América Central parece acercarse peligrosamente a un período de inestabilidad social debido a tres grandes problemas: el empobrecimiento, el modelo económico y la corrupción.
Al menos así lo ven algunos expertos, mientras que varias organizaciones laborales del istmo, llamaron a la población este lunes, Día Internacional de los Trabajadores, a protestar y luchar contra el costo de la vida, el desempleo, las privatizaciones y la corrupción.
Desde Guatemala hasta Costa Rica, el empobrecimiento, la pérdida de credibilidad en la clase política y las sospechas sobre los procesos de modernización del Estado promueven el descontento y movimientos de protesta.
En Guatemala, cuatro días después de violentos disturbios por el aumento del pasaje del transporte público que causaron cinco muertos y una veintena de heridos, los sindicatos protestaron por un desempleo que, extraoficialmente, golpea al 46 por ciento de la población económicamente activa, y por la persecución a sindicalistas.
"Este 1x de mayo encuentra a la clase trabajadora y a las mayorías del pueblo de Guatemala sumidas en la más descarnada pobreza, miseria y exclusión social", afirmó en un comunicado la Central General de Trabajadores de Guatemala.
La movilización contra el aumento de tarifas del servicio de autobuses obligó al gobierno guatemalteco a anular esa decisión. Por su parte, la policía atribuó la violencia a "bandas juveniles" infiltradas en manifestaciones pacíficas.
En Costa Rica, se vivió en marzo un proceso similar, cuando el parlamento aprobó en primer debate una ley de modernización del estatal Instituto Costarricense de Electricidad.
La aprobación del proyecto desató una ola de protestas y bloqueos por todo el país que se mantuvo durante más de una semana y obligó al gobierno a enviar de nuevo el proyecto a comisión legislativa.
En ambos casos, la reacción popular pareció a primera vista desproporcionada. Sin embargo, algunos especialistas consideran que una base de descontento social se acumula en América Central y puede provocar nuevos estallidos.
En Costa Rica, el analista Rodolfo Cerdas aseguró que la crisis se veía venir y sólo la insensibilidad de los políticos pudo ignorarla.
Cerdas señaló como luces de advertencia el aumento de la abstención hasta casi 30 por ciento en las elecciones de 1998, y el encuestas que mostraron la incredulidad y desconfianza ciudadana respecto de políticos, partidos, parlamentos y gobiernos.
Para el político de izquierda Alvaro Montero, la crisis no ha pasado, y puede haber en Costa Rica un nuevo episodio por conflictos de tierras y por la apertura que el gobierno insiste en llevar adelante en el campo agrícola, un sector candente en todo el istmo.
La apertura agrícola, las privatizaciones y el modelo neoliberal son, según dirigentes sindicales de la región, las causas del empobrecimiento de muchos de los 35 millones de habitantes de América Central y del ensanchamiento de la brecha social entre ricos y pobres.
En verdad, el modelo de mercados abiertos no ha contribuido a mejorar la situación de los habitantes. En esto coincide la Iglesia Católica con los sindicatos.
En Honduras, por ejemplo, un editorial del semanario católico Fides señaló esta semana un escenario de empobrecimiento acelerado, determinado por el fenómeno de la globalización.
A esta pauperización contribuyen también vicios enraizados en la cultura hondureña "como la corrupción pública y privada, la deficiente estructura productiva y una cultura política con poco contenido de valores éticos", indicó Fides.
Sin duda, el semanario se refería a la politización del Poder Judicial, que constituye el botín del partido que logra llegar al poder cada cuatro años, pues los puestos de magistrados y jueces se reparten entre los políticos de turno.
Fides clamó por reformas profundas en el Poder Judicial para lograr condiciones "que garanticen justicia oportuna para todos con imparcialidad". Honduras es el país centroamericano con la mayor proporción de detenidos sin condena, que allí llega a casi 90 por ciento.
Por su parte, la Federación Unitaria de Trabajadores de Honduras asegura que la pobreza, agudizada por el modelo de libre mercado, afecta ya a 80 por ciento de los seis millones de hondureños.
En El Salvador, la Coordinadora de Organizaciones Sociales en contra de la Privatización, que reúne a medio centenar de agrupaciones, organizó la protesta contra la venta de activos del Estado.
El diputado Leonel González, del ex guerrillero Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional, quien recibió de la Coordinadora una plataforma de nueve puntos, exhortó a los trabajadores a volcarse a las calles.
La pobreza es particularmente alta en Nicaragua, según una encuesta del Instituto de Estudios Nicaragüenses (INE), divulgada el fin de semana.
Noventa por ciento de los nicaragüenses son pobres, aseguró el INE. De ese total, 71 por ciento se encuentra en situación de pobreza extrema.
El 52 por ciento de la población dice no tener empleo permanente y 14 por ciento no tiene trabajo de ningún tipo. En el área urbana, 52,6 por ciento se declaran desempleados.
El informe del INE contradice los datos del Banco Central de Nicaragua, según el cual, el desempleo abierto en el país es de sólo nueve por ciento.
Mientras la población nicaragüense lucha de mil manera por sobrevivir, la clase política es blanco de denuncias de corrupción y de enriquecimiento ilícito.
De eso no se ha librado ni el mismo presidente Arnoldo Alemán, quien fue acusado el año pasado por el entonces contralor, Edmundo Jarquín, de haber aumentado 900 por ciento su riqueza personal.
Roberto González, dirigente de la Central Sandinista de Trabajadores, hizo el lunes un llamado a los trabajadores para usar "todos los mecanismos de que disponen, hasta que se caiga este gobierno corrupto".
Francisco Ramírez, vicepresidente de la Contraloría General de Nicaragua, declaró a IPS que su país vive una corrupción social brutal, visible en crímenes, secuestros, estafas, violaciones, asaltos y violencia doméstica, y una gran corrupción administrativa y política, que se refleja en el tráfico de influencias y en malversación de fondos.
Ramírez advirtió que esta situación es un freno para el desarrollo de Nicaragua.
Coincidentemente, la secretaria de Estado de Estados Unidos, Madeleine Albright, declaró este lunes que la cultura de la corrupción, que impide atender la pobreza y la ineficiencia de los gobiernos, podría ocasionar en América Latina el retroceso de la democracia. (FIN/IPS/mso/ff/ip lb/00