Una carta abierta de la Iglesia Católica de Venezuela al presidente Hugo Chávez abrió hoy un nuevo frente en una virtual "guerra santa" entre el gobierno y los religiosos, en plena temporada de confrontación electoral.
"Nosotros queremos que haya otro clima", aseguró este miércoles el presidente de la Conferencia Episcopal, Baltazar Porras, al referirse a la carta donde desafían al mandatario a establecer un diálogo, mientras lo critican duramente por sus críticas a la jerarquía de la Iglesia.
El documento podría acabar con una breve tregua, estimulada por el largo asueto de la Semana Santa católica, y reanudar un fuerte intercambio de críticas que tiene su origen en un visible distanciamiento entre la Iglesia Católica y el gobierno de Chávez.
El último enfrentamiento fue detonada por las sospechas de la jerarquía eclesiástica en torno de la transparencia de los comicios generales convocados en Venezuela para el 28 de mayo, por considerar que el Consejo Nacional Electoral (CNE) que arbitrará el proceso fue integrado "a dedo".
Los cinco miembros del CNE fueron designados por una comisión legislativa de transición dominada por partidarios del gobierno de Chávez, y de acuerdo con sus críticos el resultado fue un organismo electoral integrado por partidarios del presidente.
El pronunciamiento de los obispos el 10 de abril concordó con continuas declaraciones de la oposición sobre el CNE, y detonó una rápida respuesta por parte de representantes del gobierno que los acusaron de "oponerse al cambio".
Chávez respondió en ese momento denunciando que en el pasado algunos obispos "bendecían el robo", y considerando la declaración eclesiástica como "irresponsable". "Yo no voy a decir amén porque un señor tenga una sotana", aseguró.
Por su parte, el vicepresidente Isaías Rodríguez pidió a la Iglesia que se mantenga al margen de la disputa electoral, y consideró evidente que un sector importante de los prelados "ha tomado partido contra los cambios, contra todo el proceso de cambios".
Chávez es un militar retirado que asumió el gobierno en febrero de 1999 con la promesa de impulsar un proceso de cambios para "refundar" la democracia venezolana, y con ese objetivo impulsó la redacción de una nueva Constitución aprobada en un referendo en diciembre.
La "revolución pacífica y democrática" impulsada por Chávez ha generado un ambiente que, según analistas políticos locales, está caracterizado por la "pugnacidad", y en ese escenario es visible el distanciamiento existente entre el mandatario y la Iglesia Católica.
Chávez, sin embargo, es católico creyente y practicante. Sus discursos contienen continuas referencias a Dios y a Jesucristo, y a su admiración por el papa Juan Pablo II, con quien se entrevistó en el Vaticano en 1999.
En sus ataques a la Iglesia, el mandatario asegura que esa institución está dividida, y que más allá de las críticas hay prelados y sacerdotes que estarían de acuerdo con sus postulados.
"La Iglesia está unida", aseguraron este miércoles portavoces de esa institución al comentar la naturaleza de la carta abierta al presidente, un hecho sin precedentes en este país. "El quiere plantear una división que no existe", aseguró el obispo Porras.
La carta abierta le plantea a Chávez que "sus juicios sobre la Iglesia y la descalificación genérica de la misma son los más negativos emitidos por un jefe de Estado en toda la vida republicana" de Venezuela, iniciada a comienzos del siglo pasado.
"Ni siquiera los presidentes que expulsaron sacerdotes, religiosos y obispos se valieron de semejantes calificativos", planteó la carta.
El presidente de la Conferencia Episcopal, quien ha considerado la religiosidad de Chávez como "ecléctica", planteó el interés por reanudar un dialogo con el mandatario. El último contacto de Chávez con los obispos fue en junio de 1999, dijo Porras.
"Ha sido imposible tener un dialogo institucional", comentó, y recordó que la carta abierta le solicita formalmente una audiencia al mandatario.
En los últimos meses hubo varios episodios de confrontación entre Chávez y los obispos. En esta ocasión, las escaramuzas se producen en medio de la competencia electoral que ya está destada en este país, pese a que el inicio oficial de la campaña es el 1 de mayo.
El principal competidor de Chávez a la Presidencia, Francisco Arias, un ex seminarista y militar retirado al igual que el mandatario, manifestó rápidamente su respaldo a los prelados y pidió respeto para la Iglesia.
El 28 de mayo, unos 11,5 millones de venezolanos convocados a las mayores elecciones de la historia democrática de este país deberán elegir presidente, parlamentarios, gobernadores, legisladores regionales, alcaldes, concejales y miembros de juntas parroquiales.
La campaña, matizada por las diferencias religiosas, involucra a 32.000 candidatos que compiten por un total de 6.234 puestos.
Los comicios, que por sus dimensiones son conocidos como "megaelecciones", fueron convocadas para adaptar toda la institucionalidad del Venezuela a la Constitución vigente desde el 30 de diciembre. (FIN/IPS/lc/mj/ip cr/00