El cantautor Jorge García piensa que la trova de Cuba será siempre trova, más allá de como quiera llamársele, en respuesta a algunos colegas que intentan fundar un movimiento al que denominarían "la novísima".
Para este trovador de 42 años, la novísima no es más que la continuidad de lo que fue en su momento la nueva trova cubana, fundada por Silvio Rodríguez, Noel Nicola y Pablo Milanés, entre otros.
"Un nombre no cambia la esencia y hasta hoy la esencia es la misma", afirmó García, quien aparece sobre los escenarios sólo con su guitarra y en forma ocasional se hace acompañar por un grupo de músicos.
A mediados de los años 80, lo que se conoció como Movimiento de la Nueva Trova desapareció como institución burocrática que agrupaba a todos los trovadores cubanos, pero "desde el punto de vista estético la trova sigue viva", según García.
"Qué voy a hacerle/ si soy un trovador que sólo quiere/ poder poetizar con la guitarra/ y no ascender a golpe de palabras", canta en "Nadie es perfecto", uno de sus textos más conocidos junto a "Los Salieris", hecho en respuesta a Joan Manuel Serrat a propósito de "Los fantasmas del Roxy" y "La última palabra".
García, trovador de pura cepa, según Nicola, ha comenzado a aparecer con frecuencia en la televisión cubana y en estos momentos realiza su primera gira nacional de conciertos, que incluye presentaciones en más de 40 ciudades y pueblos.
Graduado en estudios de guitarra en un conservatorio de La Habana, comenzó a vivir de sus canciones y de su profesión de cantante en 1988, cuando decidió dejar atrás para siempre su experiencia de ocho años como maestro de ruso.
En algo más de 10 años ha logrado grabar los discos "Jorge García" (1991), "Más allá" (1996) y "Cambios" (1999), con los temas más representativas de su obra, además de otras dos obras de música infantil.
Una de ellos, "Vamos todos a cantar", es un homenaje de la nueva trova a Teresita Fernández, autora de las canciones infantiles que "más han sonado en Cuba" en las últimas décadas.
Esta propuesta de García, en la que participaron representantes de varias generaciones de trovadores que aseguran "deberle mucho a Teresita", está nominada al premio a mejor disco de música infantil aparecido en 1999 en la isla.
"El hecho de que él (García) esté haciendo este proyecto, me dice que es muy experimentado en solidaridad, en humanidad y en trova, que son palabras y argumentos que a mi siempre me han interesado mucho", dijo Silvio Rodríguez, uno de los participantes en el homenaje.
"Creo que estoy espiritualmente en un buen momento creativo y, aunque materialmente no todo es color de rosa, estoy haciendo canciones necesarias, al menos para mí", afirmó García, quien considera la ironía como "un arma eficaz para no sentir impotencia".
En las canciones del trovador sobran las historias de amor, pero también el desgarramiento, el deterioro de la capital de Cuba, el dolor por los que han muerto tratando de emigrar a Estados Unidos, los mendigos nuevos y el rechazo a los militares que se adueñan de la tierra.
"Le canto a todo lo que no me deja ver las mariposas, a mi ciudad que padece, a la gente que se desespera, a los que ya no están, a los que cazan sueños, a los segadores de aventuras", dice.
Añadió que él sólo "entrega sus canciones" y espera que sirvan para algo. "Si con ellas ayudo a transformar o solucionar algún mal, mejor".
"Las tradiciones genuinamente populares no se rompen porque no exista una institución. Hacer canciones es mucho más auténtico que hacer unos estatutos", afirmó el cantautor.
Los cantautores que fundaron la nueva trova cubana en los años 60 se declararon continuadores de un movimiento tradicional que tiene sus raíces a fines del siglo XIX y una de sus más importantes figuras en Sindo Garay.
Desde entonces, los trovadores son personas que componen sus canciones, las cantan y suelen acompañarse por sus guitarras, un instrumento muy económico al lado de otros, como el piano, y también más fácil de transportar.
Pero en las últimas décadas la trova se identificó, sobre todo, con una forma de hacer canción, y sus intérpretes comenzaron a acompañarse con bandas de formato moderno que combinan instrumentos tradicionales y electrónicos.
"No niego que algún día me haga acompañar de un grupo o hasta de una sinfónica, pero hoy lo que necesito es solamente mi guitarra", afirmó García.
Contrario a los que piensan que ser trovador ya no funciona para el gran público, este cantautor estima que "en estos tiempos se ha llegado a un punto muy interesante: todo vale, desde el rock más estridente hasta la suite más moderna. Y para todo hay público". (FIN/IPS/da/dm/cr/00