El secretario general de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), Juan Somavia, advirtió que el proceso de globalización económica "aún no pasó la prueba de la legitimación social", y pronosticó que no seguirá adelante sin cambios.
La globalización será juzgada cada vez más por su capacidad de crear "trabajo decente" para todos, y "el concepto de trabajo decente no es una noción intelectual, sino la medida con la cual los hombres y mujeres comunes juzgan la calidad de sus vidas", apuntó.
El secretario general enfatizó que las políticas económicas en las cuales se basa la economía del mundo no son inmutables y puede ser cambiadas.
Somavia expresó esos conceptos el mes pasado ante el XVII Congreso de la Confederación Internacional de Organizaciones Sindicales Libres (CIOSL), en la ciudad oriental sudafricana de Durban.
Somavia, nacido en Chile, es el primer secretario general en la historia de la OIT que procede del Sur en desarrollo, y afirmó que por eso es conciente de que la creación de nuevos empleos es tan importante como la protección de las fuentes de trabajo existentes.
La cuestión prioritaria en la agenda del Congreso fue la introducción de una "cláusula social" en los acuerdos internacionales sobre comercio, para garantizar que la liberalización comercial se acompañe del respeto por derechos laborales básicos en todos los países.
Somavia aseguró que esa demanda seguirá firme, en especial tras las protestas de sindicatos contra la distribución desigual de los beneficios en la economía globalizada, durante la III Conferencia Ministerial de la Organización Mundial del Comercio en la ciudad noroccidental estadounidense de Seattle, a fines de 1999.
Muchos países en desarrollo se oponen a la "cláusula social", porque alegan que se trata de un pretexto para evitar la apertura de mercados de las naciones industrializadas.
La CIOSL arguye, sin embargo, que "las cláusulas que defiendan los derechos de los trabajadores beneficiarán en especial a los países en desarrollo, que son los que más sufren las consecuencias de un proceso irrestricto de liberalización del comercio y las inversiones".
La Confederación desea que la OIT forme una comisión que la asesore sobre normas laborales básicas, a fin de defender mejor su respeto en todos los tratados comerciales internacionales.
John Sweeney, presidente de la Federación Estadounidense del Trabajo-Congreso de Organizaciones Industriales (AFL-CIO), que cuenta con ocho millones de afiliados, dijo en el Congreso que las políticas económicas contemporáneas, del llamado "Consenso de Washington", causaron el caos en el mundo en desarrollo.
Las consecuencias de esas políticas se caracterizan por "un auge de las quiebras, que borra el progreso logrado durante una generación en apenas un mes de especulación", afirmó.
"Los trabajadores del mundo están atrapados en una carrera competitiva hacia el abismo", enfatizó.
La AFL-CIO, el sindicato mas poderoso de la CIOSL, impulsa la campaña internacional para incluir "cláusulas sociales" en las normas sobre comercio mundial.
"Los derechos de los trabajadores deben ser considerados en todos los acuerdos comerciales, en los cálculos del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, en los subsidios a las exportaciones y en las preferencias para la importación", subrayó Sweeney.
La CIOSL sostiene que eso añadirá una "dimensión social" a la globalización, y tambiém lleva adelante una campaña por la mejora de las redes de seguridad social, para brindar pensiones, asistencia social y programas de salud y educación a los excluidos por el proceso de globalización económica. (FIN/IPS/tra- eng/fk/sm/mp/lb if/00