El Banco Asiático de Desarrollo terminó hoy su reunión anual en esta ciudad con la aprobación unánime de sus miembros a un nuevo plan contra la pobreza, pero con el desacuerdo de Estados Unidos sobre una revisión de los recursos financieros de la institución.
Pese a la desaprobación de uno de sus mayores accionistas, la junta directiva autorizó el inicio de un estudio que considerará las necesidades financieros a largo plazo, declaró este lunes a una conferencia de prensa Tadao Chino, presidente del Banco.
"Para combatir la pobreza en Asia y progresar hacia las metas de desarrollo, el Banco necesita recursos adecuados", destacó Chino en su discurso de cierre, en referencia a la propuesta del estudio para determinar los fondos que la institución precisará para mantener sus actuales operaciones.
Washington no considera necesarios recursos de capital adicionales para el Banco con sede en Manila, declaró el sábado el jefe de la delegación estadounidense en la reunión.
En cambio, "el Banco debería ser más selectivo y regresar a los niveles de crédito anteriores a la crisis para los países afectados por ella", opinó Edwin Truman, subsecretario del Tesoro de Estados Unidos.
Japón, el otro gran accionista del banco regional, aprobó la iniciativa de estudiar las futuras necesidades de financiación.
Tokio y Washington tienen igual participación en el Banco Asiático de Desarrollo, y en total poseen 32 por ciento del capital accionario.
Las dos grandes potencias, que discreparon en varios asuntos, coincidieron en la necesidad de reponer fondos de la filial de préstamos preferenciales del Banco, el Fondo Asiático de Desarrollo.
El actual séptimo fondo, por 6.300 millones de dólares, está comprometido en proyectos hasta fin de año, y están en curso las negociaciones para la próxima reposición. El Banco espera recaudar la misma cantidad de dinero.
En general los accionistas del Banco "respaldan una conclusión oportuna y exitosa de las negociaciones sobre el octavo fondo, este año", destacó Chino.
Así mismo, los accionistas apoyaron la nueva estrategia para la reducción de la pobreza, con énfasis en la educación básica y la atención primaria de la salud.
Japón apoyó el nuevo programa de reducción de la pobreza con unos 100 millones de dólares para proyectos en la región.
Asia alberga a dos tercios de los pobres del mundo, muchos de ellos marginados por los efectos de la crisis financiera que estalló en Tailandia en 1997 y se propagó al resto de la región.
Las economías más afectadas por la crisis se recuperaron en gran medida, pero todavía necesitan realizar reformas para garantizar la continuación de la recuperación y del crecimiento económico, según expertos.
Tanto los miembros industrializados como en desarrollo del Banco exhortaron en la reunión a estar más alertas y menos autocomplacientes para evitar una reiteración de la crisis de 1997.
También instaron al Banco a continuar promoviendo el desarrollo económico y social y el buen gobierno en los países miembros en desarrollo.
Como parte de los esfuerzos por solucionar problemas de liquidez que puedan surgir, la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático, con apoyo de China, Corea del Sur y Japón, acordaron un canje financiero ampliado para aliviar a los miembros en dificultades.
El acuerdo se logró al margen de la reunión del Banco, pero recibió el respaldo de varios miembros.
Con el fin de reducir la pobreza, explicó Chino, el Banco apoyará proyectos locales con impacto directo sobre las mujeres, los niños, su salud y otras necesidades humanas básicas.
Pero no está claro si el Banco se apartará de los llamados "megaproyectos", en especial en el sector de la energía, que provocaron polémica por sus efectos sobre los residentes locales y el ambiente.
Organizaciones no gubernamentales (ONG) acusaron al Banco de implementar grandes proyectos sin consideración por las familias desplazadas ni por el daño ecológico que provocan en las zonas de construcción.
Miles de agricultores y aldeanos se manifestaron frente al hotel donde se realizó la reunión del Banco, entre el sábado 6 y este lunes 8, para expresar su rechazo a la política de respaldo a proyectos que, a su entender, no benefician a los pobres.
En especial, los activistas pretenden que el Banco deje de financiar un proyecto de tratamiento de aguas en la provincia tailandesa de Samut Prakarn, que según ellos destruye su medio de vida al arrojar desechos tóxicos en zonas de pesca ricas en mejillones, camarones, cangrejos y langostinos.
Chino aclaró que se reunió con representantes de ONG y otros grupos participantes del Foro del Pueblo, el 5 de mayo, pero que no pudo visitar a los aldeanos acampados sobre un puente que conducía al hotel donde se celebraba la reunión del Banco.
Sin embargo, Chino prometió realizar más consultas con los residentes locales para el diseño y la aplicación de los proyectos de su institución. (FIN/IPS/tra-en/ral/js/mlm/dv/00