Brilliant Mushipe, de 20 años, empleado de banco en Zimbabwe, está decidido a no convertirse en una víctima del síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida), y tiene un plan para lograrlo.
El plan de Murshipe es simple: seguir donando sangre al Club Promesa 25. Un compromiso similar ha sido contraído por miles de otros jóvenes de Zimbabwe.
Una vez que hacen esa promesa, los jóvenes deben donar sangre 25 veces desde la última etapa de su adolescencia hasta pocos años después de cumplir 20, una vez cada cuatrimestre o trimestre.
Las reglas de esos clubes establecen que los jóvenes sólo siguen siendo socios si cumplen su compromiso de presentarse como donantes en forma periódica y su sangre mantiene resultados negativos en exámenes para detectar el VIH (virus de inmunodeficiencia humana), causante del sida.
Quienes se comprometen a donar sangre cada pocos meses tienen una conducta sexual más responsable y menores probabilidades de infectarse con el VIH. Expertos en salud comprobaron que el índice de infección entre donantes de Zimbabwe fue menor de uno por ciento en 1999, pese a la epidemia de sida en el país.
La Organización Mundial de la Salud (OMS), impresionada por los resultados de los clubes Promesa 25, decidió extender a otros países la experiencia, como parte del programa "Sangre segura", que será lanzado este viernes en ocasión del Día Mundial de la Salud.
La OMS, con sede en Ginebra, pidió a los organismos nacionales de salud del mundo que alienten a los estudiantes de secundaria a formar clubes similares a los de Zimbabwe, pero no sólo para prevenir el sida.
"Esta iniciativa contribuirá a aumentar el volumen de sangre disponible en los servicios nacionales de salud, crear conciencia entre adultos jóvenes sobre la necesidad de sangre segura, y ahorrar gastos mediante donaciones voluntarias", afirmó Gregory Hartl, portavoz de la OMS.
En un informe de la OMS se señaló que "los costos humanos de la transfusión de sangre infectada son incalculables", y que es prioritario que haya más sangre segura disponible en el mundo.
"La mortalidad y morbilidad causadas por transfusiones de sangre infectada han tenido consecuencias graves de largo plazo, no sólo para los receptores sino tambien para sus familias", agregó.
Se donan 75 millones de unidades de sangre por año en el mundo, de los cuales más de 13 millones "no son bien controladas para evitar infecciones transmisibles en transfusiones".
Muchos receptores de sangre infectada mueren por hepatitis B y C, sífilis, mal de Chagas y sida. Según datos de la OMS, entre cinco y diez por ciento de todas las infecciones por VIH fueron causadas por transfusiones de sangre y derivados.
La escasez de sangre para transfusiones también es una causa importante de mortalidad. "Cada año, cerca de 150.000 decesos vinculados con la gestación podrían ser evitados con terapias de transfusión apropiadas", apuntó la OMS.
Esa escasez es mayor en el mundo en desarrollo, cuya población sólo tiene acceso a 40 por ciento del total de la sangre donada en el mundo, y cerca de 60 por ciento de la sangre disponible proviene de donantes pagados o de las familias de los pacientes, en vez de ser aportada por voluntarios no remunerados.
"La sangre para transfusiones se obtiene de donantes voluntarios gratuitos sólo en un pequeño porcentaje de países y territorios de las Américas", admitió Daniel Epstein, portavoz de la Organización Panamericana de la Salud.
En los países industrializados, la mayor parte del aporte a los bancos de sangre proviene de donantes voluntarios no remunerados, considerados una fuente segura. Sólo una proporción significativamente baja de sangre donada por voluntarios debe ser descartada.
La campaña de la OMS apunta a eliminar esa peligrosa diferencia, y pidió a las autoridades nacionales de salud que desarrollen programas para educar, motivar, reclutar y retener donantes habituales voluntarios con bajo riesgo.
Se espera que esos programas permitan "ahorros sustanciales del gasto para obtener y análizar sangre, en relación con los sistemas de reemplazo familiar o pago a donantes".
Marcela García Gutiérrez, directora adjunta de la Federación Internacional de la Cruz Roja y la Media Luna Roja (IFRCRC), opinó que la iniciativa "Sangre Segura" contribuirá en forma notable a involucrar a las comunidades.
"Ayudará a que la gente común se dé cuenta de que tiene un papel que jugar en la seguridad global de la sangre, adopte conductas más seguros y se someta a exámenes periódicos", indicó.
La IFRCRC asistirá a la OMS en su iniciativa para el Día Mundial de la Salud y pronosticó que los gobernantes del mundo cambiarán de actitud como resultado de la campaña, y estarán obligados a reconocer "el crítico papel de los donantes voluntarios de sangre en el cuidado de la salud".
Gutiérrez espera que en el largo plazo surja una nueva generación de donantes voluntarios de sangre.
El compromiso de Mushipe y otros jóvenes de Zimbabwe es el modelo que ella y otros operadores sanitarios toman como referencia. "La importancia de que personas jóvenes se conviertan en donante habituales es muy significativa", afirmó. (FIN/IPS/tra- eng/mmm/da/ego/mp/he/00)