Una de cada cuatro presas en España son gitanas, una proporción 15 veces superior a la presencia de esta etnia en la población nacional, advierte un estudio sobre la criminalización de las mujeres de esta comunidad al que IPS accedió hoy.
Según el informe, las gitanas suelen permanecer encarceladas un tiempo muy elevado, con condenas medias de 6,7 años de prisión, y 87 por ciento de ellas son madres, por lo general con más de tres hijos a su cargo.
En prisión, las gitanas sufren, además, el desarraigo social y la imposibilidad de atender a sus familias, dijo este miércoles a IPS Daniel Wagman, director de un equipo de siete profesionales que realizó el estudio durante un año.
Ochenta por ciento de la población penitenciaria española se encuentra en prisión por delitos relacionados con el tráfico o con el consumo de drogas, en tanto que 39,7 por ciento de las gitanas lo está por delitos contra la propiedad y 60 por ciento por tráfico de drogas.
Según el informe, las extranjeras constituyen alrededor de 20 por ciento de la población carcelaria femenina.
"No contamos con gitanos o gitanas en nuestro equipo, pero intentamos desde el principio solicitar sus ideas, opiniones, aportaciones y críticas a través de personas que trabajan en asociaciones gitanas y con la experiencia y las voces de 300 gitanas presas", añadió Wagman, el único varón del equipo.
El informe, denominado "Barañí", que en lengua gitana o calé significa "cárcel de mujeres", fue realizado con apoyo de la Unión Europea, en el marco de un programa destinado a combatir la violencia contra mujeres y menores de edad.
Unos 650.000 de los 39 millones de habitantes de España son gitanos. Otro estudio, realizado por la socióloga María Jesús Miranda y Barberet, eleva a 30 el porcentaje de gitanas presas, lo que significa que la proporción de gitanas en las cárceles sería hasta 18 veces superior a su presencia en la sociedad.
Las razones de la desproporción entre el porcentaje de gitanas en la población española y en el sistema carcelario se encuentran en el rechazo social que sufre esa comunidad, en su indefensión jurídica y, sobre todo, en problemas de subsistencia derivados del racismo y la marginación.
La venta minorista de drogas prohibidas es una salida ante la falta de alternativas legales de supervivencia.
Las autoridades impiden a los gitanos desempeñar su ocupación tradicional de vendedores ambulantes, dijo una entrevistada para explicar por qué muchas de ellas actúan como vendedoras minoristas de drogas.
"Los señores policías son cada vez más altos y más ligeros, corren cada vez más, y corren a nuestras gitanas que venden, y a nuestros jóvenes que están vendiendo melones, o sandías, o cuatro cebollas, o limones", dijo.
"Entonces, claro, nos quedan muy pocos caminos y lamentablemente, muy tristemente, hay muchas familias que han optado por este camino que es moverse un poquito en el mundo de la droga. Si no me dejan hacer nada, ¿qué hacer?", sostuvo.
"¿Dónde hay dinero? En la droga. Pues a la droga, ¡qué le vamos a hacer! Pues yo, que amplíen la venta ambulante… Si no me dejan vender, pues trabajar, y si no puedo trabajar, pues robaré, y si no, pues, venderé droga y si no, pues, me dedicaré a… pero mis hijos tienen que comer", concluyó la entrevistada.
Como ilustra esta cita, otro problema que afecta a la comunidad gitana es el trato discriminatorio en la selección de empleados.
Otro entrevistado contó que hizo muchas gestiones en busca de trabajo. "No he llegado ni a terminar la entrevista. Ha sido presentarme, ponerme a hablar con el responsable y a la mitad, decirme: bueno, bueno, déjeme sus datos y ya le avisaremos. Hasta la fecha ni una respuesta. Hay mucha discriminación", dijo.
Por eso, reflexionó Wagman, en la comunidad gitana rara vez se alude a la desocupación como problema laboral o social pues "no tener un empleo regular no es extraño, sino lo habitual, y nadie tiene conciencia de tener derecho a un trabajo determinado".
El equipo investigador espera que con la difusión de su estudio las autoridades y la sociedad tomen conciencia del problema y contribuyan a resolverlo.
Una de las condiciones esenciales es favorecer la integración social y la educación de esa comunidad y combatir el racismo en la sociedad española.
Según una encuesta citada en el informe, a 42 por ciento de los españoles no gitanos les molestaría tener como vecinos a personas de esa etnia, en tanto que 17,5 por ciento se sentirían así con vecinos marroquíes y 11,5 por ciento con africanos negros.
Este miércoles, 8 de marzo, se celebrará en todo el mundo el Día Internacional de la Mujer, a instancias de la Organización de las Naciones Unidas. (FIN/IPS/af/mj/hd pr/00