad de generación.
Esa importación se acordó hace más de un año, pero fue necesario construir la convertidora porque en Argentina se usa una frecuencia de 50 hertzios y en Brasil una de 60.
También se espera contar con la central nuclear de Angra II, a 160 kilómetros de Rio de Janeiro, con capacidad de generar 1.600 megavatios por hora, pero esas instalaciones aún no han sido probadas en forma adecuada, y la experiencia anterior indica que no será posible emplearlas pronto.
Algunos expertos han descartado la posibilidad de que la capacidad de generación de Angra II esté disponible antes del año próximo, y se esperan problemas por exceso de demanda en agosto y septiembre de este año.
Santos señaló que es habitual que en esos meses se alcance el máximo de consumo, por un aumento de la demanda industrial debido a la intensificacion de la producción para las ventas de fin de año, y un pico de la demanda residencial vinculado con el inicio del período más cálido en la mayor parte del país.
La insuficiencia de las lluvias puede agravar el problema, porque la mayor parte de la energía proviene de centrales de generación hidroeléctricas, y no es posible emplear el máximo de su capacidad si los embalses no están llenos.
El gobierno planea construir 49 centrales termoeléctricas que emplearán gas natural mediante un programa que durará hasta 2003, y espera que esa fuente de energía sea la clave para alcanzar el crecimiento anual del PIB de cuatro por ciento prometido por el presidente Fernando Henrique Cardoso.
Sin embargo, las inversiones privadas no se realizan con el ritmo previsto, y la implementación del programa se ha retrasado.
El ministro de Minas y Energía, Rodolpho Tourinho, anunció la semana pasada una rebaja en el precio del gas natural para las centrales, con la cual se busca estimular la construcción de las 49 previstas.
El principal combustible de esas centrales será el gas que comenzó a importarse de Bolivia el mes pasado, mediante el nuevo gasoducto que abastece a los estados de la región centromeridional, la más poblada e industrializada del país.
Tourinho prevé que las centrales termoeléctricas agreguen 11.000 megavatios por hora a la capacidad de generación, y que antes de 2004 termine la construcción de nuevas centrales hidroeléctricas que aportarán otros 15.000 megavatios por hora.
La construcción de algunas de esas centrales hidroeléctricas se interrumpió en los años 80.
Brasil también acordó importar energía eléctrica de Venezuela para abastecer a la región amazónica, donde la escasez de energía es habitual, en especial en Manaos, capital del estado noroccidental de Amazonas, donde se desarrolló un polo industrial con base en una zona franca.
Sin embargo, la implementación de ese acuerdo se interrumpió por conflictos con indígenas venezolanos.
Brasil se transformará en un gran importador de energía si su crecimiento se mantiene en los próximos años, y con esa perspectiva se impulsan proyectos para construir nuevos gasoductos que traigan gas desde Bolivia y Argentina, en una red que podría incluir también a Perú. (FIN/IPS/mo/mp/en dv/00