EDUCACION-BOTSWANA: Acoso sexual en las escuelas

Sesenta por ciento de los estudiantes de secundaria de Botswana, un pacífico país de Africa austral, sufren el acoso sexual de sus profesores, al punto que muchos abandonan sus estudios por esa causa, según surge de una encuesta.

Desde la independencia en 1966, el gobierno de Botswana pone énfasis en el valor de la educación. El acceso a la enseñanza es considerado un derecho humano básico y un importante factor de crecimiento económico y el progreso social.

La mayoría de los niños reciben 10 años de educación básica gratuita. Sin embargo, en la actualidad, se considera que al menos 11 por ciento de los estudiantes, especialmente las niñas, abandonan la escuela debido al acoso sexual.

De 1986 a 1997, las niñas comformaron alrededor de 52 por ciento de los estudiantes de enseñanza secundaria. Pero esa proporción ha declinado y se cree que la causa es el aumento del abuso sexual.

Según la investigadora Stefania Ossetti, el acoso sexual de los profesores y las relaciones íntimas entre éstos y los alumnos son más comunes que lo admitido por las escuelas.

En un informe titulado "Jóvenes en la escuela: ¿Un lugar seguro?", Rossetti describe la situación en el distrito Noroccidental.

Sesenta y siete por ciento de los 560 estudiantes consultados por los investigadores aseguraron haber sufrido, entre otras cosas, contactos no deseados, palmadas o pellizcos, así como apremiantes pedidos de citas. Un cuarto de los alumnos dijeron haber sido sometidos regularmente a ese tipo de acoso.

Veinte por ciento afirmaron haber recibido proposiciones sexuales de sus profesores y de ellos, 42 por ciento aceptaron, sobre todo por temor a recibir bajas clasificaciones si se rehusaban.

La gran mayoría de los estudiantes consideran incorrecto mantener relaciones sexuales con sus maestros. Afirman que los alumnos pierden concentración, fracasan en los exámenes y terminan en la calle.

Tambien temen el embarazo y las enfermedades de transmisión sexual, como el sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida). La población de Botswana presenta una de las más altas incidencias en el mundo del virus de inmunodeficiencia humana (VIH), causante del sida, con alrededor de 25 por ciento.

Once por ciento de los estudiantes consultados por Rossetti dieron que deseaban dejar la escuela, para huir del acoso sexual de los profesores, y 17 por ciento de los que cursan primer año de secundaria, especialmente las niñas, señalaron que estaban listos para desertar.

Si bien la violencia sexual está públicamente condenada, no ocurre lo mismo con el acoso sexual. Muchos hombres creen que es una manera de "ablandar" a las mujeres y que esas "atenciones" las halagan.

El gobierno de Botswana ha firmado numerosos acuerdos internacionales que condenan la violencia contra las mujeres, pero los efectos de esas decisiones todavía deben abrirse camino hasta la población.

Nuevas políticas de género, como la Política sobre Mujeres en Desarrollo de 1995, aún no han sido plenamente implementadas. Producida por la Unidad de Asuntos Femeninos, señaló crecientes intimidaciones sexuales en las escuelas y describió la situación como mortalmente peligrosa debido a la rapida difusión del VIH/sida.

El código de conducta para el personal docente, producido en 1974 y nunca revisado, nada dice sobre acoso sexual y relaciones íntimas. El Ministerio de Educación carece de una política para enfrentar el problema.

Tampoco hay mecanismos en los centros de enseñanza para registrar denuncias. Bajo el sistema centralizado de enseñanza de Botswana, informar de un caso de acoso sexual significa viajar cientos de kilómetros hasta la oficina regional de educación más cercana.

Si la denuncia es admitida, se notifica al Servicio de Información Docente en Gaborone. Para las escuelas situadas en el distrito Noroccidental, eso demandaría un viaje de 1.000 kilómetros.

Los estudiantes creen que es más arriesgado denunciar a un maestro que guardar silencio. Según Rossetti, el acoso sexual en las escuelas es esencialmente "un delito no declarado".

Las autoridades, tanto locales como centrales, han reaccionado a la defensiva ante las denuncias en la prensa. Muchos estudiantes ven esos abusos como una parte inevitable de la vida escolar y tambien los profesores han comenzado a creer que es algo que no pueden evitar

En algunos casos, los maestros culpables simplemente fueron advertidos de que no debían incurrir en esos abusos, a otros los trasladaron a otros centros, donde esas prácticas continúan.

El Ministerio de Educación había sido acusado de ignorar las demandas para intervenir escuelas. Representantes del único centro de enseñanza que combate el acoso sexual, situado en el norte del país, intentaron en vano durante varios años mantener una reunión con el ministro anterior.

La situación parece haber cambiado con la designación de un nuevo ministro, Pnatshego Kedikilwe, tras las elecciones generales de 1999.

El departamento ministerial de colegios secundarios realiza consultas con grupos de mujeres y organizaciones no gubernamentales de derechos humanos para acordar una política contra el acoso sexual.

El Ministerio de Educación también contempla poner en vigor un procedimiento gradual en las escuelas para registrar denuncias, modificar el código de conducta del personal docente y brindar la necesaria protección a los alumnos. (FIN/IPS/tra- eng/cd/sm/ego/ff/ed hd/00

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