La primera reunión preparatoria para una conferencia de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sobre las armas livianas, realizada en Nueva York la semana pasada, resultó tan conflictiva que no hubo acuerdo sobre casi nada.
Las discrepancias entre los delegados abarcaron desde las relaciones entre los mercados legal e ilegal de armas hasta el papel que deberían desempeñar las organizaciones no gubernamentales (ONG) en la conferencia, prevista para el año próximo, en caso de que desempeñen alguno.
Durante la reunión de siete días, que terminó el fin de semana y fue la primera de tres previstas por la Asamblea General de la ONU antes de la conferencia, sólo se acordó la fecha del próximo encuentro, que se llevará a cabo del 8 al 19 de enero de 2001 en Nueva York.
La tercera sesión preparatoria se realizará en marzo del año próximo, pero aún no se resolvió dónde, y la conferencia sobre "Tráfico ilegal de armas livianas en todos sus aspectos" se llevará a cabo en algún momento entre junio y agosto de 2001, en un lugar aún no decidido.
La referencia a "todos los aspectos" de la cuestión fue la base sobre la cual algunos delegados alegaron que no se debe discutir el comercio ilegal sin ocuparse del legal, ya que la mayor parte de las armas vendidas en forma ilícita fueron producidas en forma lícita.
Jean du Prez, embajador de Sudáfrica, expresó que "la reducción del comercio ilegal de armas sólo será posible 'para la comunidad internacional mediante un aumento de la transparencia y el control del comercio de armas legales".
Sin embargo, una minoría influyente de los delegados arguyó que la conferencia debe limitarse a considerar la cuestión del comercio ilegal.
El embajador chino Shen Guofang afirmó que "el alcance de la conferencia debe limitarse a la cuestión del comercio ilegal, sin abordar la discusión del comercio legal".
La mayoría de quienes defendieron un enfoque amplio sostuvieron que la cuestión debe abordarse en el contexto de los derechos humanos y el desarrollo económico y social.
Carlos dos Santos, embajador de Mozambique y presidente de las sesiones preparatorias, dijo que las discrepancias que se manifestaron la semana pasada expresaron "diferencias de opinión esperables en una cuestión como la del comercio ilegal de armas".
Dos Santos explicó que algunos países están preocupados por la posibilidad de que la conferencia de la ONU interfiera con su soberanía e incluso con su integridad territorial, y apuntó que "esperar que todo se acuerde sin complicaciones conduce a la frustración".
Los participantes en la primera reunión preparatoria encomendaron al embajador de Mozambique que organice encuentros informales este año para avanzar hacia la resolución de las discrepancias planteadas.
Estaba claro desde el comienzo que no habría acuerdo sobre el alcance de la conferencia, pero muchos delegados destacaron en las primeras sesiones, que fueron públicas, la coincidencia que existe, por ejemplo, sobre la necesidad de un plan de acción coordinado contra la expansión del comercio y el uso de armas livianas.
Algunos formularon propuestas concretas, entre ellas las de establecer sanciones más severas contra el comercio ilegal, mejorar la eficacia de las aduanas, aumentar la cooperación regional, recolectar y destruir excedentes de armas cuando finalizan conflictos, y marcar las armas durante su producción para facilitar su seguimiento.
Sin embargo, cuando comenzaron los dos días y medio de sesiones a puertas cerradas, las discrepancias pasaron a primer plano y no fue posible llegar a entendimiento alguno en materia de contenidos.
Fuentes que participaron en esas sesiones afirmaron que los principales defensores de un temario restringido fueron los delegados de Argelia, China, Cuba, Egipto, Rusia y Siria,
La posibilidad de que las ONG desempeñen un papel activo en la conferencia es impulsada por esas organizaciones y por algunos gobiernos, que desean extender la experiencia de participación de tales grupos en las negociaciones para prohibir las minas antipersonas y la creación del Tribunal Penal Internacional
Todos los delegados que intervinieron en las sesiones públicas apoyaron la participación de representantes de la sociedad civil en la conferencia, pero cuando se comenzó a discutir a puertas cerradas circularon propuestas para establecer restricciones a la participación de las ONG.
Una de esas propuestas fue exigir una acreditación específica para la conferencia del año próximo, que sería otorgada sólo a los grupos que demostraran tener experiencia en cuestiones relacionadas con el desarme.
Lo habitual es que cualquier ONG reconocida como tal por la ONU pueda participar en las conferencias del foro mundial.
Varias delegaciones consideraron que la propuesta era maniobra para impedir la participación en la conferencia de las ONG defensoras de los derechos humanos.
Sin embargo, no está claro cómo sería posible lograr ese objetivo, ya que muchas de esas organizaciones, por ejemplo Human Rights Watch y la mayor parte de las que tienen fundamentos religiosos, cuentan con experiencia tanto en la defensa de los derechos humanos como en asuntos vinculados con el desarme.
Los desacuerdos expresados durante la reunión preparatoria se extendieron incluso a cuestiones de rutina como la difusión de las propuestas presentadas por las delegaciones.
Se presentaron cuatro propuestas por escrito sobre el alcance de la conferencia, aportadas por las delegaciones de Canadá, de Francia y Suiza en forma conjunta, de Sudáfrica y la Unión Europea, y todas ellas defendieron un enfoque amplio de la cuestión del comercio de armas livianas.
Lo habitual es que los documentos de trabajo presentados a una reunión sean incluidos como anexos del informe final sobre el encuentro, pero en esta ocasión los delegados de China y Rusia propusieron que el informe no mencionara esas cuatro propuestas.
Se terminó acordando que el informe final mencionara la existencia de los cuatro documentos de trabajo pero no los incluyera como anexos, de modo que quienes deseen conocerlos deberán obtenerlos por su cuenta. (FIN/IPS/tra-en/jw/da/mp/wd ip/00