EEUU: Asistencia al desarrollo rumbo al nivel más bajo en 50 años

La asistencia al desarrollo por parte de Estados Unidos prevista para el año fiscal 2001 será la menor en 50 años, pese a que ese país está en su período de crecimiento económico más prolongado desde la Segunda Guerra Mundial.

La información fue proporcionada en un informe del Centro de Presupuesto y Prioridades Políticas (CBPP), divulgado el martes y titulado "Las tendencias en la asistencia al desarrollo por parte de Estados Unidos y el actual debate presupuestario".

El monto de la asistencia propuesta por el presidente Bill Clinton para el próximo año fiscal es 10.700 millones de dólares, mayor que el de cualquier otra nación salvo Japón, pero expresado como porcentaje del producto interno bruto (PIB), o del presupuesto total, es el menor entre los países industrializados.

La propuesta del Poder Ejecutivo equivale a 0,11 por ciento del PIB estadounidense, menos de la mitad del porcentaje asignado por Estados Unidos a la asistencia al desarrollo en los años 80, y menos de un tercio del porcentaje del PIB que destinan a ese fin la mayoría de los países industrializados en la actualidad.

El presupuesto para el año fiscal 2001 es 1,8 billones de dólares, y el monto previsto para asistencia al desarrollo es 0,6 por ciento de esa suma, un porcentaje similar al de varios años anteriores, pero la quinta parte del destinado a ese fin en 1962, cuando el país creó su Agencia para el Desarrollo Internacional.

Además, el opositor Partido Republicano, mayoría en el Congreso, ha divulgado su propia iniciativa presupuestaria, que implica un recorte de seis por ciento de la asistencia al desarrollo propuesta por Clinton para el próximo año fiscal, y recortes mayores en los años siguientes.

"La tendencia decreciente de la asistencia al desarrollo es clara. El compromiso estadounidense con esa asistencia ha declinado en forma significativa con el paso de los años, hasta llegar a un nivel muy bajo en comparación con los de otros países industrializados", afirmó Isaac Shapiro, autor del informe.

Esa tendencia tiene un significado especialmente negativo porque se manifiesta mientras surge un nuevo consenso mundial acerca del modo de aumentar la eficacia de la asistencia, en especial para reducir la pobreza, señaló el Consejo para el Desarrollo de Ultramar (ODC), un grupo de expertos con sede en Washington.

"Este es un mal momento para la reducción del gasto estadounidense en asistencia al desarrollo", comentaron los analistas Kevin Morrison y David Weiner en un informe del ODC.

"El avance de los conocimientos que permiten brindar ayuda más eficaz y dirigirla a los objetivos adecuados" se aplica en la actualidad para "rediseñar los programas en la materia de Estados Unidos y de instituciones multilaterales que reciben apoyo estadounidense", explicaron.

Los programas analizados en el informe del CBPP incluyen asistencia al desarrollo y ayuda humanitaria brindadas por Estados Unidos en forma directa y mediante instituciones multilaterales como el Banco Mundial.

También abarcan recursos canalizados por el Fondo de Apoyo Económico (ESF), un programa empleado durante la Guerra Fría para apoyar con grandes sumas de dinero a gobiernos de países en desarrollo que mantenían estrechas alianzas con Washington.

Clinton propuso que en el año fiscal 2001 se destinen 2.300 millones de dólares al ESF, menos de la mitad de los recursos asignados a ese programa hace 15 años.

En la actualidad casi todos los recursos del ESF se emplean para respaldar a gobiernos de Medio Oriente que participan en el proceso de paz árabe-israelí.

Medio Oriente es la región del mundo que recibe más asistencia estadounidense, pese a la relativa riqueza de los países que la integran.

La suma de la asistencia no militar a Israel, Egipto, la Autoridad Palestina y Jordania es mayor que la destinada a Asia y Africa subsahariana, donde están los países más pobres del mundo.

El gobierno de Clinton, como el de su predecesor George Bush, dice que lamenta la disminución de la asistencia al desarrollo, y señala que el principal responsable del recorte es el Congreso, pero ha hecho poco para revertir la tendencia, pese a compromisos asumidos por la secretaria de Estado, Madeleine Albright.

Albright prometió en 1997 que defendería el aumento de la asistencia ante la opinión pública en forma más eficaz que cualquiera de sus predecesores, y rara vez pierde una ocasión para quejarse de la escasez de los fondos destinados a ese objetivo.

"La mayor parte de los estadounidenses se asombran cuando les digo que el porcentaje de nuestra riqueza que dedicamos a asistencia al desarrollo en otros países es menor que el de cuaquier otra nación industrializada", declaró Albright el martes en Washington.

"Durante la última década nuestra inversión en asistencia disminuyó a la mitad, y llegó a ser 90 por ciento menos que en los tiempos del presidente Harry Truman () y el general George Marshall", indicó.

"Esto hace más difícil que estimulemos a otros a uamentar su ayuda, y a menudo nos obliga a reducir los fondos destinados a una necesidad urgente cuando nos enfrentamos a otra", comentó.

Muchas firmas estadounidenses con intereses fuera del país presionan para que aumente la asistencia al desarrollo.

La Alianza de Negocios para el Desarrollo Económico Internacional (BAIED) pidió en un informe publicado a comienzos de este mes un "renacimiento de la asistencia" para construir economías más saludables en el mundo, y alegó que eso aumentaría las compras de productos estadounidenses.

La BAIED, una coalición formada por universidades y asociaciones de empresarios que incluye a grandes productores de alimentos, destacó que 80 por ciento de los fondos para asistencia al desarrollo se gastan en bienes y servicios que Washington compra a firmas e individuos estadounidenses.

En el informe de la coalición, titulado "Protegiendo el futuro de Estados Unidos: el papel de la asistencia al exterior", se señaló que el valor de las exportaciones estadounidenses se duplicó en los últimos 10 años y llegó a representar 10 por ciento del PIB.

"Nuestros gastos en asistencia al desarrollo en los años 60 y 70, en especial en el Asia oriental y América Latina, están estrechamente vinculados con el gran incremento de nuestras inversiones y exportaciones con destino al mundo en desarrollo durante los años 80 y 90", aseguró la BAIED.

"La mayor parte de la asistencia a países en desarrollo que realicemos hoy servirá para que esas naciones sean buenas consumidoras de nuestros productos mañana", arguyó.

El ODC expuso el mismo argumento en su informe, y concluyó que la disminución del presupuesto para asistencia perjudica los intereses de Estados Unidos.

Además, "contradice a la mayoría de los estadounidenses, quienes piensan que el país y otras naciones ricas tienen la obligación moral de ayudar a las personas más pobres del mundo, entre las cuales 1.200 millones viven con menos de un dólar por día", subrayó.

Los donantes aprendierom mucho en la última década acerca del modo de brindar asistencia sea más eficaz, señaló.

En especial, comprendieron que la ayuda debe dirigirse a países comprometidos con la aplicación de fuertes programas de reforma ecomómica, mejora del gobierno y respeto de la legalidad, que además tengan un sentimiento de propiedad en relación con la asistencia que reciben.

"La tendencia decreciente registrada en el informe del CBPP, disminuye el impacto de los programas de asistencia estadounidenses, cuando deberían fortalecerse mediante los nuevos conocimientos que hemos adquirido", sostuvo el OCD. (FIN/IPS/tra- eng/jl/da/mp/ip dv/00

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