/Integración y Desarrollo/ MOZAMBIQUE: FMI y Banco Mundial no ceden ante las inundaciones

El Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI) preparan la ayuda para Mozambique ante las peores inundaciones de su historia, pero es muy poco probable que accedan a cancelar la deuda externa del país de Africa austral.

De hecho, gran parte de la ayuda prometida por las instituciones multilaterales, creadas después de la segunda guerra mundial en la localidad estadounidense de Bretton Woods, tiene la forma de préstamos al instante que, a la larga, Mozambique deberá pagar.

El Banco Mundial anunció que aumentará los préstamos y acelerará el desembolso de dinero para ayudar al país a recuperarse de la emergencia. La institución enviará a un equipo a Mozambique para preparar un préstamo de apoyo de emergencia.

Mientras, acelera la entrega de dinero para un proyecto existente por 17,5 millones de dólares destinado a la construcción de caminos y puertos.

Los directores ejecutivos del FMI discuten la posibilidad de aumentar la cantidad de dinero al país procedente del programa de préstamos de la institución para los países más pobres.

El FMI y el Banco Mundial consideran suspender el pago de la deuda externa de Mozambique durante el próximo año y también analizan la posibilidad de acelerar su reducción dentro de la iniciativa de los Países Pobres Fuertemente Endeudados.

El propósito de este programa es reducir las deudas de los países más pobres a un nivel que garantice el pago a los acreedores.

Los acreedores internacionales decidieron en julio que reducirían el pago de la deuda de Mozambique a 73 millones de dólares por año hasta el 2005. Pero aun así, el país deberá pagar 1,4 millones de dólares por semana.

El obispo Bernardino Mandlate, de Mozambique, el secretario general Salim Ahmed Salin de la Organización de la Unidad Africana y activistas de todo el mundo piden que se cancele totalmente la deuda del país.

"Más que nunca, pedimos a la comunidad internacional que cancele nuestra deuda de inmediato para que nuestro país se concentre en la reconstrucción de las vidas de los damnificados y de la infraestructura", dijo Mandlate en una carta abierta divulgada por Internet.

"Es impensable que el país pueda seguir desprendiéndose de recursos necesarios en este momento para pagar la deuda que creemos que moralmente, e incluso financieramente, ya se pagó", argumentó el religioso.

"La cancelación que pedimos no debe remplazar la respuesta de emergencia que nos está llegando… Pedimos aun más apoyo de emergencia para salvar vidas a toda costa", exhortó.

Las fuertes inundaciones que provocaron las lluvias del mes pasado se agravaron por el ciclón Eline que devastó a Mozambique pero también afectó a Madagascar y Zimbabwe.

La tormenta y las enfermedades mataron a cientos y se calcula que hasta dos millones de habitantes, o más de 10 por ciento de la población, se encuentran refugiados en árboles y techos de viviendas.

Mientras esas cifras aumentan, la prensa advierte que las inundaciones dejarán tras de sí otra amenaza, ya que las aguas habrán removido las minas antipersonales colocadas en la guerra civil que afectó durante 16 años al país.

El desplazamiento de las minas complicará los esfuerzos para retirarlas y representa un nuevo peligro para la población, según el Proyecto Acelerado de Remoción de Minas de la Organización de las Naciones Unidas.

El presidente Joaquim Chissamo dijo que las promesas de apoyo comienzan a "ponerse al día" a medida que los gobiernos de los países ricos se informan de las necesidades de Mozambique.

La ayuda exterior prometida asciende a 40 millones de dólares, pero Chissamo dijo que harán falta unos 250 millones para reconstruir caminos y vías férreas, brindar cobertura médica y ayudar a los granjeros a sobrevivir durante un año hasta que puedan recuperarse de las pérdidas de sus cosechas.

La ayuda "prometida no basta. Harán falta muchos años de reconstrucción si los donantes internacionales no aumentan su apoyo", dijo Jan Troejborg, el ministro de ayuda para el desarrollo de Dinamarca.

Troejborg pide que se celebre una sesión de emergencia de donantes y acreedores para planificar la recuperación de Mozambique.

El país es uno de los más pobres del mundo, con 70 por ciento de su población por debajo de la línea de pobreza. El gasto en la deuda externa representa el doble del destinado a la educación y cuatro veces de lo que se invierte en salud, según la organización benéfica Oxfam Internacional, de Londres.

Cerca de 14 por ciento de la deuda se debe al FMI, al Banco Mundial y a otros acreedores multilaterales, según la organización no gubernamental Red Europea sobre Deuda y Desarrollo, más conocida como Eurodad. Aproximadamente 69 por ciento se debe a gobiernos, sobre todo a Rusia, Francia y otros miembros del Club de París de países acreedores.

Mozambique ya era indigente cuando obtuvo la independencia de Portugal en 1975, y la situación se agravó en los años 80 cuando la guerra contra la insurgencia apoyada por el régimen racista del apartheid en Sudáfrica causó daños calculados en 20.000 millones de dólares.

Desde que firmara el acuerdo de paz en 1992, el gobierno trabajó fehacientemente para mantener su buena reputación ante el FMI y el Banco Mundial, cumpliendo sus recomendaciones aun a expensas de su segunda fuente de ingresos, la industria de la castaña de cajú, que quedó arruinada por la liberalización comercial impuesta por las instituciones multilaterales. (FIN/IPS/tra-en/aa/da/aq/dv/00

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