/Integración y Desarrollo/ AGRICULTURA: Lucha contra las tierras secas en el norte de México

Campesinos del norte de México llaman "El Milagro" a su comunidad, que vive gracias a un pozo excavado en la tierra para extraer el agua que la naturaleza les niega.

El milagro consiste en haber obtenido agua, en una región donde cae un promedio de sólo 300 milímetros al año, explicaron los campesinos de esta comunidad, ubicada a 180 kilómetros de la ciudad de Monterrey, donde pueden ahora sembrar cebollas y ajos.

El Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), agencia de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) con sede en Roma, lleva a cabo el Proyecto de Desarrollo Rural de las Comunidades Marginadas de las Areas Ixtleras (1992-2000), que abarca una zona árida y semiárida de 135.000 kilómetros cuadrados.

La región ixtelera recibe este nombre porque históricamente la población se ha dedicado a la recolección del ixtle de la lechuguilla y de la palma para su transformación en fibras duras, que utilizan para la fabricación de cepillos de uso industrial y de costales, respectivamente.

Una proporción considerable de la población de la región, que cuenta con 1.200 comunidades campesinas dispersas que agrupan a 567.000 habitantes, depende de la explotación de la fibra de ixtle para sobrevivir debido a las condiciones muy adversas para la agricultura.

La explotación del ixtle es, sin embargo, una actividad poco productiva y se dedican a ella quienes no disponen de otra alternativa.

La disponibilidad de agua para el consumo humano y para los animales constituye la principal limitación para el desarrollo rural de las áreas ixtleras, razón por la cual el FIDA se propuso la rehabilitación de las redes de riego existentes y el mejoramiento de su operación.

El proyecto beneficia a 42.000 familias, cuya forma de vida depende en distinta medida de la recolección y tallado de las plantas de lechuguilla y palma de la cual extraen la fibra de ixtle.

Con el propósito de aliviar la situación de pobreza de este grupo social, busca alternativas de producción al tallado del ixtle, que les permita aumentar sus ingresos y mejorar su nivel de vida.

Son múltiples las iniciativas que han nacido al amparo de este proyecto que se realiza en el noreste de México, que comprende 36 municipios de cinco estados: Coahuila, Nuevo León, San Luis Potosí, Tamaulipas y Zacatecas.

Sus principales acciones se orientan a mejorar la capacidad productiva de las unidades agrícolas y al establecimiento de unidades de riego, así como de unidades pecuarias, rentables y sustentables, que incluyen también proyectos productivos y microempresas que generan empleo e ingreso.

Una de estas iniciativas es el restaurante "La Negrita", ubicado a 11 kilómetros de San Luis Potosí, administrado por 16 mujeres, que ofrece una comida 50 por ciento más barata que los otros establecimientos del lugar.

Su presidenta, Ofelia López, dijo que al principio debieron luchar contra la desconfianza de sus propios maridos, acostumbrados a que sus mujeres estuvieran sólo en la casa.

"Como nunca antes habíamos trabajado fuera de la casa, uno de ellos llegó a decir: apuesto mis zapatos que no serán capaces de administrar un restaurante. Hoy camina descalzo", narró.

En el restaurante, de unos 50 metros cuadrados, sirven 100 comidas diarias, con lo cual pueden ayudar a los gastos de la casa, mandar a sus hijos a la escuela e incluso comprarles zapatos", afirmó.

Los beneficiarios, organizados en cooperativas populares y ejidos, participan activamente en la ejecución, administración y evaluación del proyecto, en el que unas 3.500 mujeres se benefician de la capacitación y de la asistencia financiera y técnica para establecer actividades productivas.

"Sabía hacer las letras, pero no sabía que decían", señaló Sandra Hernández, de 52 años, una de las 12.290 personas alfabetizadas gracias a este proyecto del FIDA.

Ahora tiene a su cargo los libros de contabilidad de una pequeña empresa de 12 socias donde hacen ropa que después venden en Saltillo, una ciudad colonial de 900.000 habitantes a 800 kilómetros de la capital, fundada en 1577 por un grupo de españoles y portugueses.

El director ejecutivo del Proyecto, Edmundo Alvarez Gaona, dijo que éste ha cumplido con creces los objetivos que se había propuesto, permitiendo a los campesinos de la zona tener una actividad alternativa a la explotación de la fibra de ixtle.

El proyecto, agregó, les ha permitido elevar los ingresos y mejorar las condiciones de vida de las familias, entre las más pobres de la población rural de la región, cuyos ingresos anuales ascienden a 300 dólares.

Las mujeres se sienten orgullosas de su trabajo, de poder contribuir para los gastos de la casa, donde también ha cambiado la relación de pareja, ya que por primera vez los hombres les ayudan en las tareas domésticas.

En otra comunidad, San Antonio, 10 familias se dedicaron al cultivo de la alfalfa, gracias a un pozo de 190 metros de profundidad que les permite extraer agua, afirmó su presidente, Alberto Urbina, quien añadió que con las ganancias se compraron el primer tractor.

"Lo más importante es que ya no tenemos que emigrar a la ciudad para poder trabajar", comentó otro campesino, Marcelino Peña Cortés.

El FIDA, creado en 1977 como resultado de la Conferencia Mundial de la Alimentación de 1974, ha movilizado desde su creación más de 15.900 millones de dólares para financiar 461 proyectos en 110 países para reducir la pobreza y promover el desarrollo rural sustentable. (FIN/IPS/jp/ag/dv/00

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