Sectores políticos y sociales ecuatorianos y colombianos temen que el anunciado incremento en Colombia del combate contra la droga expulse a Ecuador a narcotraficantes y guerrilleros y desate una guerra similar a la de Kosovo en 1999.
El desplazamiento podría darse a partir de la ejecución del llamado Plan Colombia, un paquete de medidas para el desarrollo y la lucha contra el narcotráfico.
La financiación del proyecto requiere 7.500 millones de dólares, los cuales se constituirán con 4.000 millones aportados por el Estado colombiano, 1.600 millones de ayuda que estudia el Congreso de Estados Unidos y 1.900 millones de dólares que provendrían de países europeos y de organismos multilaterales.
El diario El Colombiano, de Medellín, aseguró la semana pasada en una editorial que, de cada 1.000 dólares de asistencia de Washington, 700 serán destinados a la cooperación militar.
El periódico citó un documento del Departamento de Estado de Estados Unidos para afirmar que el presidente de Colombia, Andrés Pastrana, defendió su proyecto como una estrategia de paz, pese a que las tres cuartas partes de los recursos serían utilizados para la guerra.
El Plan Colombia, la utilización de la base militar del puerto ecuatoriano de Manta por fuerzas estadounidenses y la actividad militar de ese país norteamericano en la frontera colombiana con Ecuador y Perú formarían parte de un tipo de guerra al estilo del que se desarrolló en Kosovo en 1999.
Un experto en estrategia militar de Ecuador, que prefirió mantener el anonimato, dijo a IPS que está descartada una intervención estadounidense por tierra, porque costaría muchas bajas a todos los países eventualmente involucrados en el conflicto.
Sin embargo, aseguró que el esquema planteado por Washington demuestra que no se descarta una guerra desde el aire, como la que llevó a cabo la Organización del Tratado del Atlántico Norte contra Yugoslavia.
"Una guerra por aire desde bases utilizadas por Estados Unidos en la región, y desde el mar, donde aviones y misiles tengan un importante papel, como en Kosovo, parece ser a lo que apunta ese país y para lo cual trabaja el propio gobierno colombiano", señaló la fuente.
Para eso sería indispensable una base a una distancia prudente del teatro de operaciones militares, como la que Ecuador cedió en uso a Estados Unidos en Manta, y toda la logística necesaria en las cercanías del lugar.
Esto último se estaría adecuando desde Tres Esquinas, en el sur de Colombia, y otras bases de Ecuador y Perú en sus respectivas fronteras con este país.
Para el experto militar, conocedor de la región fronteriza, la posibilidad de una guerra al estilo Kosovo se estaría confirmando con el fomento de un éxodo masivo de la población colombiana del lugar hacia Ecuador.
"En Kosovo se demostró que los misiles no sólo van hacia los objetivos militares sino también que alcanzan a la población en general, por lo tanto es mejor retirar a los habitantes del lugar con antelación y así disminuir el riesgo de atacar civiles, que puede provocar un costo político catastrófico", agregó.
Según la fuente militar consultada, la emigración de colombianos desde las zonas fronterizas a Ecuador, que se incrementó en los últimos meses, es sólo un síntoma de lo que puede ocurrir.
"El retiro de la población civil podría significar el aislamiento de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) y del ELN (Ejército de Liberación Nacional, también colombiano) y la posibilidad mayor de que sus guerrilleros sean ubicados y aniquilados con la ayuda de una tecnología de guerra similar a la empleada en Yugoslavia", señaló.
El propio ministro de Defensa de Ecuador, Hugo Unda, aseguró que cuando se intensifique el combate contra las drogas, con la ejecución del Plan Colombia, se puede dar un desplazamiento de miles de refugiados colombianos a este país, además de narcotraficantes y guerrilleros.
La fuente consultada por IPS también indicó que la zona desmilitarizada de Colombia, donde se llevan a cabo las conversaciones de paz entre Bogotá y las FARC, "es parte del mismo plan para determinar claramente territorios guerrilleros".
"Las conversaciones son parte del propio esquema militar para ganar tiempo", enfatizó.
El jefe de la oficina de política nacional contra las drogas de Estados Unidos, Barry MacCaffrey, ha descartado sistemáticamente una posible intervención militar directa de su país en Colombia.
Por su parte, portavoces del Departamento de Estado estadounidenses aseguraron que la idea del Plan Colombia es combatir contra el narcotráfico y no a la guerrilla. Además, señalaron que ese país sólo brinda apoyo logístico, entrenamiento y equipos a las fuerzas armadas colombianas.
Pero eso, para diario El Colombiano, dista de ser verdad, ya que la mayoría de la ayuda a Colombia está destinada a tecnología y armamento de combate para la base de Tres Esquinas, ubicada en el sur de Colombia y en medio de 77.000 hectáreas de cultivo de coca.
Según versiones de prensa, sus instalaciones, habitadas por 8.000 efectivos del ejército y la policía antinarcóticos, tienen los más modernos equipos de inteligencia, tecnología de punta y comunicaciones provistas por Estados Unidos.
La base militar de Tres Esquinas fue cuestionada por la organización humanitaria Human Rights Watch (HRW), por entender que tiene una estrecha vinculación con los grupos paramilitares de derecha de las Autodefensas Unidas de Colombia, dirigidas por Carlos Castaño.
Tras el informe de HRW, varios senadores estadounidenses dijeron que se opondrían al aumento de la ayuda militar a Colombia si el plan no incluía condiciones para obligar a que los militares que violen los derechos humanos o ayuden a los paramilitares sean enjuiciados por tribunales civiles.
El presidente de la Comisión de Asignaciones del Senado del país norteamericano, Ted Stevens, preguntó "¿quién intervendrá cuando eso explote?", y pidió que le aseguraran que Colombia sería otro Vietnam.
El jefe del Comando Sur del ejército estadounidense, Charles Wilhelm, se apresuró a señalar que la participación en Colombia no sería igual y que no se transformará en un "pantano bélico" para Estados Unidos.
Para algunos analistas políticos, la elaboración del Plan Colombia manifiesta que se aleja una posible "solución pacífica para el conflicto armado interno", y que el proceso de paz que abrió una esperanza en la mayoría de la población estaría a punto de fracasar.
Jorge Rojas, representante del Comité para los Derechos Humanos y el Desplazamiento, con sede en Bogotá, opinó que la ayuda de Estados Unidos no resolverá el problema del narcotráfico y trasladará el conflicto a otras regiones de la Amazonia colombiana y de los países limítrofes.
"La ayuda aumentará el desplazamiento forzado de civiles, afectará a Perú y Ecuador, que pueden verse involucrados en el conflicto, y producirá un impacto irreversible sobre el ambiente", sentenció Rojas.
También señaló que organizaciones humanitarias colombianas, ecuatorianas y peruanas trabajan para crear un "observatorio de la sociedad civil sobre el Plan Colombia y, en especial, sobre la ayuda militar de Estados Unidos".
La asistencia estadounidense a Colombia por 1.600 millones de dólares, pedida al Congreso por el presidente Bill Clinton, contempla 47 millones también para Ecuador.
Algunos observadores creen que la ayuda financiera prometida por Washington al nuevo gobierno de Ecuador, encabezado por Gustavo Noboa, quien asumió el 22 de enero tras el derrocamiento de Jamil Mahuad, está condicionada a una participación activa en el Plan Colombia.
El presidente de la Comisión de Asuntos Internacionales del Congreso ecuatoriano, Osvaldo Molestina, calificó de riesgoso que su país se involucre en un conflicto regional.
En tanto, Martín Corena, comandante del bloque sur de las FARC, confirmó esa versión al advertir la semana pasada a la cadena de televisión por cable estadounidense CNN que si el gobierno de Ecuador sigue apoyando a Estados Unidos desde la base de Manta será también blanco militar. (FIN/IPS/kl/dm/ip/00
