Nueve de las principales organizaciones ambientalistas y conservacionistas de Estados Unidos se unieron a grupos humanitarias y sindicales en su oposición a que China goce de preferencias comerciales.
Los ambientalistas se oponen a la intención del presidente Bill Clinton de urgir al Congreso legislativo para que deje de lado las revisiones anuales del vínculo y conceda a Beijing relaciones comerciales normales de forma permanente.
Los activistas, que cuentan con el respaldo de algunos legisladores, pronostican que si el gobierno logra su propósito perderá peso ante Beijing para presionar por cuestiones ambientales, laborales y de derechos humanos.
El otorgamiento a China de relaciones comerciales normales permanentes llevará, sin duda, a las empresas a marcharse de Estados Unidos para evadir normas nacionales sobre ambiente, trabajo y seguridad, según las organizaciones.
"El acuerdo no alienta un desarrollo sustentable en China ni mejora la transparencia de la política comercial estadounidense. Por lo tanto, fracasa en su intento de cumplir las promesas del año pasado de poner 'un rostro humano' al comercio"', expresó un comunicado de las organizaciones.
Entre los grupos firmantes figuran Amigos de la Tierra, el Club Sierra y la Alianza de Tierras Americanas.
Mediante la concesión de relaciones comerciales normales permanentes, el Congreso ratificará un acuerdo bilateral de amplio alcance en la materia negociado por el gobierno de Clinton con Beijing en noviembre.
El acuerdo dará a las corporaciones estadounidenses mayor libertad de vender en el vasto mercado chino y aprovechar su oferta de mano de obra barata, lo cual acelerará el ingreso de Beijing a la Organización Mundial de Comercio (OMC).
Brent Blackwelder, presidente de Amigos de la Tierra, condenó la iniciativa porque ni siquiera se mencionó la cuestión ambiental, y fustigó al gobierno por violar sus propias órdenes ejecutivas que disponen verificaciones ecológicas previas a la negociación de pactos comerciales.
"China es una de las potencias económicas e industriales del mundo, de manera que su desarrollo económico y su relación comercial con Estados Unidos ha superado largamente las implicacias ambientales", dijo.
Afirmó que, al negociar el acuerdo, el gobierno perdió la oportunidad de ayudar a China a mejorar formas sucias de generación eléctrica, manufacturas y transporte.
Blackwelder dijo que, en una economía globalizada, las reglas deben ser agregadas a los acuerdos comerciales para responsabilizar a las corporaciones.
"Si se imponen normas estrictas a las empresas de Estados Unidos que invierten en China, los trabajadores de ese país podrán vivir cerca de las fábricas de propiedad estadounidense. Eso también reducirá la tendencia de esas compañías a mudarse a China para evadir leyes ambientales", agregó.
Las organizaciones aseguraron que, si votan contra las relaciones comerciales normales permanentes con China, los legisladores no estarán rechazando un compromiso con la potencia asiática.
"Por el contrario, Estados Unidos conservaría el poder de revisar una relación comercial clave sobre bases anuales para asegurarse que la protección del ambiente y de los derechos laborales y humanos no son dejados atrás en la carrera para aumentar el intercambio", dijo Carl Pope, del Club Sierra.
La organización de Pope y otras contrarias a conceder a China relaciones comerciales normales permanentes tuvieron una fuerte presencia en Seattle el año pasado, durante las protestas realizadas durante la tercera conferencia ministerial de la OMC.
Los grupos advirtieron ahora que la admisión de China en la OMC obstaculizaría la reforma de las instituciones comerciales mundiales, consideradas opuestas a leyes nacionales en materia de salud pública y ambientales consideradas "barreras" al libre intercambio.
"Sin el peso de las revisiones anuales, tendremos escasa capacidad para hacer que China acepte la reforma de la OMC", dijo Dan Seligman, director del programa de Comercio Responsable del Club Sierra.
Antonia Juhasz, directora de los programas internacionales de comercio y forestales de la Alianza de Tierras Americanas, dijo que los bosques que aún sobreviven en China podrían verse amenazados si el país ingresa a la organización sin una reforma.
Solo 20 por ciento de los bosques originales de China perduran en la actualidad, de los cuales la mitad son vírgenes o todavía no fueron talados, dijo, sostuvo Juhasz.
"Los activistas en China comienzan a considerar instrumentos como certificaciones que se concederían a los productos madereros o el papel procedentes de bosques con administración sustentable", agregó.
"Sin embargo, la certificación figura entre las medidas resistidas por la OMC desde su inclusión", afirmó.
China podría afrontar también una acelerada liberalización de aranceles para los productos forestales en la OMC. Ese plan fue impulsado sin éxito por el gobierno estadounidense el año pasado en Seattle, apuntó.
Los ambientalistas temen que eso produzca un aumento de las importaciones y la tala en algunas de las zonas selváticas más expuestas del mundo, sin recibir una adecuada protección adicional.
Juhasz dijo que, sin las reformas de la OMC, el ingreso de China podría amenazar las selvas fuera del país. Beijing importa la mayor parte de la madera de Malasia, Indonesia y Rusia, regiones donde está raleando aceleradamente la cobertura forestal.
El aumento del comercio de productos forestales con China sin protecciones ambientales podría tambien ampliar la amenaza de especies invasoras o extrañas a las nativas tales como el escarabajo cornudo de Asia.
El insecto viajó en troncos de árboles a Estados Unidos y el Departamento de Agricultura calculó que ya causó en este país más de 41.000 millones de dólares en daños a especies forestales. (FIN/IPS/tra- eng/dk/da/ego/mj/en if/00)_