La industria del níquel de Cuba se recupera en forma sostenida, luego de una fuerte caída a comienzos de los años 90, ahora con buenas ganancias para empresas de Canadá, principales inversionistas extranjeros del sector en la isla.
La corporación canadiense Sherrit International, con negocios en níquel, petróleo y otras áreas en Cuba, informó a mediados de abril que en los tres primeros meses de este año obtuvo ganancias por 23,4 millones de dólares.
Esos resultados se deben a la fuerte demanda de níquel y a los altos precios internacionales del crudo, señala un informe de la firma.
La producción petrolera de la empresa en Cuba alcanzó a 16.798 barriles diarios en el primer trimestre del año, 43 por ciento más que en igual período de 1999.
Los ingresos totales de Sherrit International en la isla, incluidas todas las líneas de negocios, que también abarca el turismo, ascendieron a 75,3 millones de dólares en el período estudiado, frente a 44,6 millones obtenidos entre enero y marzo de 1999, según el reporte.
La compañía, cuya oficina central está en Toronto, Canadá, participa en el 50 por ciento de un negocio conjunto con el Estado cubano en níquel y cobalto, lo cual incluye refinación de esos minerales en la provincia canadiense de Alberta.
La producción cubana actual de níquel bordea los 68.000 millones de toneladas anuales, cifra aún por debajo de las expectativas, pero muy superior a las 46.000 toneladas alcanzadas en 1989.
La producción de 1989, que en su momento fue récord, cayó cuatro años después a menos de 30.000 toneladas, a raíz de la desaparición de los tradicionales mercados y abastecedores de equipamiento del hoy extinto campo socialista del este de Europa.
A partir de 1995, con la obtención de 40.000 toneladas de mineral, comenzó un proceso de reactivación en el que influyó la aplicación de nuevas tecnologías y novedosas formas organizativas introducidas por los inversionistas canadienses.
También los precios comenzaron a recuperarse hasta promediar los 3,50 dólares la libra, luego de cotizaciones inferiores a los dos dólares en 1998, que acarrearon pérdidas para la isla de 70 millones de dólares.
La industria del níquel, con reservas probadas de unos 800 millones de toneladas, se sitúa entre las tres principales áreas de captación de recursos en divisa libremente convertible en Cuba, después del turismo y el azúcar.
Las tres plantas de procesamiento de níquel del país se encuentran en la provincia oriental de Holguín, a 771 kilómetros de La Habana, y su producción se exporta hacia una treintena de países.
Según los últimos datos oficiales conocidos, la planta Pedro Sotto Alba, sociedad del Estado cubano con Sherrit Internacional que opera con la firma Moa Nickel S.A, está produciendo 27.500 toneladas de níquel y cobalto.
Entre los planes a mediano y largo plazo para el desarrollo de esta industria, las autoridades del sector esperan atraer capitales extranjeros para ampliar la producción e, inclusive, refinar en la isla.
Un acuerdo del gobierno cubano con la firma australiana Mining Corporation, que otorga a esta empresa 65 por ciento del paquete accionario, permitiría explotar los yacimientos de níquel de Pinares de Mayarí Oeste, también en Holguín.
El convenio se encuentra en la fase de factibilidad y de elaboración de proyectos, y se aspira que abarque el proceso que va desde la extracción hasta la instalación de una planta de refinación.
En tanto, la constitución de una firma mixta cubano- sudafricana, con 75 por ciento para el socio extranjero, posibilitaría explotar el primer yacimiento situado fuera de la parte noreste de Holguín, en una negociación que a más largo plazo no descarta incluir una refinería.
Esta empresa explotaría el mineral localizado en la meseta de San Felipe, al noreste de la provincia de Camaguey, a 615 kilómetros de la capital cubana.
Expertos de la isla señalaron que la importancia del proceso de refinación radica, más allá del valor agregado, en la posibilidad de separar el níquel del cobalto, mineral este último de muy alto valor estratégico y bien cotizado en el mercado mundial.
El interés es elevar la participación del cobalto isleño en el mercado mundial, con 24 por ciento de ese comercio, comentó a fines del pasado año el ministro de la Industria Básica, Marcos Portal.
Canadá es el segundo mayor inversionista, después de España, en este país, donde en la actualidad existen 374 empresas mixtas al amparo de la ley de inversiones decretada por el gobierno de Fidel Castro, entre otras reformas dispuestas para intentar superar la crisis que afecta al país.
Las autoridades cubanas alegan que la llamada ley Helms-Burton, aprobada en 1996 por el Congreso de Estados Unidos para intensificar el embargo contra Cuba, ha desestimulado o frenado a potenciales inversionistas foráneos, aunque no detuvo la llegada de capitales a la isla.
Según fuentes oficiales, 57 por ciento de las asociaciones se concretaron después de la promulgación de esa norma, que permite sancionar a empresas de terceros países que inviertan en propiedades estadounidenses confiscadas por La Habana en los años 60. (FIN/IPS/pg/dm/if/00