PAKISTAN: Alto costo de producción amenaza seguridad alimentaria

El creciente costo de los insumos agrícolas, la menguante productividad del suelo y la falta de apoyo gubernamental sumergen en la miseria a los pequeños agricultores y amenazan la seguridad alimentaria en Pakistán.

Los padecimientos de los pequeños agricultores, que alimentan a este país surasiático de 130 millones de habitantes, comienzan a reflejarse en la producción nacional de alimentos y también en las cifras sobre pobreza.

Unos ocho millones de familias con un promedio de seis miembros cada una realizan tareas agrícolas pero apenas subsisten, estimó el Departamento de Estadísticas.

"La inseguridad alimentaria y la pobreza se relacionan directamente con la pérdida de control de los productores de alimentos sobre sus sistemas tradicionales, por causa de políticas basadas en tratados comerciales injustos", señaló Mohammad Arshad, de la organización no gubernamental La Red.

Pakistán, considerado un país con déficit alimentario por la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación), ya padeció falta de alimentos en los últimos tres años, pero el gobierno lo atribuyó a la obra de traficantes y especuladores.

Aunque la demanda doméstica fue satisfecha mediante importaciones, hasta ahora las autoridades no presentaron un plan para superar la inseguridad alimentaria a largo plazo en un país donde 19 por ciento de la población está subalimentada.

Para el año 2010, la demanda de trigo aumentará 29 por ciento, pero su producción solo crecerá 22 por ciento, según proyecciones.

Organizaciones de agricultores y activistas atribuyen esta situación a políticas mal concebidas que promueven el estilo empresarial en la agricultura y no solo limitan las opciones de cultivo de los granjeros sino que perjudican los sistemas agrícolas tradicionales, la distribución de alimentos y la biodiversidad.

"Hace 30 años, los granjeros cultivaban más de 10 variedades de trigo, pero ahora 90 por ciento de los agricultores cultivan una única variedad", comentó Shahid Zia, coordinador de investigaciones del Instituto de Políticas para el Desarrollo Sustentable, con sede en Islamabad.

La seguridad alimentaria tiene origen en las tecnologías de la "revolución verde", y ahora es necesario regresar a la agricultura sustentable, opinó Zia.

"A largo plazo, la seguridad alimentaria depende del fortalecimiento de los sistemas locales de producción de alimentos, la confianza en las formas tradicionales de cultivo y la protección de nuestra biodiversidad", afirmó.

El creciente costo de la agricultura también hace que cada vez más pequeños granjeros emigren hacia zonas urbanas en busca de otro medio de vida.

"La agricultura ya no es económicamente viable en Pakistán, a menos que se trate de un gran terrateniente con influencia política para obtener créditos", comentó Nusrat Abbas, un ex agricultor que ahora trabaja en un organismo gubernamental en la capital.

"Mi padre y mis tres hermanos todavía cultivan, pero les resulta muy difícil alimentar a sus familias con lo que producen, y siempre me piden apoyo financiero", relató.

La mayoría de los agricultores entrevistados por IPS afirmaron que el bajo retorno de sus productos es la principal causa de la disminución de sus ingresos.

"Los precios de insumos como los fertilizantes y pesticidas aumentaron más rápido que los productos agrícolas", observó Karam Dad, quien posee un pequeño terreno en la zona arrocera de Sheikhpura, cerca de Lahore.

A mediados de los años 60, junto con las tecnologías de la revolución verde, el gobierno instituyó subsidios para el trigo, el arroz, el algodón, la caña de azúcar, las legumbres, la papa, la cebolla, el girasol, los frijoles de soja, la canola y el tabaco para asegurarles a los cultivadores un precio justo.

Sin embargo, el subsidio siempre obraba contra los cultivadores y en favor de los consumidores urbanos, en especial los de alimentos básicos como el trigo y el arroz, y eran dictados con criterio político.

El propio Ministerio de Agricultura y Alimentación admitió que la aplicación de políticas erróneas durante décadas, que dieron prioridad al consumidor sobre el productor, redujo la producción.

"Los subsidios a los consumidores, por ejemplo sobre el trigo, podrían haberse empleado mejor si se hubieran derivado al productor", dice un informe oficial del Ministerio.

Mientras las condiciones económicas para los pequeños cultivadores empeoran, los servicios públicos disponibles para ellos también se deterioran y vuelven ineficaces.

La mayoría de los agricultores se quejan de falta de acceso a créditos, pese a una red de filiales del estatal Banco de Desarrollo Agrícola de Pakistán en las zonas rurales.

"Si obtuviéramos créditos blandos antes de sembrar, nuestros ingresos aumentarían, pero los préstamos están acaparados por grandes terratenientes con influencia política", lamentó Ghulam Hussain, un granjero de la zona de Rawalpindi.

Funcionarios del Banco de Desarrollo Agrícola negaron que la distribución del crédito sea injusta, pero las estadísticas del Ministerio de Agricultura revelan una clara discriminación contra los pequeños agricultores.

En 1990, el Banco solo otorgó 46 por ciento de sus créditos a granjeros con menos de cinco hectáreas, aunque éstos constituyen 81 por ciento de los agricultores registrados en este país.

Otra gran preocupación de agricultores y científicos es la pérdida de fertilidad del suelo como resultado del uso indiscriminado de fertilizantes químicos y pesticidas durante décadas.

En la provincia sureña de Sindh, 60 por ciento de la tierra se volvió estéril.

"La revolución verde promovió la rotación extractiva de cultivos y reemplazó los sistemas de producción tradicionales", señala un informe del Centro Nacional de Investigación Agrícola, una institución pública.

"Como resultado, la materia orgánica del suelo se redujo al punto que la textura y la baja fertilidad limitan el rendimiento, y más importante, aumentan los costos de producción, porque exigen más labranza y fertilizantes", añade.

El consumo de fertilizantes en Pakistán se duplicó desde 1980, mientras que el uso de pesticidas químicos aumentó de 665 toneladas en 1980 a 44.872 toneladas en 1997, según cifras oficiales.

"Cada año, debemos utilizar más y más insumos químicos porque hay una nueva enfermedad o las plantas crecen muy lentamente", se quejó Karam Dad.

Mientras el gobierno continúa con políticas concentradas en el suministro para superar la inseguridad alimentaria, el Grupo de Acción para la Agricultura Sustentable (SAAG), una coalición de organizaciones de agricultores, sugiere un enfoque integral.

"El gobierno debería vincular los objetivos de sus políticas la administración de los recursos naturales, el sector social, la economía y la agricultura", instó Mushtaq Gadi, de la Fundación Sungi para el Desarrollo, un miembro de SAAG. (FIN/IPS/tra-en/mr/rdr/mlm/dv/00

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