Faltan menos de dos meses para que se produzca la retirada de las fuerzas de ocupación israelíes del sur de Líbano, prevista para el 7 de julio, y crece la incertidumbre acerca del futuro entre los residentes en esa área.
Los temores se vinculan con la profunda división entre los habitantes de esos territorios y el resto de los libaneses, creada durante 22 años de ocupación por parte de Israel.
El presidente de Líbano, Emile Lahoud, aseguró que su gobierno no tratará del mismo modo a la gran mayoría de residentes en la región que resistieron la ocupación israelí y a la pequeña minoría que participó en acciones armadas contra su propio pueblo, dentro y fuera del área ocupada.
Las milicias del Ejército del Sur de Líbano (SLA), apoyadas por Israel, cuentan con unos 2.500 integrantes, todos los cuales ya han sido juzgados en ausencia por la justicia libanesa y condenados por colaborar con el enemigo.
Otros 3.000 residentes en territorios ocupados trabajan en Israel por salarios que equivalen al doble o el triple de los que recibirían por desempeñar las mismas tareas en Líbano. Esas personas también han sido juzgadas por negociar con el enemigo.
Antoine Lahd, el comandante en jefe del SLA, pidió la semana pasada que Beirut otorgue una amnistía general a los residentes en territorios ocupados.
"Pienso que la mejor solucion para todos sería una amnistía general como la que se aplicó en 1991 a todos los crímenes cometidos (durante la guerra civil) entre 1975 y 1990", afirmó Lahd el día 8, durante una conferencia de prensa realizada en Marjeyoun, en los territorios ocupados.
Esa amnistía abarcó delitos cometidos "durante un período en el cual no hubo gobierno, y debe aplicarse el mismo criterio a la zona fronteriza (con Israel), donde no ha existido presencia efectiva del gobierno nacional durante 25 años", arguyó el comandante en una carta abierta a Lahoud.
La carta fue dirigida a "su excelencia el presidente de la República de Líbano, Emile Lahoud".
Lahd sostuvo que la población de los territorio ocupados tendrá tres opciones si no hay amnistía.
Las dos primeras serán "emigrar a Israel y entregarse a las autoridades libanesas como colaboradores, con todas las consecuencias económicas y sociales que eso implicaría", apuntó.
La tercera opción será "conservar sus armas y defenderse, rehusando la emigración y la humillación", aseguró.
El pedido de amnistía fue rechazado por Beirut, y el primer ministro de Líbano, Selim Hoss, declaró que Lahd debía entregarse a las autoridades libanesas para ser juzgado.
Sin embargo, es seguro que el comandante del SLA se reunirá con su familia en Francia tras la retirada israelí, y se piensa que entre 200 y 300 oficiales del SLA ya tienen preparada su ruta al exilio.
Las cosas serán más difíciles para los demás requeridos por la justicia libanesa.
Mirna, una residente en Marjeyoun, piensa que su futuro será solitario y temible.
Los integrantes del SLA "nos dicen que se quedarán, pero estoy segura de que van a bandonarnos", dijo a IPS.
"Todos los conocemos, son nuestros amigos y familiares, y yo estoy enamorada de uno de ellos. ¿Qué vamos a hacer cuando se vayan?", comentó con voz temblorosa, mirando a su alrededor con temor de que alguien más la escuchara.
Mirna decidió que se quedará en Marjeyoun con su madre, aunque dispone de documentos que le permitirían residir en forma permanente en Estados Unidos.
"No podría vivir en otra parte", aseguró, con la esperanza de que su decisión no sea un error.
Habitantes de territorios ocupados se manifestaron la semana pasada frente al cuartel general de las Fuerzas Temporales de las Naciones Unidas en Líbano (UNIFIL) en la ciudad de Naqoura, sobre la costa del Mar Mediterráneo, para expresar sus preocupaciones y sus demandas a Beirut y a la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Varios cientos de personas hicieron ondear la bandera de Líbano y mostraron pancartas en las cuales se afirmaba que el SLA defendió sus hogares y se pedía la implementación de las resoluciones 425 y 520 de la ONU.
La resolución 425 ordenó la completa retirada israelí de Líbano, y la 520 dispuso la retirada de todas las tropas extranjeras del país.
El cumplimiento de la resolución 520 implicaría la retirada de Líbano de unos 30.000 soldados sirios, cuya presencia es resistida por un número creciente de libaneses y odiada por quienes habitan en los territorios ocupados por Israel.
"Tuvimos una amarga experiencia con la UNIFIL en el pasado, y no deseamos que permanezca en Líbano como observadora", afirmó en un discurso Charbel Barakat, integrante de la Comisión de Asuntos Civiles, quien pidió garantías de seguridad para quienes viven en territorios ocupados.
La Comisión organizó la manifestación realizada en Naqoura, en la cual se divulgó una carta dirigida al secretario general de la ONU, Kofi Annan.
La referencia de Barakat a la experiencia de los libaneses con la UNIFIL aludió a la pasividad de las fuerzas de la ONU en 1982, cuando Israel invadió el sur de Líbano.
Aún se cuenta que en aquel momento los soldados de la UNIFIL se limitaron a contar los tanques israelíes que pasaban por los caminos empedrados. (FIN/IPS/tra-eng/kg/mp/ip hd/00)