La policía desmanteló hoy en el norte de España el principado de Sealand, una entidad que se regía por leyes británicas y que coordinaba actividades por Internet, al detener a más de 60 personas que traficaban con documentación falsa.
El principado, que se anuncia en una página de la red mundial informática Internet como "un joven estado independiente", fue fundado en 1967 en las costas del mar del Norte, frente a Gran Bretaña, por el ex comandante británico Paddy Roy Bates, de quien no se tienen noticias.
El principal detenido es su sucesor, el "príncipe regente" Francisco Trujillo Ruiz, de 46 años, ex agente de la Guardia Civil, la policía militarizada de España. Todos los detenidos este martes se identificaban como embajadores, cónsules o ministros de Sealand, informaron fuentes policiales.
Las mismas fuentes señalan que varios de los detenidos cuentan con antecedentes policiales por estafa, tráfico de drogas y tenencia de armas y explosivos.
Entre ellos, además de los españoles, figuran alemanes, austríacos, chilenos, chinos, chipriotas, estadounidenses, franceses, italianos, rumanos, rusos y ucranianos.
El grupo utilizaba como "embajada" en Madrid la oficina de un conocido abogado, en la céntrica calle Serrano, en cuyo frente ondeaba la bandera de Sealand.
Entre los delitos que investiga la policía se encuentra el suministro de documentos diplomáticos a un grupo de narcotraficantes marroquí.
También se investiga la relación de los dirigentes de Sealand con personalidades del mundo de la cultura, el espectáculo, la nobleza y la política, y actividades de lavado de dinero sucio.
El principado virtual asegura en su página web tener 160.000 habitantes, pero eso es imposible, pues su territorio consiste en plataforma petrolera abandonada de 140 metros por 40, utilizada por los británicos en la defensa de Londres de los ataques de la aviación alemana en la segunda guerra mundial (1939-1945).
Francisco Trujillo, hasta ser detenido, se movía con libertad por España, en un automóvil con matrícula de Sealand y munido de un pasaporte diplomático y carné de conducir igualmente falsos.
Fuentes del Ministerio de Relaciones Exteriores aseguraron a IPS que ningún trámite, solicitud de acreditación "y mucho menos documentación alguna" fue gestionada ante ese organismo por representantes de Sealand.
Además de documentación falsa, Trujillo y sus cómplices ofrecían residencia virtual a quienes quisieran radicar allí sus negocios, con bajos impuestos.
Documentos entregados por la Guardia Civil al juez que lleva el caso señalan que el principado envió embajadores itinerantes a la Federación Rusa, la República Checa y Corea del Sur, donde presentaron sus credenciales diplomáticas e iniciaron la negociación de operaciones comerciales.
Esos documentos prueban también que Sealand recibió respuesta a sus requerimientos de las Embajadas en España de Chipre, Etiopía, Gabón, Guinea, Haití, Honduras, Jamaica, Jordania Liberia, Nepal, Pakistán, Paraguay, Siria y Turquía.
Todas esas representaciones diplomáticas manifestaron en sus misivas interés por las actividades comerciales que les proponía el principado virtual.
Entre la documentación incautada se encuentran también registros que demuestran que Sealand recibió a través de Internet centenares de peticiones de compra de pasaportes diplomáticos, certificados de nacionalidad y permisos de conducir procedentes de todo el mundo.
Además de Trujillo, fueron detenidos el italiano Alfredo Gatti, representante en España del partido neofascista Aleanza Nazionale, el ex militar argentino Roberto Marenco, el ruso Igor Popof, ministro de Relaciones Exteriores de Sealand, y el español Carlos Gallego.
La facilidad con que los miembros de Sealand se movieron por Europa durante años muestra el peligro que implica la existencia de pequeños principados, algunos convertidos en "paraísos fiscales" y campo propicio para encubrir actividades delictivas, señalaron fuentes policiales.
Si Sealand pudo encubrir actividades ilícitas con un manto diplomático sin estar reconocido por las autoridades españolas, añadieron, mucho más fácil resulta para quienes sí son reconocidos y gozan de inmunidad diplomática. (FIN/IPS/td/mj/ip/00