ARGENTINA: Colegio católico impiadoso con estudiante embarazada

Las barreras impuestas a una adolescente embarazada deseosa de reanudar sus estudios en un colegio católico desató una encendida polémica en Argentina, un país donde escasea la educación sexual y el aborto está penado.

"En Argentina el aborto voluntario está penado, y sin embargo, se producen entre 400.000 y 500.000 por año", comentó a IPS la doctora Diana Galimberti, presidenta de la Asociación Argentina por la Salud Sexual y Reproductiva que este viernes inauguró un congreso iberoamericano en Buenos Aires.

Galimberti sostuvo que la falta de acceso a la educación sexual y a los métodos anticonceptivos lleva a que 17 por ciento de los embarazos que se registran en este país sean de menores de 19 años.

"En 1998 murieron por abortos siete menores y 17 perecieron durante el embarazo o el parto", añadió.

La médica consideró que, en lugar de rechazar a la joven, en la institución se debería aprovechar el caso para señalar que las madres menores de 15 años tienen en las estadísticas el doble de los casos de mortalidad infantil que las mayores de esa edad.

El caso siguió al de otras adolescentes que optaron por abortar o por cambiarse de escuela y "debería servir como herramienta de evangelización, para que las religosas y los docentes (educadores) les expliquen a los jóvenes los riesgos de determinados comportamientos", aseguró la madre de la joven.

"Mi hija tiene una familia que la contiene y la apoya, pero ¿qué ocurre con las jóvenes echadas de su casa y rechazadas por el colegio? Les queda el aborto o el suicidio", advirtió la madre de la adolescente de 17 años, a quien se impide el acceso al colegio para cursar el último año de enseñanza secundaria.

Tampoco nadie se pregunta por la pareja de la joven, un muchacho que, al parecer, sigue adelante con sus estudios. En Argentina ya hubo otros casos sonados de jóvenes mujeres que deciden seguir adelante con su embarazo, y son expulsadas de instituciones religiosas o castrenses.

La joven va desde los cinco años al colegio de monjas Santa Isabel, de la provincia norteña de Formosa, fundado hace 80. Pero en enero quedó embarazada y, ante la decisión de tener a su hijo, las religiosas se negaron a inscribirla, por lo que sus padres recurrieron a la justicia.

En primera instancia, la justicia civil rechazó el recurso de amparo por discriminación. Cuando el caso llegó a la Cámara de Apelaciones, los tres camaristas se excusaron por distintos motivos. Al fin, la Corte Suprema ordenó la inmediata inscripción de la joven, pero las religiosas se resisten.

Un funcionario judicial debió acompañar a la joven a inscribirse el martes, y él mismo tomó los libros de las estanterías porque ningun empleado de la institución colaboró con el trámite, mientras varias decenas de padres rezaban afuera de la escuela en señal de protesta.

Una vez que fue inscripta, las autoridades del colegio decidieron cerrar las puertas de la institución por dos días para unas "jornadas de reflexión". Sin embargo, la escuela se mantuvo cerrada "como una tumba", según la madre de la adolescente.

"Yo tenía esperanzas de que efectivamente estuvieran reflexionando, porque me resistía a pensar que estaban rechazando a mi hija, pero esto es real. Hoy viernes, al llegar, nos dijeron que seguía cerrado por desratización", comentó la madre, que reclamó una vez mas una mirada "misericordiosa" para su hija.

La justicia no solo ordenó la reincorporación de la joven sino que impuso a las monjas una multa de 100 dólares por cada día que la víctima permanezca fuera de la institución. El tribunal pidió que se las investigue por desobediencia, lo que obligó a las franciscanas a gestionar un pedido de eximición de prisión.

La institución, por ser religiosa, recibe un importante subsidio del Estado que le permite pagar los salarios a los educadores, y con una cuota accesible (45 dólares al mes) las religiosas sostienen el edificio.

La suspensión de las clases afectó esta semana a todos los cursos de la escuela primaria y secundaria.

"La escuela quiere agraviar a mi hija, pero está perjudicando a toda la comunidad escolar dejando sin clases a todos los cursos", se alarmó la madre.

Al mismo tiempo, su padre explicó que no está en sus planes cambiarla de colegio ahora después de 12 años de permanencia en ella, pero admitió que su decepción fue enorme con las autoridades y con los padres de las estudiantes, que esquivan a la niña como si tuviera lepra. (FIN/IPS/mv/mj/ed cr/00

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