La Comisión de Derechos Humanos de la ONU emitió una declaración de honda inquietud por el empeoramiento de las violaciones a las leyes humanitarias en Colombia y por la ausencia de un cese del fuego en el conflicto en que participan el gobierno, las guerrillas y los grupos paramilitares.
La situación en el país sudamericano se caracterizó por la disminución en 1999 de las denuncias de violaciones de los derechos humanos, pero ese hecho fue contrarrestado por un incremento notable de los abusos y asesinatos perpetrados por los paramilitares de derecha, dijo el documento de la Comisión de la ONU (Organización de las Naciones Unidas).
La presidencia de la Comisión declaró su condena inequívoca de las persistentes y graves violaciones y abusos cometidos por los paramilitares y por la guerrilla izquierdista.
La declaración de la ONU demandó al gobierno colombiano que adopte acciones urgentes para intensificar las pertinentes medidas políticas, administrativas, judiciales y de otro tipo, con relación a los organismos oficiales, miembros de las Fuerzas Armadas e individuos sospechosos de apoyar a los paramilitares.
La Comisión observa el carácter positivo de los anuncios formulados por el gobierno sobre ese tema y a la vez le insiste para que impida la cooperación y la colaboración de las Fuerzas Armadas con los grupos paramilitares. Las denuncias al respecto deben ser investigadas a fondo y de inmediato, dijo.
El pronunciamiento del organismo especializado de la ONU se basó en los informes presentados por la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Mary Robinson, que dispone de una oficina permanente en Bogotá.
La representación colombiana ante los organismos internacionales de Ginebra reconoció la severidad del pronunciamiento de la ONU. "Le hace al gobierno, hay que decirlo, reclamos para que sea más eficiente en las acciones correspondientes para reducir la violencia y las violaciones", dijo una fuente que pidió el anonimato.
La reacción oficial fue en general positiva, al calificar a la declaración de "constructiva", a pesar de que requiere un empeño mayor de las autoridades para cumplir con las recomendaciones que le han formulado los organismos de derechos humanos.
Las fuentes allegadas al gobierno colombiano demostraron complacencia por los párrafos de la declaración que reclaman el cese del fuego y condenan el uso de niños soldados y de minas antipersonas por parte de la guerrilla.
La declaración de la ONU condenó al Ejército de Liberación Nacional (ELN) por cometer secuestros masivos y volar torres del sistema de energía. De igual modo se refirió a otro grupo rebelde, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), por el asesinato de extranjeros y por secuestros.
La Comisión apela al recurso de una declaración de la presidencia cuando el gobierno del país examinado acepta y coopera con la investigación de los mecanismos de derechos humanos de la ONU.
Las organizaciones no gubernamentales colombianas de defensa de los derechos humanos propiciaban que, además de fortalecer la oficina de la ONU en Bogotá, la Comisión encomendara a un relator especial el seguimiento de la situación en el país andino.
Pero igualmente, los defensores de los derechos humanos colombianos estimaron que el tono de severidad de la declaración refleja la gravedad del panorama de los derechos humanos en su país.
El pronunciamiento de la Comisión alude, observaron, a cuestiones clave, como la agudización de las violaciones de derechos humanos, las relaciones entre Fuerzas Armadas y paramilitares, los desplazados por el conflicto y la obligación del gobierno de cumplir con los compromisos que ha asumido en el terreno humanitario.
La Comisión condenó en particular los ataques permanentes que se perpetran en Colombia contra los defensores de los derechos humanos, así como contra periodistas y sindicalistas.
El organismo lamentó la persistencia de niveles preocupantes de impunidad en casos de delitos graves, en especial en la jurisdicción militar.
La declaración expuso con preocupación que las consecuencias de la violencia recaen en particular sobre los grupos minoritarios, como los indígenas y los afrocolombianos, que sufren en forma desproporcionada esos efectos. (FIN/IPS/pc/ff/hd/00