Cualquiera sea el ganador de la segunda vuelta electoral en Perú, el presidente Alberto Fujimori o el opositor Alejandro Toledo, el próximo gobierno estará obligado a formar alianzas con otras fuerzas políticas, pues no tendrá mayoría parlamentaria propia.
Las proyecciones de los resultados electorales asignaban este lunes 48 por ciento de los votos a Fujimori, quien procura un tercer mandato consecutivo, y 41,6 por ciento a Toledo, y como ninguno alcanzó la mayoría absoluta se verán obligados a comparecer a una segunda vuelta en mayo.
Los analistas atribuyen a ambos posibilidades casi parejas de ganar la segunda ronda, Fujimori por sus siete puntos de ventaja y Toledo porque la suma de los votos de los candidatos opositores que quedaron excluidos suman más de 10 por ciento.
"Cualquiera puede ganar, porque no es seguro que Toledo herede toda la votación opositora, en tanto que el respaldo a Fujimori parece más firme y estable", señaló Manuel Torrado, analista de la empresa encuestadora Datum.
Torrado consideró probable que en los 30 días de campaña que restan haya una confrontación programática y quizás un debate entre ambos contendientes.
"De ellos dependerá cómo refuerzan y mejoran sus respectivas imágenes ante el electorado", concluyó Torrado.
Por su parte, el periodista Orestes Palomino sostuvo que "la confrontación programática estará enmarcada por las necesarias negociaciones con otros sectores políticos, porque ninguno de los dos tendrá suficiente mayoría propia para conseguir el respaldo parlamentario".
"No nos debería extrañar, inclusive, que pasado el fragor de la contienda y restañadas las heridas emocionales los representantes de Fujimori y de Toledo se asocien en el Congreso, por lo menos en los temas económicos, porque ambos se ajustan a la inspiración del Banco Mundial", añade Palomino.
Según resultados extraoficiales de las elecciones de parlamentarios, simultáneas a las presidenciales del domingo, la Alianza Perú 2000 del presidente Fujimori tendrá 49 de los 120 escaños en el próximo Congreso legislativo, en tanto que Toledo tendrá sólo 27 representantes propios.
Pero la suma de sus aliados más firmes, los movimientos Somos Perú, Frente Independiente Moralizador y Solidaridad, y el socialdemócrata Partido Aprista Peruano, el centroizquierdista Unión Por el Perú y el derechista Acción Popular, elevarán a 66 la votación potencial de Toledo en el parlamento.
En cambio, los dos probables aliados de Fujimori, Avancemos y Frepap, considerados "tibiamente opositores y erráticos" porque apoyaron algunas iniciativas de la mayoría oficialista, solo podrían darle esta vez cinco votos, que no alcanzan para completar los 61 que el actual presidente necesitaría.
Esa nueva correlación de fuerzas parlamentarias constituye, hasta ahora, el cambio político más importante de un proceso electoral que aún no concluye.
La mayoría de los analistas independientes coinciden en señalar que, en caso de ganar, Fujimori no podrá desarrollar la política autoritaria que, según sus adversarios, despliega desde 1992, cuando disolvió con la ayuda del ejército un parlamento hostil a su gestión.
Las reformas efectuadas por un Congreso Constituyente elegido en 1992 incorporaron la hasta entonces prohibida posibilidad de reelegir al presidente para un segundo mandato consecutivo.
En el Congreso legislativo elegido en del marco de la nueva Constitución, Fujimori consiguió una abrumadora mayoría, lo que le permitió gobernar sin problemas manejando el parlamento desde el palacio presidencial, según la oposición.
Ahora, según algunas de las declaraciones pre electorales de Fujimori, en caso de ganar en su próximo mandato asumiría nuevos compromisos económicos, como la promoción de la agroindustria exportadora y las pequeñas empresas para generar empleo y flexibilizar su esquema de gobierno.
"Fujimori ya no podrá resolver la falta de mayoria parlamentaria con la ayuda del ejército, como en 1992, porque la comunidad internacional no se lo permitirá y porque ahora enfrentaría un fuerte movimiento popular de oposición", comentó el sociólogo Alberto Panessi.
"De modo que tendrá que aprender a negociar con otras fuerzas, ceder en algunos puntos para obtener otros", pronosticó Panessi, vinculado a la Universidad Católica.
La investigadora social Imelda Vega recordó que en diciembre Toledo suscribió un Pacto de Gobernabilidad con casi todas las fuerzas opositoras que estarán presentes en el próximo parlamento.
Entonces, Toledo era un miembro menor de la constelación de fuerzas opositoras, apenas con seis por ciento de votación potencial, según las encuestas, y fracasó en su empeño de convencer a los dos candidatos entonces con mayor fuerza, Alberto Andrade y Luis Castañeda, de unificarse en una sola candidatura.
"Se dice que Toledo estaba dispuesto entonces a aceptar la (candidatura a la) vicepresidencia y un lugar en la lista parlamentaria, pero Andrade y Castañeda prefirieron discutir primero entre ellos, de modo que las conversaciones avanzaron solo en el pacto programático de gobernabilidad", destacó Vega.
Los firmantes se comprometieron a restañar heridas infligidas al Estado de Derecho: reponer los miembros cesados en el Tribunal Constitucional por oponerse a la reelección de Fujimori, cesar la intervención del gobierno en el Poder Judicial y devolver al Congreso su capacidad de fiscalizar al Poder Ejecutivo.
Se comprometieron también a humanizar la política económica, promover la descentralización del país como medio de democratizar la gestión pública y "redimensionar" al Servicio de Inteligencia Nacional, considerado una de las bases del poder de Fujimori".
"En caso de ganar Fujimori, la necesaria negociación con las demás fuerzas parlamentarias lo obligará probablemente a ceder en los temas incluidos en el Pacto de Gobernabilidad, que será la primera bandera de la actual oposición llegue o no al gobierno", opinó el periodista Raúl Serrano. (FIN/IPS/al/mj/ip/00