Los bebés de menos de 2,5 kilos corren 40 veces más peligro de morir en el período neonatal, y más de 20 millones de los que nacen cada año no alcanzan ese peso.
Carol Bellamy, directora ejecutiva de Unicef, considera "inaceptable" la realidad que evidencian las estadísticas, dado que los líderes del mundo se comprometieron en la Cumbre para la Infancia de 1990 a enfrentar la falta de peso de los bebés como prioridad de la siguiente década.
En la Cumbre para la Infancia, realizada en Nueva York con participación de 71 jefes de Estado y de gobierno, se resolvió reducir la falta de peso de los recién nacidos a 10 por ciento o menos para este año.
Sin embargo, "estamos lejos de alcanzar ese porcentaje", destacó Bellamy, en una reunión que su agencia mantuvo con el Banco Mundial y el Departamento de Agricultura de Estados Unidos para certificar la prevalencia de neonatos de insuficiente peso.
Estudios de Unicef (Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia) respaldaron la advertencia de Bellamy. En efecto, cerca de 17 por ciento de los bebés que nacen en el mundo no alcanzan el peso mínimo identificado, al igual que en 1990.
Asia meridional presenta los datos más desalentadores. En India y Bangladesh, entre 30 y 40 por ciento de los niños nacen con un peso inferior a 2,5 kilos. En Africa, la cantidad oscila entre 10 y 20 por ciento, y en América Latina, entre cinco y 15 por ciento.
Mientras, en los países industrializados, sólo cinco por ciento de los bebés registrados pesan menos de 2,5 kilos.
Para Unicef y la Organización Mundial de la Salud (OMS), las cifras sobre peso insuficiente de recién nacidos son un indicador útil para comprobar el estado de salud de la madre y de su bebé, y determinar el panorama de la salud global.
"Un niño nacido con peso insuficiente está expuesto a morir en su infancia", observó Unicef en su informe "El Progreso de las Naciones 1999".
Y si el niño sobrevive "puede sufrir más enfermedades, no alcanzar la plenitud de sus condiciones físicas y mentales, o padecer alguna discapacidad", de acuerdo con el informe.
Además, quienes nacen en esas condiciones serán vulnerables a la diabetes, la hipertensión y las enfermedades cardiovasculares.
Según Roger Simpson, que dirige la sección de nutrición de Unicef en Nueva York, la falta de peso del bebé se debe a problemas de la madre, como la inadecuada alimentación antes y después de la gestación y el exceso de trabajo durante el embarazo.
La preocupación de Bellamy pueder ser comprendida a la luz de otro informe: uno de cada cuatro recién nacidos en países pobres sufre atraso en su desarrollo prenatal por desnutrición de la madre.
"El bienestar alimentario de las madres gestantes sigue siendo una de las áreas más descuidadas de la salud mundial", se señaló en el informe "Fin de la Desnutrición para el 2020: una Agenda en el Milenio", publicado en marzo.
La situación en India, donde más de 80 por ciento de las mujeres embarazadas sufren anemia, ilustra la afirmación del informe, que fue redactado por la comisión sobre "Desafíos de la Nutrición del Siglo XXI", designada por la Organización de las Naciones Unidas.
Los autores del informe señalaron que si no mejora la atención a las mujeres embarazadas, alrededor de 1.000 millones de niños crecerán en el mundo hacia el 2020 con desarrollo mental insuficiente.
Actualmente, 200 millones de niñas y niños están afectados o discapacitados de alguna manera por la mala alimentación, y 250 millones en edad preescolar sufren falta de vitamina A.
Según la OMS, más de la mitad de las niñas y los niños menores de cinco años presentan en Asia meridional insuficiencia de proteínas. En Africa subsahariana, la proporción es de 30 por ciento.
"Eso se puede prevenir. Se necesita una acción urgente para salvar a esos niños y evitar que sufran trastornos innecesarios en el futuro", afirmó Philip James, quien encabeza la comisión de "Desafíos de la Nutrición del Siglo XXI" y preside también la Fuerza Especial Internacional sobre la Obesidad.
El llamado de James fue atendido por varios países de Africa y Asia, que han comenzado a encarar el problema del peso en neonatos.
Ese esfuerzo incluye garantizar una alimentación adecuada en la gestación, prevenir la malaria y evitar el exceso de trabajo de la madre, además de asegurar la ingestión de vitaminas y minerales.
Sin embargo, Simpson no está convencido que esas medidas determinarán un cambio rápido, porque los programas de salud pública carecen de estrategias claras.
"Muy pocos programas han señalado la prevención de la falta de peso adecuado como una prioridad", observó.
"Con el fin de corregir eso, Unicef tiene un plan. Lo que Bellamy busca es hacer del peso de los recién nacidos un componente clave de nuestra estrategía para la primera infancia", agregó.
También se requiere una estrategia nutritiva global, con prioridad en determinados cultivos agrícolas y la reanudación del consumo de la gama tradicional de cereales, verduras y frutas", puntualizó James. (FIN/IPS/tra-eng/mmm/da/ego/ff/he/00