El Zócalo de la capital de México, convertido en auditorio masivo, convoca al encuentro con la música, el cine y la poesía, mientras se gesta la tradición de los capitalinos de recuperar esa plaza.
Miles de hombres y mujeres de todas las edades cantan, bailan y se alborotan cada domingo al ritmo que marcan populares artistas mexicanos o extranjeros, de la talla del brasileño Milton Nacimento o del cubano Compay Segundo, en la plaza donde convergen todas las protestas que se realizan en esta ciudad.
Multitudinarios conciertos, inaugurados en la primavera de 1998 por el trovador cubano Silvio Rodríguez, se suman a exposiciones culturales y actos que rescatan ancestrales costumbres mexicanas.
En el marco del programa "La calle es de todos", el Instituto de Cultura de la ciudad de México organizó desde entonces 21.500 espectáculos gratuitos, que congregaron a más de 12 millones de personas.
Parques, plazas y jardines de esta megalópolis ofrecen un amplio repertorio para acercar la cultura al mayor número de personas, en especial de las clases más marginadas de la sociedad.
El programa abarca también espacios cerrados como escuelas y cárceles de una de las ciudades más violentas del mundo, explicó a IPS Carmen Chong, coordinadora de la Subdirección de Espectáculos Masivos del Instituto de Cultura capitalino.
"La intención es que la gente recupere los espacios públicos, además de ofrecer una cartelera cultural gratuita" a quienes no pueden pagar 3,5 dólares por una entrada de cine, o alrededor de 50 dólares por un concierto de la Filarmónica de la Ciudad de México.
El genial mimo francés Marcel Marceau, de 77 años, regalará a los capitalinos su expresión de arte silencioso este domingo por la noche en la plaza central del colonial barrio de Coyoacan. Otras tres presentaciones serán en teatros privados.
En tanto, la poesía invadirá el corazón de la ciudad el mes próximo a través del programa denominado "Junio de Poesía", que reunirá las voces de unos 100 poetas.
El chileno Gonzalo Rojas, la uruguaya Marosa de Giorgio, el hondureño Roberto Sosa y el francés Serge Pey protagonizaron veladas políticas, que se extenderán a diversos recintos culturales del centro histórico de la ciudad.
Decenas de miles de personas de todas las edades conformaron el pasado domingo 21 una masa que acompañó los distintos ritmos de Nacimento.
El vibrante canto del artista brasileño estuvo al alcance de cualquiera que optó ese día por la alegría, y la lluvia no fue motivo suficiente para no estar presente.
El Zócalo ha comenzado a entremezclar, en un afín común por la cultura, a sectores de la sociedad que rara vez se juntan, señaló Chong.
Pero aquellos que por razones económicas no pueden acceder a exclusivos teatros o salones tuvieron pase libre el día 7 para escuchar en la magna plaza a Cesaria Evora, llamada la diva descalza..
La cantante de San Vicente, Cabo Verde, mereció al final de su concierto un escenario cubierto de rosas rojas lanzadas por un agradecido auditorio.
La cubana Celia Cruz, los cantautores españoles Joan Manuel Serrat, Joaquín Sabina, Víctor Manuel y Ana Belén, los argentinos Charly García y Mercedes Sosa, la mexicana Chavela Vargas, el grupo portugués Madredeus y el Afro Cuban All Stars, entre otros, han abarrotado el Zócalo.
Entre 20.000 y 100.000 personas se han reunido de manera continua en conciertos, y varios cientos de miles se han congregado de forma intermitente para celebrar fiestas tradicionales.
Hasta casi un millón de personas visitaron las ofrendas del Día de Muertos y unas 300.000 acudieron al Zócalo para compartir la rosca del Día de Reyes o en actos para conmemorar la Semana Santa, comentó Chong.
La seguridad de los artistas y del público es una de las prioridades de los organizadores. La integridad de las personas está a cargo en 90 por ciento de los grupos de protección civil y del cuerpo de mujeres policías llamado Cisnes.
Los policías son apostados sólo alrededor del escenario y en imponentes vallas ubicadas en calles aledañas al Zócalo, pero a prudente distancia de los espectadores con la intención de descartar posibles roces o actos de emedrentamiento, explicó Chong.
Más allá de los espectáculos masivos, el programa responde a la pluralidad cultural de la megalópolis, con una amplia oferta que convoca a la gente a usar el espacio público para recrearse en el arte, popular o clásico, agregó.
También desde marzo a abril, un Zoológico Monumental, exposición conformada por enormes esculturas del mexicano Juan Soriano, sorprendió a los capitalinos en la también llamada Plaza de la Constitución.
El Zócalo, punto donde convergen todas las protestas que se realizan en México, ahora también abrió espacios a la escena cultural y artística. Una pantalla gigante con equipo profesional de 32 milímetros recrea en el lugar la célebre escena de la película Cinema Paradiso, de Giuseppe Tornatore.
Miles de capitalinos convierten el Zócalo en un gran cine gratuito, mientras algunos cientos ocupan butacas en plazas menores. Esa es la apuesta cultural desde diciembre de 1997 del gobierno del centroizquierdista Partido de la Revolución Democrática. (FIN/IPS/pf/dm/cr/00
