Una coalición de activistas exhortó a los gobiernos a dejar de lado los discursos vacíos y comprometer más fondos para la enseñanza básica en el Foro Mundial sobre Educación, que comenzará este miércoles en Dakar, Senegal.
La Campaña Mundial por la Educación (GCE, por sus siglas en inglés), que encabeza esta coalición, publicó nueve demandas, cinco de las cuales tienen que ver con asuntos financieros.
El principal reclamo de los activistas es un compromiso de los gobiernos de garantizar públicamente "su parte de los recursos necesarios para la educación básica".
Ese compromiso financiero, que consiste en un incremento en la asignación del producto interno bruto (PIB) para la educación básica, es imprescindible para que la reunión de Dakar logre su objetivo de enseñanza básica para todos los niños del mundo antes del año 2015.
"Las estrategias nacionales deben incluir medidas prácticas para atender la necesidad de técnicas de educación de alta calidad y aprendizaje activo en todas las escuelas", instó la coalición en una declaración dirigida a líderes nacionales de 180 países que asistirán a la conferencia de tres días.
De lo contrario, el Foro no producirá "ningún resultado", advirtió la organización humanitaria británica Oxfam, socia de GCE.
"El objetivo de la conferencia no es hablar, sino proponer fórmulas prácticas para alcanzar la educación para todos", señaló Kevin Watkins, asesor político de Oxfam.
Oxfam desea evitar una reiteración de la situación que siguió a la Conferencia Mundial sobre Educación para Todos, que tuvo lugar en Jomtien, Tailandia, hace 10 años.
En esa reunión, 155 países prometieron ofrecer a todos sus niños educación básica de buena calidad antes del año 2000, pero los gobiernos "no cumplieron con su compromiso", y "estamos muy lejos de ese objetivo", concluyó Oxfam en febrero luego de un estudio.
Este mes, GCE presentó su proyecto financiero al lanzar el Plan Mundial de Acción para la Educación.
La coalición estimó que deberán invertirse 8.000 millones de dólares anuales durante 10 años en el Sur en desarrollo para asegurar que los niños reciban educación de calidad durante los primeros ocho años escolares.
Los gobiernos de los países en desarrollo deberán recaudar la mitad de esa suma mediante "una mayor movilización de recursos y la redistribución del gasto público, en especial a partir del presupuesto militar", exhortó.
GCE espera que cada año los países destinen al menos seis por ciento de su PIB para la educación. La cifra se basa en una recomendación de la Comisión Internacional sobre Educación para el Siglo XXI, también conocida como Comisión Delors.
El resto de los fondos deberán proceder de la comunidad internacional, y el aumento de la ayuda para el desarrollo tendrá un papel esencial, según el plan de la coalición.
Según sus cálculos, "la asignación de ocho por ciento de los presupuestos de ayuda a la educación básica movilizaría 3.000 millones de dólares más, pero actualmente solo dos por ciento del presupuesto de ayuda de la OCDE (Organización de Cooperación y Desarrollo Económico) se destina a la educación básica".
Para Sheldon Shaeffer, quien encabeza el departamento de educación de Unicef (Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia), las expectativas de GCE son "razonables".
"Como pauta general, seis por ciento se considera una proporción razonable del presupuesto para todo el sector de la educación", señaló Shaeffer.
Sin embargo, puntualizó, la cifra no refleja el nivel del PIB ni la distribución del gasto dentro del sector de la educación.
En los últimos 10 años, la manera en que los gobiernos del Sur en desarrollo invirtieron en el sector de la enseñanza varió de región a región.
Cuba y Costa Rica, por ejemplo, asignaron seis por ciento de su PIB al año para educación, y Brasil cerca de 4,8 por ciento, pero otros tres países latinoamericanos, El Salvador, Guatemala y Perú, apenas destinaron a la enseñanza menos de 2,5 por ciento.
En Asia, por otra parte, la asignación del PIB para la educación varió en la última década de 0,5 por ciento en Laos hasta seis por ciento en Bangladesh.
Mientras, en Africa, Costa de Marfil invirtió 4,5 por ciento de su PIB en el sector de la enseñanza, y Sudáfrica más de seis por ciento.
Unicef subrayó que todos los países deben incrementar su asignación de fondos para la educación, dado que muchos gobiernos "invierten menos de dos por ciento del PIB en instrucción básica".
La consecuencia directa es el enorme número de adultos y niños que no reciben educación formal.
Así, casi 1.000 millones de personas entraron al siglo XXI "incapaces de leer un libro o poner su firma, y mucho menos de operar una computadora o comprender un simple formulario de solicitud", señaló Unicef.
De esa cantidad, cerca de 880 millones son adultos analfabetos, y de ellos dos tercios son mujeres. El resto son niños analfabetos, 60 por ciento de ellos niñas. (FIN/IPS/tra- en/ce/mmm/da/mlm/ed-dv/00