/Mujeres líderes/ NACIONES UNIDAS: Destacado papel de mujeres en misiones de paz

Mary Brownell, una maestra de escuela jubilada de Liberia, no aspiraba a ser un personaje público, pero el sufrimiento de su pueblo mientras fracasaban las negociaciones para poner fin a la guerra civil le resultó intolerable.

Asombrada por el silencio de las mujeres en los intentos de negociar una paz duradera, tuvo la "loca idea" de formar un grupo de presión femenino para hablar contra la guerra.

Tras consultar a sus amigos y a un numeroso grupo de mujeres, lanzó una campaña de publicidad en la radio nacional, invitando a las mujeres a asistier a una reunión pública en el edificio de la municipalidad de Monrovia.

"Debemos decir que estamos hartas de sentarnos a mirar lo que hacen los hombres. Queremos ser parte del proceso de toma de decisiones políticas en nuestro país", afirmó en esa reunión.

Las mujeres habían encontrado un espacio de acción al brindar ayuda a los damnificados por la guerra civil, que comenzó en 1989 con el derrocamiento del régimen de Samuel Doe.

Sin embargo, no habían tenido voz en numerosos acuerdos de paz firmados y luego violados por las facciones beligerantes desde 1990.

Pero todo empezó a cambiar en enero de 1994, cuando Brownell fundó la Iniciativa de Mujeres Liberianas (LWI), abierta a todas las mujeres sin distinciones étnicas, sociales, religiosas o políticas. "Fue así que integramos analfabetas y doctoras universitarias. Todas hicimos la LWI", relató la activista.

La estrategia adoptada fue abogar por el desarme antes de las elecciones legislativas y presidenciales del 19 de julio de 1997. LWI presionó a todos los partidos para que apoyaran las conversaciones de paz y lanzó un programa para asistir físicamente a la recolección de armas automáticas.

La desmovilización y el desarme fueron los puntos claves de las tratativas de paz en Liberia en 1997, que pusieron fin al conflicto.

"Las mujeres fueron a los lugares donde se efectuaba el desarme para llevar a los combatienes un vaso de agua y un sandwich, y agradecerles que entregaran sus fusiles y pistolas", contó Brownell.

El siguiente objetivo de LWI fue estar presente en las conversaciones de paz y plantear en forma directa a los líderes de las facciones los puntos de vista de grupos de base. Las mujeres reunieron fondos para que sus representantes asistieran a las reuniones mediante venta de pasteles y organización de espectáculos.

Su presencia influyó en el proceso, a pesar de que las delegadas de LWI no eran participantes oficiales en las negociaciones.

El resultado de iniciativas como la de Brownell hizo que el Fondo de Desarrollo para Mujeres de la Organización de las Naciones Unidas (Unifem) entrevistara a diversas mujeres líderes que participaron en negociaciones de paz en sus países o contribuyeron a su desarrollo.

Unifem resumió las conclusiones de esa experiencia en un libro puntos de vista en el libro "Mujeres en Negociaciones de Paz: Haciendo la Diferencia", publicado en Estados Unidos a comienzos de marzo.

"En demasiadas regiones siguen surgiendo conflictos, pero hay un motivo de esperanza a causa de acciones llevadas a cabo con éxito por mujeres, con el fin de participar de modo igualitario en las discusiones para resolver esos conflictos", señaló Flavia Panseri, vicedirectora de Unifem.

El libro, de 58 páginas, busca promover discusiones sobre la contribución de las mujeres en los procesos de paz, y "explorar los asuntos a través de las perspectivas de mujeres líderes que abren un nuevo terreno en las gestiones de paz, influyen en la sociedad civil y consolidan la democracia", afirmó.

Desde Bosnia, Burundi, Bosnia, Camboya y Colombia hasta Irlanda del Norte, Palestina y Sudáfrica, las entrevistadas forman parte de un creciente movimiento decidido a impulsar una agenda de inclusión, igualdad y paz concebida en términos de seguridad humana.

El libro relata las dificultades enfrentadas por las mujeres para participar en mesas de negociación y las estrategias que desarrollaron para lograrlo, y concluye con una breve revisión de compromisos internacionales para aumentar la participación femenina en negociaciones de paz y procesos vinculados con esas negociaciones.

La marcha de las mujeres hacia la igualdad y la plena participación en procesos de paz ha sido lenta, a pesar de esos compromisos.

El Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) aprobó siete resoluciones sobre la participación de de mujeres en conflictos armados y procesos de paz, y el Plan de Acción de la IV Conferencia Mundial sobre la Mujer, realizada en Beijing en 1995, incluyó un capítulo sobre mujeres en guerra.

Sin embargo, los 34 representantes especiales y enviados del secretario general de la ONU a países y regiones de conflicto son varones, apuntó el Unifem.

Las mujeres ocupan en la actualidad 20 por ciento de los cargos profesionales en las misiones del Departamento de Operaciones de Paz de la ONU, y son 12,6 por ciento de su personal.

La resistencia a la participación femenina es evidente en diversas regiones y sectores sociales. Algunas líderes piensan que eso se debe sobre todo al papel social asignado en forma tradicional a las mujeres.

"Las víctimas no exigen, se quejan, y por lo tanto la necesidad de que participen en los procesos de paz resulta invisible", explicó la senadora Piedad Córdoba Ruiz, de Colombia, quien jugó un papel importante en el diálogo entre el gobierno y grupos guerrilleros de su país.

En Palestina, donde el proceso de paz aún no ha terminado, las mujeres son objeto de presiones para que vuelvan a sus papeles tradicionales.

Hanan Ashrawi, quien fue portavoz de la delegación palestina entre 1991 y 1994, en las conferencias de Madrid y Oslo, dijo que apenas pasa un peligro inmediato los hombres adoptan una actitud muy protectora y patriarcal, y su mensaje es: "Bien por usted, cumplió con su deber, ahora vuelva a la cocina".

Ashrawi, quien actualmente es directora de la Iniciativa Palestina para la Promoción del Diálogo Global y la Democracia, comentó que formar movimientos femeninos y alianzas no es fácil, porque las organizaciones palestinas de mujeres son en su mayoría anexos de agrupaciones políticas.

En Palestina, las mujeres afirman que "no se puede pedir autodeterminación si la mitad del país (las mujeres) no cuenta", indicó.

Las mujeres que trabajan en procesos de paz tienen un sentido de responsabilidad personal hacia aquellos que las apoyaron, señaló.

"La recompensa no consiste en que el jefe me dé palmadas en la espalda, sino en que la persona que pidió que habláramos en su nombre, que seamos su voz, diga: 'Tú proteges mis derechos y yo confío en tí: te he usado para fortalecerme"', subrayó. (FIN/IPS/tra-eng/ib/da/sm/ego/mp/ip/00

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