AMBIENTE-CHINA: Desertización avanza sin control en el oeste

Los residentes hui de esta pequeña aldea del oeste de China, cuyo nombre significa "cielo y tierra secos", aprendieron a sobrevivir a las sequías año tras año.

Después de todo, sus padres les contaron que la hambruna de 1929 trajo consigo el canibalismo, y que durante la de 1960, los aldeanos comían cortezas y semillas de árbol.

La falta de agua es el mayor problema para Hantianling y otros cientos de aldeas en esta remota zona occidental poblada por chinos musulmanes, aunque no están lejos del río Amarillo.

La provincia de Ningxia, donde está situada Hantianling, es una de las tierras más áridas del mundo y regularmente padece sequías y tormentas de arena.

El desierto avanza hacia las tierras cultivables de Ningxia año tras año, y ahora amenaza con "tragarse" las pocas que quedan sobre sus colinas sin árboles.

Ma Zhongqing, un aldeano hui musulmán, abrió la tapa del pozo frente a su casa, construida de barro amarillo, y observó apenas un fondo de agua.

"Si no hay más lluvias, no hay más agua, ni siquiera para beber. El año pasado no llovió, por lo tanto las cosechas fracasaron", dijo.

Las dificultades económicas obligaron a Ma y a cientos de miles de agricultores como él a destruir el ambiente para sobrevivir. Ahora se dedican a recoger y vender "facai", un musgo negro que crece en las laderas yermas y se ha convertido en un plato popular en el sur de China.

"Casi todos nuestros ingresos proceden del facai", explicó Ma. "Es un trabajo muy duro, y en invierno (cuando la demanda es mayor) no muchos lo soportan, pero al menos podemos vivir", declaró.

Otros agricultores hui musulmanes escarban la tierra para recoger raíces de regaliz, ampliamente utilizadas en la medicina tradicional china.

Aunque estas actividades ayudan a los agricultores pobres de la región a sobrevivir, la destrucción de la escasa vegetación acelera el proceso de desertización.

Esos agricultores son responsabilizados por la destrucción de un tercio de todas las tierras cultivables de la meseta tibetana de Qinghai.

Como ya no hay más pasto que detenga el avance de la arena circundante, la desertización se transformó en uno de los peligros ambientales más serios de China en los últimos años.

Los desiertos ocupan actualmente un tercio del territorio nacional y crecen 2.400 kilómetros cuadrados cada año. Cerca de 110 millones de chinos viven en regiones desérticas.

Los expertos culpan a la desertización por las terribles tormentas de arena que azotaron al noroeste de China esta primavera y paralizaron toda actividad en tres provincias por varios días.

Aunque las tormentas de arena son previsibles una vez al año, su frecuencia es ahora 20 veces mayor que en la década de 1960.

La revista quincenal China Biweekly Comment estimó las pérdidas financieras causadas por las tormentas de arena en 6.500 millones de dólares al año, equivalente a tres veces el ingreso de cinco provincias del noroeste.

Un desierto llamado "el desierto celestial" está ahora apenas 70 kilómetros al oeste de Beijing, y las recientes tormentas de arena lo acercaron un metro más, según la revista.

La proporción de tierras que se convierten en desiertos en China es 18 veces mayor que el promedio mundial, advirtieron expertos.

En los años 80, el gobierno intentó hacer frente a la arena mediante una masiva campaña de forestación llamada "la Gran Pared Verde". Tres franjas de bosques fueron plantadas en 10 millones de hectáreas.

Pero en Ningxia al menos, muchos de los árboles plantados murieron, atacados por una plaga de escarabajos toro. La magnitud del daño fue tal que Estados Unidos prohibió la importación de plataformas de embarque de madera por temor a importar también los insectos.

"En Ningxia, los escarabajos toro destruyeron cientos de miles de álamos, plantados a comienzos de los años 80. Tuvimos que cortarlos todos para controlar la peste", explicó Kong Zhaozhen, director de la Oficina de Protección Ambiental, de Yinchuan.

Ahora, el gobierno central impulsa un nuevo programa para reforestar el oeste de China y controlar la desertización antes del 2030.

El primer ministro Zhu Rongji anunció que, para el año 2050, un cuarto del territorio del país estará cubierto por árboles.

Para garantizar el éxito del plan, los líderes locales de Ningxia pretenden que los agricultores hui abandonen el cultivo de granos y la cosecha de "facai", de modo que la tierra pueda utilizarse para plantar árboles.

"Cada campesino recibirá gratuitamente 100 kilogramos de granos por año en compensación por la pérdida de tierras cultivables", y también árboles frutales y plantas para que cultiven productos comerciales y aumenten así la cobertura de la vegetación, explicó Kong.

Sin embargo, los residentes de Hantianling son escépticos ante la nueva política.

"Los líderes de Beijing dicen que nos darán el grano gratis, pero ¿qué sucedería si las autoridades locales quisieran cobrarnos? Ya hemos visto muchas de esas nuevas políticas", comentó Ma Zhongqing. (FIN/IPS/tra-en/ab/js/mlm/en-dv/00

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