Expertos en integración de América Central opinaron que el proyecto de unión aduanera anunciado por El Salvador, Guatemala y Nicaragua no contribuye a la integración del conjunto de la región, afectada por un bloqueo del diálogo.
Francisco Flores, Alfonso Portillo y Arnoldo Alemán, presidentes de El Salvador, Guatemala y Nicaragua, respectivamente, dieron a conocer el 2 de mayo un acuerdo de 22 puntos para la unión aduanera y anunciaron que impulsarán el comercio entre sus países mediante un corredor interoceánico.
Ese corredor irá desde el puerto guatemalteco de Santo Tomás de Castilla, en la Bahía de Amatique, del lado del Atlántico, hasta el Golfo de Fonseca del lado del Pacífico, donde se encuentran el puerto salvadoreño de Cutuco y los nicaragüenses de Potosí y Corinto.
Belice, Costa Rica, Honduras y Panamá, que también integran las instituciones que buscan la integración regional, quedaron fuera del acuerdo entre las otras tres naciones, pero pueden incorporarse a él en cualquier momento si firman los documentos correspondientes, aseguraron Alemán, Flores y Portillo.
Los tres presidentes indicaron que su intención fue destrabar el proceso de integración y el comercio regional, afectados desde diciembre por un conflicto limítrofe entre Honduras y Nicaragua.
Ese conflicto surgió luego de que Honduras ratificó un acuerdo de límites marítimos con Colombia. Managua acusó a Tegucigalpa de refrendar el despojo de 130.000 kilómetros de mar territorial nicaragüense, y en represalia aplicó un impuesto de 35 por ciento al ingreso de productos hondureños.
La unión de Nicaragua con El Salvador y Guatemala no sólo le aporta aliados en su conflicto con Honduras, sino que también le le sirve para mejorar su imagen ante la comunidad internacional de donantes, que ha cuestionado con fuerza al gobierno de Alemán por las denuncias de corrupción en su contra.
Jorge Ramón Hernández, ex vicecanciller de Honduras y ex embajador de ese país ante Washington y la Organización de las Naciones Unidas, dijo a IPS que el acuerdo tripartito debilita el proceso de integración regional en vez de impulsarlo.
"Me parece un error estratégico construir una unión aduanera sin tomar en cuenta a Honduras, el país central de la región, que tiene límites con las tres naciones firmantes de la proclama", afirmó.
Intentos de establecer una unión aduanera en América Central con exclusión de Honduras han fracasado desde el siglo XIX, apuntó.
"Es contradictorio que se quiera 'destrabar' la integración y no se invite a participar a otros países. ¿Cómo puede destrabarse un proceso de integración que supone libre tránsito de mercancías cuando Nicaragua ha impuesto tasas de 35 por ciento al ingreso de los productos hondureños?", preguntó.
"En vez de pedirle cuentas a Nicaragua por su actuación contra Honduras, este acuerdo le da una palmadita en la espalda y le otorga un premio", opinó Hernández.
Lo peor del caso es que Nicaragua no tiene un gran peso en la economía regional, pues la mayor parte del comercio dentro del istmo se concentra entre El Salvador, Guatemala y Honduras, y la participación nicaragüense es marginal, añadió.
El total del comercio regional tiene un valor cercano a los 2.500 millones de dólares.
El experto en ciencias políticas costarricense Luis Guillermo Solís, catedrático de la Universidad de Costa Rica y ex vicecanciller de su país, comentó que la declaración de los presidentes de El Salvador, Guatemala y Nicaragua "es un signo que nos indica lo mal que está el proceso" de integración.
Solís opinó que es contraproducente realizar pactos parciales, y que la exclusión de algunos países hace prever crisi mayores, "porque los que no están en el acuerdo tienen problemas con los que están".
El experto señaló tres grandes problemas para la integración regional, el político, la inoperancia de los organismos de integración y las cuestiones de límites y de comercio.
En su opinión, el problema político es que hay una ruptura evidente del diálogo, y algunos presidentes de la región ni siquiera se hablan.
La inoperancia de los organismos es notoria porque que no ha sido posible modernizar el tratado de integración regional, el cual no cuenta aún con un mecanismo de solución de controversias, subrayó.
En materia de conflictos comerciales, en América Central se aplica la ley de "ojo por ojo y diente por diente", aseguró.
En los últimos cinco años, los mandatarios de la región mantuvieron decenas de reuniones, se realizaron encuentros de los ministros de Economía y otras carteras, y se firmaron miles de acuerdos, pero nada de eso logró eliminar obstáculos al comercio regional ni avanzar hacia un arancel externo común, recordó.
Solís añadió que casi todas las fronteras marítimas del istmo están sin definir, y que aún hay disputas por territorios, como en el caso de Guatemala contra Belice, o por soberanía, como el caso de Nicaragua y Costa Rica, que mantienen un conflicto vinculado con la navegación en el río San Juan.
Los empresarios de la región, cansados de la inoperancia y las trabas en las aduanas de América Central, ven con simpatía la iniciativa de El Salvador, Guatemala y Nicaragua, denominada "Integración para el siglo XXI", pese a las críticas de los expertos.
Juliette Handal, presidenta del Consejo Hondureño de la Empresa Privada, aseguró que Honduras ha estado considerando la posibilidad de entrar a esa unión aduanera, que se gestó entre Guatemala y El Salvador y a la cual fue invitada Nicaragua, pero que ha faltado decisión política.
Handal indicó que su institución procurará que Honduras se una a la iniciativa y señaló que sería perjudicial que quede fuera del acuerdo, ya que el comercio hondureño con Nicaragua puede verse casi anulado por el ingreso al mercado nicaragüense de productos guatemaltecos y salvadoreños.
El canciller de Honduras, Roberto Flores, declaró que existe la posibilidad de que su país se sume al acuerdo entre El Salvador, Guatemala y Nicaragua, y que éste no condena a muerte el proceso de integración regional, ya que todas sus instituciones seguirán funcionando.
Ese acuerdo implica, sin embargo, el abandono del proyecto Alianza para el Desarrollo Sostenible, lanzado por todos los mandatarios de la región en 1994, cuyo objetivo fue impulsar un modelo de desarrollo político, económico y social respetuoso del ambiente. (FIN/IPS/mso/mp/if ip/00