/BOLETIN-DD HH/ ESTADOS UNIDOS: Exámenes de ADN salvan a condenados inocentes

Docenas de condenados a prisión perpetua o a muerte en Estados Unidos quedaron libres tras la comprobación de su inocencia mediante exámenes de ácido desoxirribonucleico (ADN), el componente de las células que contiene la herencia genética.

"Inocencia real", un libro de Barry Scheck y Peter Neufeld, dos abogados defensores de Nueva York, y Jim Dwyer, reportero del diario New York Daily News y ganador del Premio Pulitzer de periodismo, narra los casos de 65 personas que fueron liberadas gracias a exámenes de ADN.

El héroe del libro, editado en febrero, es el procedimiento de análisis de material genético, la "máquina reveladora" en la cual se basa el Proyecto Inocencia de Scheck y Neufeld, en marcha desde los años 90 para liberar a personas condenadas por error en el país.

La técnica permite a los científicos comparar el ADN de un sospechoso con el contenido en sangre, semen, cabelos, saliva, piel u otros tejidos dejados por un criminal.

Ese método es mucho más preciso que el análisis tradicional de grupo sanguíneo o el de cabellos. Un tercio de la población puede tener el mismo tipo de sangre, pero el ADN es único para cada individuo, como sus huellas digitales.

En 1985, en la ciudad oriental estadounidense de Baltimore, una niña pequeña fue violada y asesinada. Dos jóvenes la vieron con el asesino antes que muriera. Aterrados por el interrogatorio policial, los dos identificaron a un hombre llamado Kirk Bloodworth.

El alegato del fiscal fue débil, pero la defensa lo fue aun más, y Bloodworth, de 24 años, resultó declarado culpable y sentenciado a muerte.

Años despues, en 1994, el semen dejado en la ropa interior de la niña fue analizado y su ADN se comparó con el de Bloodworth. El examen comprobó que el condenado no era culpable. Bloodworth fue excarcelado, el gobernador le pidió excusas y el Estado lo indemnizó con 350.000 dólares.

Bloodworth recuerda que el momento en el cual fue informado de la sentencia de muerte y el público presente en el tribunal festejó el veredicto tuvo "fue la sensación de soledad más terrible de su vida".

"Mi opinión, como una persona que se supone que debería estar muerta, es que la pena de muerte debería ser abolida, porque no es posible estar seguro de la culpabilidad de un condenado", declaró Bloodworth ante la Cámara de Representantes, durante un debate sobre la conveniencia de acortar los plazos de apelación.

Casos como el de Bloodworth son manejados por el Proyecto Inocencia, que comenzó en 1986 como una colaboración entre Código Vital, un laboratorio de serología y la Sociedad de Asistencia Legal del barrio neoyorquino de Bronx.

Código Vital fue el primer laboratorio del país que aplicó el análisis de ADN en investigaciones criminales.

Con los avances técnicos en el análisis del ADN, creció el entusiasmo de quienes impulsan el Proyecto Inocencia. Hoy es posible lograr resultados fiables aun con restos de material genético, y las pruebas son realizadas antes de que un sospechoso sea juzgado.

Hace algunos años, era frecuente que se realizaran exámenes mucho después de que los casos estaban cerrados, y en muchas ocasiones se comprobó que inocentes habían perdido años de su vida en la cárcel.

Los análisis de ADN ofrecieron pruebas concluyentes de que sólo en los últimos dos años, 67 personas fueron encarceladas e incluso sentenciadas a muerte por crímenes que no cometieron, señalaron los autores del libro.

En "Inocencia Real", Dwyer explicó de qué modo una mezcla de identificación errónea de sospechosos por testigos visuales, falsas confesiones, resultados falsos de análisis forenses y malas defensas producen veredictos de culpabilidad apresurados.

En ocasiones, el hecho de que un acusado sea negro se considera una prueba suficiente de su culpabilidad, como pareció ocurrir en el caso de Walter Snyder.

Snyder, un boxeador de 19 años y mecánico de calderas, fue arrestado en 1985, acusado de violar a una vecina blanca. El atacante entró por una ventana a la habitación de la víctima en plena noche. La mujer sólo pudo ver que se trataba de un negro que vestía pantalones cortos rojos y calzado deportivo.

El acusado usaba pantalones cortos rojos para boxear.

En una conversación casual con el oficialque investigó el caso, Snyder realizó comentarios que sonaron como una confesión al ser sacados de su contexto.

La víctima se mostró tan segura de que Snyder había sido el atacante, que convenció al jurado, y el acusado fue condenado a 45 años de cárcel.

Su familia oyó hablar del Proyecto Inocencia en 1992, y el análisis de ADN determinó que Snyder fuera puesto en libertad, luego de siete años en prisión por un delito que no cometió.

En otro caso de violación, un jardinero de 29 años recibió dos condenas a cadena perpetua, sin posibilidad de libertad bajo palabra, por el testimonio de Fred Zain, un serólogo que aportó "pruebas científicas" de su culpabilidad.

Una revisión posterior de las declaraciones de Zain en ese juicio y muchos otros demostró que el técnico había dado falso testimonio ante cortes en forma sistemática, durante un período de 10 años.

Zain fue un fracaso académico en ciencia forense, y los autores comprobaron que cuando comenzó a brindar informes incriminatorios se convirtió en un testigo muy apreciado, y siguió falsificando evidencia.

Dywer aseguró que casos como el de Zain no son poco comunes, y que la justicia sólo puede salvarse de víctimas propiciatorias, malos abogados y forenses incompetentes mediante la confiabilidad del análisis de ADN.

El Proyecto Inocencia se concentra en delitos como la violación, que por lo general permiten disponer de muestras de ADN del atacante.

Los autores señalaron que por cada condena equivocada en casos de violación, hay muchos otros inocentes encarcelados por crímenes que el examen de ADN no puede aclarar.

Con esa premisa demandaron una reforma del sistema de justicia penal, y aportaron un apéndice de sugerencias para proteger a los acusados en forma errónea.

Sus recomendaciones incluyeron realizar análisis de ADN entre siete y 14 días después de que se cometió un delito, exigir a los testigos mayor certeza cuando identifican sospechosos, registrar en audio o vídeo los interrogatorios policiales, y emplear laboratorios forenses independientes de la policía.

También plantearon que es necesario aumentar los honorarios de los defensores de oficio, para atraer a abogados más competentes.

En la actualidad, sólo siete estados de los 50 que forman Estados Unidos permiten la presentación de nuevas pruebas tras el cierre de un caso, pero los autores esperan que otros seguirán el ejemplo.

Todavía hay mucho camino por recorrer. En la actualidad, los análisis de ADN a sospechosos se realizan tras su detención y sus resultados demoran entre dos y tres meses, aunque los laboratorios forenses modernos están equipados para realizarlos en dos días, y la técnica es cada vez más barata. (FIN/IPS/tra-eng/hd/ce/ego/mp/hd ip/00

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