/Integración y Desarrollo/ ASIA: La complacencia es el riesgo de la recuperación

Las economías de Asia afectadas por la crisis de 1997 muestran ahora tasas saludables de crecimiento, pero aún deben probar que esa recuperación es sustentable, advirtió el Banco Asiático de Desarrollo en un nuevo informe.

«La salida de las naciones en desarrollo de Asia de la crisis financiera de 1997 y 1998 y su conversión en la región de más rápido crecimiento del mundo superó todas las expectativas», destaca el informe, titulado «Perspectivas de desarrollo de Asia para el 2000».

Pero el documento divulgado miércoles también advierte que las economías asiáticas deben reformar sus finanzas y su sector financiero en el futuro inmediato para aumentar su resistencia.

Aunque la región ha logrado mucho, «el mayor riesgo que enfrenta es la complacencia», explicó el banco regional, con sede en Manila.

La tasa promedio de crecimiento de Asia para el año 1999 superó seis por ciento, luego de una profunda recesión y contracción económica en 1997 y 1998. El Banco prevé que el índice llegará a 6,2 por ciento este año y caerá a seis en el 2001.

Esto constituye un marcado cambio respecto de los días en que Indonesia, el país más afectado por la crisis financiera estallada en 1997, tenía un crecimiento negativo de 13,2 por ciento, en 1998.

En 1999, Indonesia presentó un modesto crecimiento de 0,2 por ciento en su producto interno bruto (PIB), que podría llegar a cuatro por ciento este año y a cinco el próximo, según las previsiones.

El Banco identificó a Corea del Sur como la economía más recuperada, con un crecimiento de 10,7 por ciento en 1999 frente a una tasa negativa de 6,7 por ciento en 1998. La institución prevé que el crecimiento se enlentecerá y quedará en 7,5 por ciento en el 2000 y en seis por ciento en el 2001.

El desempeño de Tailandia también fue considerado muy bueno, al transformar su crecimiento negativo de 10,4 por ciento en 1998 por uno positivo de 4,5 por ciento este año.

Así mismo, los flujos de capital privado volvieron a las cinco economías asiáticas afectadas por la crisis (Indonesia, Malasia, Corea del Sur, Filipinas y Tailandia), con un influjo neto de 5.100 millones de dólares en 1999.

En contraste, en 1998 los inversores extranjeros huyeron de la región en pánico y se llevaron consigo 38.600 millones de dólares.

«Junto al influjo de ayuda exterior y al progreso en cuanto a la renovación de la deuda extranjera, los flujos de capital se estabilizaron y se restauró la confianza en estos países», subraya el informe.

Pero por debajo de las estadísticas positivas están los profundos costos socioeconómicos de la crisis, que dejó a millones de personas sin trabajo e hizo aumentar la pobreza.

En el capítulo especial sobre la pobreza en el nuevo siglo, el documento señala que «es muy pronto para medir con exactitud el impacto general sobre la pobreza», pero «las cifras disponibles sugieren que aumentó en los países más afectados por la crisis regional», aunque no tanto como se preveía.

Por ejemplo, se pronosticaba que la incidencia de la pobreza en Indonesia aumentaría a 48 por ciento, pero según el Banco Mundial el incremento fue de 11,3 por ciento en febrero de 1996 a 16,7 por ciento en diciembre de 1998.

Mientras, los países asiáticos afectados por la crisis deben hacer frente al costo económico de la reestructuración financiera, que aún se siente y continuará presionando los presupuestos públicos durante algunos años, según el Banco Asiático de Desarrollo.

«La recuperación, aunque impresionante, oculta problemas sustanciales, en particular en los sectores empresarial y financiero. Las dificultades de este sector y los costos de la reestructuración resultaron mucho mayores de lo previsto», resaltó la institución.

Una estimación sugiere que el costo total de la reestructuración financiera para los cuatro países más afectados alcanzará 58 por ciento del PIB en Indonesia, 16 por ciento en Corea del Sur, 10 por ciento en Malasia y 32 por ciento en Tailandia.

De particular preocupación, destacó el Banco, es el monto de la deuda empresarial, que hizo aumentar la carga de la deuda externa cuando la moneda estaba débil.

Se estima que entre 60 y 85 por ciento de los créditos de Indonesia no fueron reembolsados, frente a 20-30 por ciento en Corea del Sur y 50-70 por ciento en Tailandia, según estimaciones citadas por el Banco.

En todos los países afectados por la crisis, los préstamos morosos superan 20 por ciento de los créditos totales, «mucho más que en cualquier crisis bancaria anterior de mercados emergentes».

El Banco también sugirió que los países revisen sus políticas para obtener capital extranjero y aprendan de los problemas causados por el exceso de confianza en los préstamos bancarios de corto plazo.

«Tradicionalmente, las finanzas de Asia se basaron demasiado en la actividad bancaria, y eso debe cambiar», exhorta el informe.

«Por lo tanto, los países de la crisis deben modernizar y desarrollar sus mercados de capital, y maximizar la eficiencia con que los ahorros de largo plazo se canalizan hacia proyectos rentables industriales y de infraestructura», añadió. (FIN/IPS/tra-en/js/if-dv/mlm/00

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