Naseem, de nueve años, viaja de Pakistán a Afganistán trepado en un camión cargado de cacharros de cocina, muebles y cajas, junto a sus cinco hermanos y hermanas, su madre, su padre y algunos pollos.
En la aldea de Kebi, funcionarios del Alto Comisario de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) completaron el 29 de marzo la verificación de sus documentos, y el camión comenzó su viaje de 70 kilómetros.
El niño conocerá ahora la aldea de su padre, Ambar Jana, en la provincia oriental afgana de Nangarhar. Su padre, Juma Gul, fue uno de los tres millones de afganos que huyó a Pakistán cuando el ejército soviético ocupó Kabul, 18 años atrás.
Los refugiados se instalaron en docenas de campamentos en territorio paquistaní, la mayor parte alrededor de la ciudad de Peshawar, y algunos en Beluchistán y Punjab.
Ahora que una paz relativa ha vuelto a las áreas de Agfanistán controladas por la organización fundamentalista islámica Talibán, la familia retorna a su devastada tierra natal. "Sé que será una vida difícil, pero Alá nos va a ayudar y volveremos a la normalidad", dijo Juma Gul.
La repatriación de 350 refugiados el 29 de marzo fue la primera de este año, tras el fin de un duro invierno en Afganistán. Inamullah Jan, de ACNUR, dijo que cada familia recibió 100 dólares y 300 kilos de harina del Programa Mundial de Alimentos.
Las repatriaciones individuales habían continuado, pues "alrededor de 3.000 refugiados regresaron a Afganistán desde enero", dijo. En 1999, más de 92.000 refugiados afganos volvieron de Pakistán y 77.000 de Irán.
Según cálculos de ACNUR en Pakistán, unos 2,5 millones de afganos volvieron a su país en los últimos 10 años. Las cifras extraoficiales son más altas.
Décadas de guerra civil, primero en los años 80 contra la ocupación rusa y el gobierno prosoviético de Kabul y luego entre las facciones rebeldes que se disputaron el poder, han devastado el país e incrementado los contingentes de refugiados en los vecinos Irán y Pakistán.
Los afganos constituyen el grupo de refugiados más numeroso del mundo. Pakistán reconoció la existencia de 1,2 millones en su territorio, la mayoría en la Provincia Fronteriza Noroccidental, lindera con Afganistán.
Los afganos se han integrado en Pakistán. Nunca fueron confinados a los campamentos y se establecieron como una vibrante comunidad comercial. Están en todas partes, desde el sector del transporte a la industria de alfombras y tapices, además de restaurantes y comercios.
En su mayoría son de Kabul, sobrevivientes de las sucesivas batallas por el dominio de la capital.
El éxodo final se produjo cuando los Talibán tomaron la ciudad e impusieron el estricto cumplimiento de su versión del Islam.
Los afganos residentes de ciudades recibieron una educación moderna y estaban en buena posición. Sigue manteniéndose apartado de sus connacionales de las aldeas, y la diferencia se nota tanto en la vestimenta como en todo el estilo de vida.
Por ejemplo, sus mujeres pueden ser vistas en los parques al atardecer. Y, como en el Golfo y Medio Oriente, sus fiestas de bodas son fastuosas, se realizan en hoteles y siempre están acompañadas de música y baile.
Con los años, los afganos establecieron sus propias escuelas y una universidad en Peshawar. Tambien son dueños de gimnasios y de centros de enseñanza de inglés e informática.
Pero ese no es el panorama completo. La prolongada presencia de afganos en la Provincia Fronteriza Noroccidental y en Peshawar, su capital, ha creado todo tipo de problemas a los residentes locales, que consideran a los refugiados un peso en la administración civil y los servicios sanitarios.
También hubo períodos de escasez de víveres en la provincia debido al aumento de la demanda y el contrabando fronterizo a la devastada Afganistán.
Los primeros en demandar la repatriación de los afganos fueron los empresarios, que se quejaron de la mala marcha de sus negocios. El comerciante Haji Haleem Jan dijo que "ahora que hay paz en Afganistán, los refugiados deben ser enviados de vuelta".
La presencia de una población de refugiados tan numerosa tambien causó desequilibrio demográfico, e incluso estalló en 1998 un conflictos étnicos en Beluchistán, la provincia suroccidental de Pakistán.
Partidos políticos beluchistanos boicotearon el censo realizado entonces en protesta por la presencia de refugiados. Funcionarios policiales de la frontera noroccidental a menudo atribuyen la alta criminalidad a los afganos.
"Aunque no es la única razón, la presencia de gran cantidad de refugiados a contribuido al aumento de la criminalidad", declaró Farooq Ahmed Jan Baber, un alto funcionario de policía en Peshawar.
Sin embargo, los afganos de la Provincia Fronteriza Noroccidental, en especial los de Peshawar, consideran a Pakistán su segunda patria y la mayoría de sus hijos nacieron en este país.
Regresar a Afganistán es una decisión dificil debido a las duras condiciones que imperan allí, plagadas de incertidumbre y penurias debido a las sanciones de la Organización de las Naciones Unidas, aún vigentes. (FIN/IPS/tra-eng/ny/an/ego/mj/pr/00