Una violenta represión policial y el control de las carreteras rodearon hoy en el nororiental estado de Bahía la celebración del quinto centenario de Brasil, en la que participaron el presidente Fernando Henrique Cardoso y su colega portugués Jorge Sampaio.
El acto se realizó en la ciudad de Porto Seguro, construída en el lugar al que arribaron los conquistadores portugueses el 22 de abril de 1500, cercada este sábado por cerca de 5.000 policías que impidieron el acceso incluso a los turistas.
Cerca de 1.000 indígenas, estudiantes, campesinos y militantes del movimientos negro que se reunieron en Santa Cruz de Cabralia, a 23 kilómetros de Porto Seguro, fueron atacados de mañana por la policía con disparos de balas de goma y con gas lacrimógeno y bastonazos.
La represión, dispuesta para impedir manifestaciones de protesta, provocó por lo menos seis heridos y la detención de 141 personas, que fueron cercadas en una plaza y vigiladas por los policías en medio a la lluvia. Helicópteros con ametralladoras apoyaron la operación.
Los golpes alcanzaron también Carlos Frederico Marés, presidente de la gubernamental Fundación Nacional del Indígena (FUNAI), que intentaba evitar las agresiones, y a un fotógrafo del diario Folha de Sao Paulo.
Más tarde, cerca de 3.000 personas, entre quienes se contaban parlamentarios de oposición, que habían logrado reunirse en Cabralia, encontraron el paso cerrado hacia Porto Seguro, donde pretendían protestar contra los actos oficiales de los "500 años", de los que fueron excluídos los movimientos sociales.
Más de 2.000 integrantes de ese grupo habían participado de la Conferencia Nacional de Pueblos y Organizaciones Indígenas de Brasil, que tuvo lugar del martes al viernes en la playa Coroa Vermelha, cerca de Cabralia y Porto Seguro.
La acción policial impidió el acceso a Porto Seguro de una comisión de 23 indígenas que pretendían entregar a Cardoso el documento aprobado en la Conferencia.
Esas resoluciones constan de 20 reclamaciones propuestas al gobierno para que se implementen los derechos reconocidos en la Constitución a favor de los pueblos autóctonos, como la demarcación y protección de sus tierras.
El Movimiento de los Sin Tierra (MST), que concentró 2.000 militantes en otra carretera de acceso a Porto Seguro, tampoco pudo llegar hasta la histórica ciudad. Los activistas del MST no lograron superar los seis retenes instalados por la policía en la carretera, que también cortaron el paso a los turistas.
Cardoso, que en la víspera había calificado al MST de "fascista" por amenazar las celebraciones oficiales, reconoció en su discurso de este sábado las "llagas sociales que forman parte de la herencia de estos 500 años".
El presidente reconoció la legitimidad de las protestas y reclamos de indígenas, negros y campesinos sin tierra, ya que el pasado esclavista y oligárquico hizo de la sociedad brasileña "una de las más injustas del mundo".
Prometió a los indígenas continuar la demarcación de sus territorios, una "reparación tardía de la dolorosa marca de nacimiento de la nación brasileña", mención que se refiere a la matanza que redujo una población aborigen de cerca de cinco millones de personas en 1500 a 350.000 en la actualidad.
A los campesinos les señaló los avances ya logrados por la reforma agraria, que el MST considera insuficientes, y admitió que "la concentración de la propiedad de la tierra sigue determinando la exclusión de millones de brasileños del beneficio del desarrollo".
La democracia, afirmó Cardoso, es "el camino que llevará a la universalización de los derechos y de las condiciones concretas para el ejercicio de la ciudadanía".
Así mismo, afirmó que ha llegado en Brasil el momento de poner fin a la exclusión social, dado el desarrollo alcanzado. "La pobreza del país ya no justifica la miseria del pueblo", dijo el mandatario.
El presidente portugués Sampaio se declaró honrado por la invitación a la ceremonia y manifestó la disposición de su país a estrechar las relaciones con Brasil y de contribuir al acercamiento entre la Unión Europea y el Mercado Común del Sur.
"Somos responsables del presente, no del pasado", observó Sampaio, en respuesta a posibles críticas a la colonización portuguesa, determinante de la aflicción de los indígenas de Brasil, que en los siglos siguientes resultaron casi exterminados.
El presidente de Portugal destacó las grandes posibilidades de un futuro de cooperación entre los dos países.
Con la ciudad cercada por la policía y en tensión ante el riesgo de una multitudinaria manifestación de protesta, la celebración oficial del quinto centenario se redujo a autoridades e invitados, sin participación popular.
Otros actos conmemorativos y también de protestas tuvieron lugar en varias ciudades del país, con espectáculos musicales, la siembra en escuelas de todos los municipios de 200.000 palos- brasil, el árbol que dió nombre al país.
En algunas ciudades, como Porto Alegre, en el sur, opositores destruyeron el reloj que indicaba los dias faltantes para este 22 de abril, símbolo de la celebración cuestionada.
Para los indígenas procedentes de todas las regiones brasileñas que se reunieron en Coroa Vermelha, los 500 años de Brasil constituyen "una historia infame e indigna", de invasión de sus tierras, esclavitud y muerte.
Sus reclamos principales, como la demarcación de todas sus tierras este año, la recuperación de territorios ocupados por invasores y la interrupción de proyectos que afectan sus áreas, se basan en cláusulas de la Constitución, observaron los indígenas.
También exigen la aprobación del Estatuto de los Pueblos Indígenas, que reconoce sus derechos como sociedad específica y está en trámite en el Congreso desde 1991, y el fin de las masacres y de la impunidad de los responsales de esos hechos.
Por último, pretenden un sistema de educación propio, que utilice sus lenguas y transmita su cultura, y la creación de un organismo de asistencia vinculado a la Presidencia del país y con dirigentes elegidos por los mismos indígenas.
El documento dirigido al gobierno rinde homenaje a los aborígenes que resistieron la dominación blanca en estos cinco siglos y proclama el compromiso de continuar luchando para que las próximas generaciones indígenas sean "libres en una tierra libre". (FIN/IPS/mo/ff/ip hd cr/00