/Día de la Mujer/ INDIA: Jefas de aldeas basan plataforma de gobierno en honestidad

Nathu Devi Begum tuvo una discusión con su marido, Maulvi Nazar Hussein, porque él insiste que ella debe usar su rango de "pradhan" (jefa por elección de la aldea) para expulsar a los intrusos de su tierra.

"¿De qué vale ser pradhan de un gram panchayat (unidad básica administrativa) si ni siquiera puedes proteger tu propia tierra?", se interrogó el maulvi (maestro religioso).

Sin embargo, Nathu Begum no piensa de la misma manera. "Si yo persigo a los intrusos usando mi influencia, la gente dirá que estoy abusando de mi posición. Existen medios legales para expulsarlos, si bien son más lentos", replicó.

Nathu Begum, de 60 años, atribuye a su escrupulosa honestidad su suceso y popularidad como pradhan de la aldea de Enfield Grant, en el distrito Dehra Dun del estado septentrional indio de Uttar Pradesh.

Situado en las estribaciones montañosas del Himalaya, el clima salobre de Dehra Dun atrajo en los últimos tiempos a prósperos colonos de Nueva Delhi, que se encuentra 200 kilómetros al sur.

Con la tierra cada vez más escasa en la ciudad de Dehra Dun, que cuenta con buenas escuelas y prestigiosas instituciones del gobierno central como la Academia Militar India, los especuladores han tomado como blanco las fértiles tierras cultivables de los alrededores para hacer negocios.

Eso significa que los pradhans en Enfield Grant y las aldeas vecinas de Dehra Dun tienen una responsabilidad adicional para asegurar que los terrenos comunes no sean usurpados y los lugareños no caigan en los manejos de los especuladores.

"Como soy mujer, la gente piensa que es menos probable que yo pueda estar involucrada en tratos corruptos, y tengo la intención de seguir así", aseguró Nathu Begum.

Su popularidad la animó a presentarse como candidata independiente en las elecciones de la asamblea estatal. "Perdí pero les presenté una buena pelea a los partidos políticos establecidos y confío que haré las cosas mejor la próxima vez", declaró sonriente.

Nathu Begum es una de las 119 mujeres que se beneficiaron en 1993 con la enmienda constitucional que reserva un tercio de las bancas en los gobiernos locales a candidatas femeninas. La medida fue elogiada como pieza legistativa de afirmación del género en la Cumbre Mundial sobre la Mujer, celebrada en 1995 en Beijing.

Como Nathu Begum, otras mujeres pradhans en Dehra Dun desempeñan sus cargos con absoluta transparencia. "La gente no está acostumbrada a la honestidad", apuntó Pushpa Rana, pradhan de la vecina panchayat Attok Farm.

Rana obligó a la policía a no intervenir en las disputas entre los habitantes de Attok Farm hasta que no eleven primero la cuestión al panchayat, con el resultado que ya nadie se queja más de sobornos, arbitrariedad o brutalidad por parte de los agentes.

Una evaluación de líderes panchayat, llevada a cabo por Susheela Kaushik, del Centro de Estudios de Mujeres de la Universidad de Delhi, comprobó que la corrupción a nivel local disminuyó considerablemente debido a la presencia de mujeres.

El estudio de Kaushik, que cubrió seis estados indios incluyendo Uttar Pradesh, descubrió que las mujeres pradhans se mostraban generalmente incómodas si actuaban en forma ilegal, mientras los hombres se veían más confiados en el acceso y uso de canales ilícitos de poder.

"Son las mujeres en lugar de los hombres pradhans quienes han estado exigiendo un mejor ejercicio del poder a nivel de panchayat, y eso es porque los hombres confían en accedor al mando a través de canales paralelos", explicó.

Kaushik dijo que tropezó con casos en que los funcionarios han pretendido negociar con los parientes masculinos de las mujeres pradhans por "comisiones", un eufemismo de sobornos o la corparticipación de fondos de desarrollo.

En Dehra Dun, las mujeres pradhans gozan de los beneficios de financiación para formación de cuadros del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) manejado por el no gubernamental Rural Litigation and Entitlement Kendra (RLEK).

Avdesh Kaushal, director del RLEK, dijo que los cursos de formación comprenden no sólo nociones legales básicas y democracia de comunidades de base, sino tambien cómo enfrentar a funcionarios corruptos y prepotentes.

En Enfield Grant, una aldea de 10.000 habitantes, las cintas bien mantenidas de caminos de asfalto y desagües que surcan la aldea son obra de Nathu Begum. "Todo esto fue posible porque no se desvió un centavo (de los fondos disponibles)", afirmó.

Si bien la financiación de panchayats y los pagos a pradhans son cuestiones que todavía debe determinar el gobierno de Uttar Pradesh, pueden aprobar esquemas propios que no superen los 1.500 dólares sin refererir a la burocracia estatal.

Actualmente, Nathu Begum está ocupada con la construcción de la primera escuela de Enfield Grant, y en asegurar un salario mensual del gobierno a la maestra Meena Sharma.

"Yo soy casi iletrada y por lo tanto sé la importancia de que los hijos, sobre todo las niñas, reciban una buena educación primaria", observó Nathu Begum.

De las 119 mujeres ans de Dehra Dun, 34 son analfabetas mientras otras 40 nunca pasaron del octavo grado. Algunas de ellas, incluída Nathu Begum, ahora se instruyen con clases particulares.

No obstante, sus logros han sido notables. Según Kaushik, las mujeres pradhans en las colinas de Uttar Pradesh han sido capaces de llamar la atención sobre cosas tales como albergues para madres solteras y alcoholismo en los hombres bajo su jurisdicción.

Antes de que fuera elegida pradhan, hace tres años, hubo épocas duras para Nathu Begum porque debió trabajar en el campo para alimentar a sus siete hijos.

El hecho de que tuviera conocimientos de medicina tradicional heredados de su padre, que fue "hakim" (curandero), le valió el apoyo de los habitantes y resultó un suplemento de sus ingresos.

"Pude conocer a cada familia de Enfield Grant y sus problemas íntimos mediante mis servicios, y ellos me alentaron para que me postulara como pradhan", recordó.

Cuando Nathu Begum llegó por primera vez a Enfield Grant, siendo una joven que se acababa de casar, no soñó con quitarse el "purdah" (el velo de las mujeres musulmanas), pero los tiempos duros cambiaron todo. "Uno no puede trabajar en los campos o como curandera llevando el purdha", explicó.

Liberada por la pobreza, Nathu Begum comenzó a tener un interés más profundo del que corresponde a las mujeres musulmanas en los asuntos de la aldea y sus habitantes.

Afortunadamente, su marido nunca se interpuso en su camino. "Siempre es bueno servir a los demás, pero lo que desearía es que le pagaran a ella los honorarios que le deben", expresó Maulvi Nazar Hussein. (FIN/IPS/00

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