El presidente de Yugoslavia, Slobodan Milosevic, aseguró que no tiene intención de renunciar y calificó a los opositores que exigen su alejamiento del cargo de "traidores" y cómplices de las potencias occidentales que bombardearon al país el año pasado.
En el congreso del Partido Socialista de Serbia (SPS), que concluyó este jueves, Milosevic agregó que tampoco hay planes de que el partido se retire del poder.
"En los últimos 10 años, el SPS dirigió a nuestro pueblo en la lucha por la supervivencia, la libertad y la independencia, y logró perseverar…y salir vencedor", declaró Milosevic.
El presidente calificó de "traidores, colonizadores, aduladores y cobardes" a los opositores que adoptan las mismas posturas que los países occidentales que bombardearon a Serbia.
Serbia integra, junto con Montenegro, la actual federación yugoslava.
"De hecho, Serbia no tiene una oposición auténtica. Lo que tenemos es un grupo de debiluchos, especuladores y ladrones que, utilizando el dinero que reciben del exterior, manipulan a la población, sobre todo a los pobres y los jóvenes", declaró Milosevic.
El SPS es uno de los tres partidos en coalición que gobiernan a Serbia y al resto de Yugoslavia. Los otros son el JUL (Izquierda Yugoslava), dirigido por la esposa de Milosevic, Mira Markovic, y el ultranacionalista Partido Radical Serbio (SRS), de Vojislav Seselj.
Los opositores del régimen atribuyen a Milosevic las guerras que disolvieron a la antigua Yugoslavia a partir de 1991.
También lo culpan por las sanciones económicas que impuso la Organización de las Naciones Unidas al país entre 1992 y 1995 a raíz de la participación de Belgrado en la guerra de Bosnia- Herzegovina, y por el bombardeo de la Organización del Tratado del Atlántico Norte contra Kosovo el año pasado.
Analistas políticos dicen que el discurso de Milosevic se debe ver como un anuncio de represión contra la oposición a su régimen.
"El discurso revela que Milosevic no considera a la oposición como un rival político", dijo a IPS el analista Nenad Stefanovic, de Belgrado.
"La considera como un rival del Estado. Eso porque la posibilidad de retirarse del poder no se percibe como algo normal en su sistema", opinó.
"También revela que Milosevic y su partido se preparan para las elecciones locales y buscan un tema para atraer a sus seguidores", agregó Stefanovic.
"Cree que calificar a la oposición de traidores de la nación y de acusarlos de complicidad con el odiado Occidente le resultará útil", señaló.
Ognjen Pribicevic, asesor del líder Vuk Draskovic, del opositor Movimiento de Renovación Serbia (SPO), dijo a IPS que el discurso de Milosevic indica el nerviosismo que afecta al régimen desde que la oposición se uniera en enero.
"Milosevic siempre intentó actuar como si la oposición no existiera. Ahora… teme perder el poder", afirmó.
Dragor Hiber, de la Alianza por el Cambio, dijo que la tirada de Milosevic contra la oposición es comprensible. "Tener una oposición significa tener que enfrentar el análisis y las críticas contra la política letal de este régimen que arruinó por completo al país", sostuvo.
Pero el propio Milosevic, así como todas las personalidades del SPS que hablaron ante el congreso, descartaron las críticas y rechazaron los pedidos de renuncia.
El primer ministro serbio Mirko Marjanovic, vicepresidente del SPS, prometió un crecimiento económico de hasta 10 por ciento y aseguró que el ingreso por habitante ascenderá a 5.000 dólares para el 2010.
Según los economistas, el ingreso por habitante descendió de 2.700 dólares en 1990 a menos de 900 dólares en 1999.
"Este fue un congreso que demostró la continuidad de la ideología del engaño, como todo lo que el SPS prometió en 1990 se convirtió en exactamente lo contrario", dijo el analista independiente Ivan Torov.
"El Congreso tenía un programa vago, pero su objetivo básico era permanecer en el poder", aseguró Dijana Vukomanovic, del Instituto de Ciencia Política de Belgrado. (FIN/IPS/tra-en/vpz/sm/aq/ip/00