La conmemoración del quinto centenario de Brasil se convirtió en un gran problema para el gobierno, con el fracaso anticipado del festejo programado para este sábado en Porto Seguro, en el nororiental estado de Bahía, donde llegaron los portugueses el 22 de abril de 1500.
Protestas de los indígenas y campesinos sin tierra, que se concentraron en las cercanías, obligaron a las autoridades a ocupar militarmente la región y reducir la presencia de los presidentes Fernando Henrique Cardoso, de Brasil, y Jorge Sampaio, de Portugal.
Más de 6.000 policías militares y soldados serán movilizados para proteger a los presidentes y garantizar el desarrollo de los actos oficiales, restringiendo la participación popular e intentando evitar las barreras que últimamente molestan al presidente Cardoso en sus apariciones públicas.
Pero no habrá forma de evitar la repercusión internacional negativa, ante la presencia esperada de al menos 350 periodistas, entre ellos muchos corresponsales extranjeros, que se sienten cada vez más atraídos por los conflictos recientes y la posibilidad de que se produzcan otros más graves.
El gobierno atribuyó al Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) la tensión local y los actos de violencia que parecen inevitables. Son alborotadores que se están "desviando de la legalidad democrática", acusó Cardoso, quien aseguró que no lograrán impedir la fiesta.
La protesta central, sin embargo, es protagonizada por más de 2.000 participantes en la Conferencia de los Pueblos y Organizaciones Indígenas de Brasil, que comenzó el martes en la Playa Coroa Vermelha, a 15 kilómetros de Porto Seguro.
Este sábado, los indígenas se unirán a militantes del MST y del movimiento negro, sindicalistas y estudiantes en la manifestación de protesta "Otros 500", en la que sus organizadores esperan reunir 40.000 personas.
La mayoría de los participantes, que viajan en autobuses, enfrentarán bloqueos policiales en las carreteras, aumentando la posibilidad de enfrentamientos.
La Policía Militar de Bahía anunció que reprimirá actos contrarios a la celebración oficial y lo demostró bloqueando el acceso a la región de los miembros del MST y destruyendo, el día 4, un monumento que construían los indígenas en homenaje a sus antepasados víctimas de la colonización portuguesa.
La reacción ante la arbitrariedad policial obligó al gobierno a dar marcha atrás y permitir la reconstrucción de la obra. Pero el hecho agravó la confrontación y el carácter de protesta de la Conferencia indígena, que algunos líderes pragmáticos pretendían mantener como un foro para la búsqueda de soluciones futuras.
Esto se sumó a los errores cometidos por el gobierno en la preparación de la celebración, que permitían prever su fracaso.
La conmemoración es "una vergüenza, un conjunto de tonterías, como hacer copias de las caravelas de 1500", excluyendo a formadores esenciales de la nación, como los indígenas y negros, sentenció el historiador negro Joel Rufino dos Santos, que ha cumplido importantes funciones en el área cultural del gobierno.
Los errores comenzaron por la Comisión organizadora de "Brasil 500 años", grupo interministerial dominado por autoridades conservadoras, incluyendo jefes militares, evaluó Rufino dos Santos.
El carácter "colonialista" y de fiesta frívola que asumió la celebración fue criticada incluso por portugueses en la Comisión, agregó.
No se consideró que la fiesta tiene lugar en el sur de Bahía, donde los indígenas pataxó viven en pésimas condiciones y tratan de recuperar sus tierras apropiadas por hacendados, en una lucha con episodios violentos, con muertos y heridos. La tensión local se intensificó desde fines del año pasado.
La fecha es también una provocación. El 19 este mes se celebra el Día del Indígena y este viernes se cumple el tercer aniversario de la muerte del lider pataxó Galdino Jesus dos Santos, quemado vivo en Brasilia por jóvenes que lo confundieron con un mendigo cuando dormía en la calle por falta de alojamiento durante un viaje a la capital para tratar asuntos de su pueblo.
Para el MST es también una época de protesta, porque el 17 de abril de 1996 fueron asesinados 19 de sus miembros en el norteño estado de Pará, y los policías militares que practicaron la masacre siguen impunes.
El MST anunció que ocuparía 500 predios improductivos, de los cuales ya había ocupado 133 hasta el mediodía de este jueves.
El ministro de Desarrollo Agrario, Raul Jungmann, se negó a dialogar con el MST porque un grupo de sus militantes mantiene ocupado desde el lunes la sede del Instituto de Colonización y Reforma Agraria, órgano de su despacho, en Salvador, la capital de Bahía.
Además, el mismo lunes anunció la tercerización a hacendados y empresarios de parte de los asentamientos rurales, una medida rechazada por el MST, que la califica de privatización y negación de la reforma agraria.
Otro problema del Quinto Centenario del "descubrimiento de Brasil" es también su aparente privatización. La promoción de la celebración fue monopolizada por la red de televisión Globo, que difundió por las principales ciudades del país el reloj que va indicando los días que faltan para el 22 de abril.
Los indígenas atacaron con flechas, hace una semana en Brasilia, el reloj convertido en símbolo de la apropiación de la fecha por un grupo privado, que domina el sector de la comunicación en el país.
Luego fueron estudiantes y sindicalistas los que intentaron destruir los relojes instalados en Río de Janeiro y en Fortaleza, capital del nororiental estado de Ceará, lo que provocó una violenta represión policial que dejó varios heridos y detenidos.
En ese clima, no hay como salvar la "fiesta de la nacionalidad" que pretendía el gobierno para este sábado.
Incluso los asesores del presidente Cardoso consideraron la posibilidad de cancelar su presencia en Porto Seguro, según el diario O Estado de SFo Paulo, pero sería inadmisible no recibir allí al invitado especial, el jefe de Estado portugués. (FIN/IPS/mo/ag/ip/00