La educación permanente, modelo pedagógico que se extiende en todo el mundo, requiere cambios en la participación, las responsabilidades y la remuneración del personal de enseñanza, según un estudio de la OIT.
Las funciones de los docentes deben abarcar la elaboración y reforma de los programas de estudio, investigaciones, reflexiones y modificaciones de los enfoques de enseñanza para orientarlos hacia una educación basada en la colaboración, precisa la investigación de la OIT (Organización Internacional del Trabajo).
También comprenden la evaluación de los progresos y fracasos de los estudiantes, la modificación del trabajo, y sobre todo de la organización de las clases en asociación con los padres y con personal de apoyo educativo.
El documento de la OIT fue preparado para la reunión "El personal docente en el marco de la educación permanente en un mundo en evolución", que se realiza esta semana en Ginebra.
El informe se basa en la idea de que las múltiples funciones atribuidas tradicionalmente a la formación, combinadas con el énfasis de sociedades modernas a los cambios constantes — políticos, económicos, ambientales, tecnológicos y sociales—, exigen que el aprendizaje se convierta en una función permanente.
La OIT comparte el concepto de que el aprendizaje permanente constituye en la actualidad el principio rector de las estrategias de política para alcanzar objetivos que incluyen desde el bienestar económico de los países y la competitividad hasta la realización personal y la cohesión social.
Si el conocimiento, las calificaciones y las capacidades de aprendizaje no se renuevan, la capacidad de los particulares, y por extensión de las comunidades o de las naciones, para adaptarse a un nuevo entorno se verá considerablemente reducida o anulada en absoluto, explicó la OIT.
El documento advierte que se trata de una cuestión de supervivencia. La importancia del aprendizaje a todo lo largo de la vida activa, e incluso después, pasará a ocupar cada vez más un lugar prioritario en los planes de los particulares, de los países y de la comunidad internacional, vaticina.
El estudio, coordinado por Bill Ratteree, especialista del sector de la educación en la OIT, expone las posturas extremas existentes en el debate sobre el aprendizaje permanente.
En un extremo, se ubica el eje formado por la realización personal y el bienestar social, que se inspira en parte en la obra del pedagogo brasileño Paulo Freire relativa a la alfabetización y el desarrollo cultural como medios para incrementar la toma de conciencia individual y colectiva.
En el polo opuesto, que basa el aprendizaje permanente principalmente en la necesidad económica, el documento coloca a las teorías posmodernas acerca del fin de las clases sociales y las teorías económicas sobre la formación del capital humano.
La visión utilitaria colectiva del aprendizaje permanente se preocupa en lo esencial por la prosperidad económica y las estabilidad social.
En ese sentido, la OIT explicó que la marcha actual de la economía mundial fomenta una demanda cada vez mayor de mano de obra calificada.
Eso se debe al aumento del comercio y de las corrientes de capital, lo que se llama "mundialización" o "globalización", sumado a las presiones competitivas y las modificaciones de la organización del trabajo resultante de ese fenómeno, más los incesantes cambios tecnológicos.
Pero ese debate se desarrolla en medio de un gran número de adolescentes y adultos analfabetos, lo cual constituye un indicador más del fracaso en establecer las bases de una educación permanente, según la OIT.
En ese sentido, el estudio cita las estadísticas de la UNESCO que muestran un aumento constante del número de jóvenes que recibe educación primaria.
Sin embargo, admite, sigue habiendo marcadas disparidades entre las distintas regiones del mundo, en particular cuando se compara la situación de los países menos adelantados con la del mundo industrializado.
La OIT recuerda que no tienen acceso a una educación básica 130 millones de niños en edad de asistir a la escuela primaria, de los cuales casi dos terceras partes son niñas. "No es muy probable que se puedan modificar mucho estas cifras", previene la investigación.
Aunque el analfabetismo están disminuyendo, sigue siendo excesivamente alto en el mundo en desarrollo. Cerca de una sexta parte de la población mundial no sabe leer ni escribir y no se prevé que esa cifra se reduzca considerablemente en el comienzo de este siglo.
En estrecha relación con ese punto, el informe menciona que el acceso a la educación y la calidad de la misma dependen de una financiación suficiente y del número y preparación del personal de educación.
Las inversiones insuficientes en la financiación de la educación, las que están por debajo del nivel medio recomendado del seis por ciento del producto nacional bruto, tienen repercusiones serias tanto sobre el acceso como sobre la calidad.
La OIT propone hacer frente a esas necesidades mediante una diversificación de las medidas de financiación a través de la combinación de asociaciones públicas y privadas.
Al respecto, en todo el mundo se ha producido una baja considerable del índice de contratación de maestros en los últimos años, y hay una profunda brecha entre los países menos adelantados y los más desarrollados que afecta seriamente la participación, anotó la organización.
Con esos antecedentes, la OIT advierte que, dejando de lado las cuestiones financieras y organizativas, la clave de la adopción de los sistemas de educación permanente reside en definir claramente los perfiles, las funciones y las responsabilidades.
También se debe definir las condiciones de trabajo de quienes se encargarán de enseñar, administrar y apoyar las operaciones del sistema, agregó.
La organización previno también que los centros escolares, instituciones de formación y lugares de trabajo deberán convertirse en auténticas comunidades cognitivas, lugares donde se comparten conocimientos de base amplia.
La OIT propone una socialización que fomente tanto los modos de vida como el trabajo, y especialmente aprenda a aprender.
Una estrategia integrada para modificar el entorno del aprendizaje requerirá cambios en los programas de remuneración. Hará falta que el nivel de los sueldos sea suficiente para atraer a los candidatos más calificados, sostiene el estudio. (FIN/IPS/pc/mj/ed/00