(Arte y Cultura) LITERATURA: Cartas de amor de Juan Rulfo

Las cartas del joven Juan Rulfo a su único amor, una niña que se hizo mujer y que llegó a él como el aire de las colinas, ya prefiguraban a uno de los principales escritores de este siglo.

El libro "Aire de las colinas", de la editorial Debate, recoge por primera vez las 81 cartas dirigidas entre octubre de 1944 y diciembre de 1950 por Rulfo a Clara Aparicio y en las que se revela el escritor de "El llano en llamas" (1953) y "Pedro Páramo" (1955), obras que le darían fama mundial.

El epistolario será una de las novedades más esperadas en la Feria del Libro de Madrid que se inaugurará este viernes.

Su viuda recordó que en Rulfo "había una fuerza que él necesitaba para que lo impulsara. Esa fuerza me la pidió él a mí". "Yo le decía: 'Tú puedes'. Eran dos fuerzas: el amor y su propia lucha por seguir escribiendo el libro que quería", dijo.

Rulfo conoció a Clara Aparicio cuando ella tenía 13 años, 11 menos que él. Cuando él se le declaró, ella le contestó que debería esperar tres años para iniciar el noviazgo, por su edad.

En la primera carta, de octubre de 1944, Rulfo escribió: "Junto a tu nombre el dolor es una cosa extraña. Es una cosa que nos mira y se va, como se va la sangre de una herida, como se va la muerte de la vida. Y la vida se llena con tu nombre: Clara, claridad esclarecida".

Días después, en la segunda, le dijo que ese día "se murió el amor por un instante y creí que yo también agonizaba. Fue a la hora en que me diste con tus manos aquel golpe en la mitad de mi alma. Y que dijiste: tres años, como si fuera tan larga la esperanza".

En fecha indeterminada de 1947, estando él en la ciudad de México y ella en la de Guadalajara, él le informó de la primera publicación de un cuento suyo.

"Me van a publicar un cuento en una Antología de Cuentistas Mexicanos, 'Nos han dado la tierra"'. Y le comenta que él había entregado otro relato: "Es que somos muy pobres", pero que los editores "lo encontraron subido de tono".

En otra carta, de mayo de 1947, le confesó: "Si existe para mí un único refugio, el primero y el último refugio que me queda, eres tú. Y hacia allí iré de cualquier modo, en cualquier momento, ya sea bueno o malo, hacia allí, donde tú estás, porque donde tú estás, criatura horriblemente fea, está lo único que me puede consolar o hacer mejor".

Rulfo a veces le decía "fea" a Aparicio para señalarla como la mujer más hermosa del mundo.

Un mes después, le escribió: "Esta buena tarde en que llegó tu carta, se abrió el cielo y apareció un solezote muy grande. Luego tú acabaste de alegrar más el día y la noche. Pues ya te lo dije otra vez, también hace muchos años, que eras la pura y viva alegría de los días de la vida".

En el epistolario abundan pensamientos sobre la religión y la iglesia.

En marzo de 1948, Rulfo escribió: "Cada día creo más en Dios y le estoy muy agradecido por concederme una cosita así como tú. Seguramente a El le dio mucha lástima verme siempre triste y por eso quiso ponerme a un lado tuyo, junto a esa adorada criatura suya, para que se me quitara por siempre la tristeza".

En octubre de 1950, ya casados y estando él en la ciudad de México y ella en la casa de sus padres en Guadalajara, donde fue a dar a luz a su segundo hijo, Rulfo le narró su desaliento por los problemas con la empresa en que trabajaba y por las penurias económicas.

"Ayúdame a librarme de ellos, mujercita mía. Ayúdame a encontrar el descanso. Ya no quiero seguir siendo esclavo un minuto más de un ambiente contrario a todos los calores del alma".

La última carta fue escrita en diciembre de ese mismo año, pues Rulfo y Aparicio ya no volverían a separarse. En ella, el escritor se congratuló por el nacimiento de su segunda hija: "Fíjate, ahora ya somos cuatro y antes era yo solo y muy metido en medio de la noche. Tú has traído gente a esta casa".

Clara Aparicio, a quien su esposo definió como "el aire de las colinas" que lo golpeaba suave y firme para marcarle el paso, reveló este jueves que aquél acabó una novela, "El hijo del desaliento" pero que rompió los originales para no publicarla, por lo triste que era.

"Se trataba de la vida de un chico que siempre estaba solo", recordó la viuda del escritor.

Juan Rulfo nació en 1917 en Apulco, una pequeña localidad del estado de Jalisco, en México. Pasó su infancia en un orfanato de Guadalajara, ciudad donde años después conoció a Clara Aparicio.

Rulfo escribió en diarios y revistas, y también guiones de cine. Publicó dos libros: "El llano en llamas", y su única novela, "Pedro Páramo".

El premio Nobel de Literatura Gabriel García Márquez lo comparó con Sófocles, el poeta crítico de la era precristiana, para describirlo como el tipo de personas que a través de la escena y la palabra contribuyeron a fundar la civilización.

Rulfo fue galardonado en 1983 con el Premio Príncipe de Asturias. Falleció en la ciuda de México en 1986. (FIN/IPS/td/mj/cr/00

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