La protesta sindical que afectó hoy el tránsito en el centro de la capital de Venezuela puso en evidencia el ambiente de conflictividad laboral que espera a la conmemoración del Día Internacional de los Trabajadores, en un país de alto desempleo y fuertes demandas salariales.
La marcha por calles céntricas de Caracas, convocada por los sindicatos de maestros y profesores en reclamo de mejores salarios, fue engrosada por representantes de los médicos y empleados públicos, que también han insistido con pedidos similares en las últimas semanas.
El gobierno de Hugo Chávez prepara anuncios de aumento de los sueldos para este 1 de mayo, y se espera que el propio mandatario participe en los actos de los trabajadores.
Sin embargo, los maestros y profesores rechazaron el anunciado aumento de 40 por ciento este año, pues lo consideran insuficiente.
Por su parte, otros sindicatos han adelantado que aspiran un ajuste por encima del 10 por ciento de aumento anunciado por el gobierno desde hace semanas.
Chávez, quien asumió el poder en febrero de 1999 y desde entonces encabeza un proceso de cambios que califica como revolución pacífica y democrática, ha dicho que no invertirá todo el presupuesto en salarios pues, en ese caso, "no quedaría dinero para los hospitales".
Las protestas sociales afectaron el miércoles a la propia caravana presidencial, en el marco de una gira por el estado occidental de Zulia, cuando fue demorada por el bloqueo del puente sobre el lago de Maracaibo, protagonizado por un grupo de desempleados del sector petrolero.
Más allá de las demandas salariales, el gobierno debe lidiar con 16 por ciento de desempleo, según datos oficiales, el porcentaje más alto registrado en este país desde que comenzaron a realizarse los estudios al respecto en 1968.
Pero la empresa encuestadora Datanálisis discrepó con la estadística gubernamental y en su último informe sobre el tema aseguró que el desempleo en Venezuela alcanza a 19 por ciento.
Tras la protesta en el puente de Maracaibo, Chávez aseguró que el desempleo es un problema estructural provocado "por la degeneración de un modelo económico" basado en el petróleo, que es la principal fuente de ingresos de este país, el mayor exportador de crudos de América del Sur.
Chávez argumentó que su gobierno intenta establecer un nuevo modelo económico, aunque su gestión recibe aluviones de críticas por parte del sector privado y analistas financieros, quienes consideran que no hay claridad sobre el rumbo de su gestión.
Datanálisis informó que 78 por ciento de los empresarios rechaza la gestión económica del gobierno, y que la inversión privada cayó 27 por ciento en 1999.
La empresa de encuestas también estima que el poder adquisitivo de los venezolanos cayó tres por ciento en el primer trimestre de este año.
Por su parte, la organización Conindustria dijo esta semana que el sector industrial redujo en 11 por ciento su plantel de empleados, que equivale a 22.989 puestos de trabajo. "Todavía no vemos el futuro con optimismo", aseguró el presidente de esta asociación, Juan Calvo.
El producto interno bruto de Venezuela cayó 7,2 por ciento en 1999, respecto del año anterior, y, aunque para el 2000 se pronostica un leve repunte de 2,2 por ciento, esta mejoría aún no se ha reflejado en el mercado laboral.
Sin embargo, el ministro de Planificación, Jorge Giordani, habló del comienzo de la reactivación económica, después de una fuerte recesión en los últimos 18 meses. "Estoy absolutamente convencido" de ello, comentó a una emisora de televisión local.
Giordani asegura que el gobierno tiene un plan económico coherente, y ha sugerido que las prioridades son evitar la inflación, que "lima el ingreso" de los trabajadores, y la devaluación de la moneda venezolana, el bolívar.
Chávez y sus colaboradores han rechazado las críticas al desempeño económico del país, arguyendo que en 1999 hubo importantes logros, comenzando por la baja de la inflación de 30 a 20 por ciento. El mandatario ha insistido en que el 2000 es "el año del despegue".
Analistas económicos citados por la prensa local destacaron que el descenso de la inflación estuvo directamente vinculado a la recesión y a la disminución del consumo ante la caída del poder adquisitivo de los salarios de los venezolanos.
También estiman que será difícil mantener la meta inflacionaria de 17 por ciento para el 2000, pues si se cumplen los objetivos de crecimiento se registrarían presiones sobre los precios.
En tanto, sectores empresariales han insistido en la necesidad de conjurar una "crisis de confianza" que afecta las inversiones en Venezuela. "La economía no petrolera está sufriendo una recesión, no hay demanda ni consumo", planteó Calvo.
El ministro de Hacienda, José Rojas, adelantó que los anuncios de este 1 de mayo estarán apegados a la realidad financiera del país. "Todos los ofrecimientos salariales van a estar de acuerdo con las estimaciones de inflación y las metas presupuestarias", precisó.
El Día Internacional de los Trabajadores coincide este año con el comienzo oficial de la campaña política con vista a las elecciones del 28 de mayo, cuando los venezolanos elegirán presidente, parlamentarios, gobernadores, alcaldes y concejales. (FIN/IPS/lc/dm/if/00