La prolongada crisis económica de Indonesia forzó al gobierno a retrasar su programa de educación básica obligatoria de nueve años, y esto afectará adversamente la calidad de los recursos humanos nacionales, advirtieron expertos.
"Nos guste o no, este programa de educación obligatoria por nueve años debe ser demorado debido a la crisis económica actual", declaró Indra Djati Sidi, director general de enseñanza elemental y secundaria del Ministerio de Educación.
Según el programa, lanzado en 1994, los niños de siete a 15 años deben ir obligatoriamente a clase y completar la educación primaria y la secundaria intermedia.
En la práctica, significa que los alumnos de primaria, cuya instrucción era ya obligatoria, deben continuar sus estudios en el programa secundario intermedio de tres años.
Desde que se introdujo el programa de enseñanza obligatoria, el número de alumnos subió hasta llegar a 70 por ciento de los niños de siete a 15 años, informó Sidi.
Según datos del Ministerio de Educación, la cantidad de alumnos de enseñanza primaria y secundaria intermedia aumentó sostenidamente desde los años 90 hasta que empezó a declinar en 1998, el segundo año de la crisis económica.
La cantidad de escolares totalizó 36,44 millones en 1994, divididos en 29,46 millones de alumnos de primaria y 6,98 millones del secundario intermedio. La cifra ascendió a 39 millones en 1997, con 29,27 millones en el primario y 9,73 millones en el ciclo intermedio.
Sin embargo, debido a la crisis económica, la cifra descendió a 38,64 millones de estudiantes en 1998. El índice total de inscripciones para los cursos elementales e intermedios también cayó debido a la crisis financiera.
La tasa de inscripción para la primaria en 1990 fue de 92,3 por ciento y subió al 93,4 en 1994 y a 95 en 1997, antes de caer a 93,4 en 1998. Para la secundaria intermedia se registró 39,4 por ciento en 1990 y 56,03 en 1997, para declinar a 53 en 1998.
"Desde la crisis económica, solo mantuvimos el nivel de participación estudiantil en la educación primaria y secundaria intermedia para evitar que abandonaran la escuela", dijo Sidi.
La crisis económica, que también afectó a otras naciones asiáticas, redujo la capacidad tanto del gobierno como del sector privado tanto para aumentar la inscripción escolar como para mantener las actividades educativas.
Los últimos datos del ministerio indonesio para Coordinación del Bienester Popular y Erradicación de la Pobreza revelaron que la cantidad de gente que vive en la indigencia total se duplicó de 22 millones en 1997 a 40 millones en 1998.
"Como consecuencia del aumento de número de pobres, cada vez más padres no pueden permitirse enviar los hijos al colegio", declaró Basri Hasanuddin, ministro de Coordinación.
La cantidad de escolares procedentes de familias pobres fue de 7,5 millones en el período fiscal 1998-1999. Alrededor de 3,5 millones fueron receptores del programa de seguridad social del gobierno y otro millón recibió becas del Movimiento de Padres Adoptivos.
Los restantes tres millones se vieron obligados a dejar la escuela o desistieron de ir ante la severa falta de financiación. El promedio de abandonos aumentó del dos por ciento anterior a la crisis a seis por ciento en 1998.
Sidi dijo que la presunción básica cuando se lanzó el programa de enseñanza obligatorio fue que Indonesia seguiría registrando un crecimiento económico de seis al siete por ciento, y el presupuesto de educación se mantendría alto.
"Pero ahora tenemos un crecimiento anual de dos por ciento y el presupuesto para educación ha disminuído, de modo que no podemos correr a toda velocidad como planeamos en 1994. La consecuencia es que debemos demorar el programa de educación obligatoria", expresó.
El gobierno destinó 1.800 millones de dólares para programas de educación en el año fiscal 2000-2001, que comenzó el 1 de abril, frente a 2.100 millones de dólares en el período 1999-2000.
"Esto afectará la calidad de los recursos humanos de Indonesia, pero estamos escasos de fondos y no tenemos muchas opciones", lamentó Sidi.
Algunos de los proyectos del Ministerio de Educación vinculados con la enseñanza obligatoria, como la construcción de edificios escolares, fueron suspendidos. Los fondos con ese propósito fueron desviados a programas de seguridad social, en especial a becas estudiantiles, y a ayuda operativa para las escuelas.
Sidi expresó que el Ministerio mantendrá los programas de seguridad social hasta que el país esté recuperado de la crisis, a fin de evitar un deterioro mayor de la calidad educativa.
"Incluso con una recuperación del país, no podemos actuar demasiado rápido. Toma tiempo, quizás tres o más años", dijo Sidi.
Para aumentar la financiación de la educación básica, el Ministerio alienta una mayor participación de la comunidad y del sector privado. Dos fundaciones privadas, Supersemar y Orbi Foundations, concedieron más de un millón de becas a escolares durante la crisis.
Djauzak Ahmad, un experto en pedagogía que fue director de educación primaria cuando se estableció el programa obligatorio en 1994, previno que la demora en su concreción podría afectar severamente la calidad de los recursos humanos del país.
"Cuando se lanzó el programa, Indonesia no estaba preparada para el plan obligatorio de nueve años porque en esa época 20 por ciento de los niños en edad escolar estaban incapacitados de tener una enseñanza elemental", observó.
"Si Indonesia desea mejorar la calidad de sus recursos humanos, debe asegurarse primero que todos los niños en edad escolar reciban seis años de enseñanza básica", urgió Ahmad. (FIN/IPS/tra-eng/ap/kd/ral/ego-mlm/ed-dv/00