URUGUAY: Batlle recibe la Presidencia entre grandes desafíos

El liberal Jorge Batlle asumirá este miércoles la presidencia de Uruguay y la difícil tarea de impedir que su gobierno sea el último de los dos partidos históricos, que se alternan en el poder desde 1830 y han perdido terreno ante la izquierda.

Batlle, de 72 años, del gobernante Partido Colorado, derrotó en la segunda vuelta electoral de noviembre a Tabaré Vázquez, del izquierdista Encuentro Progresista-Frente Amplio (EP-FA), con el apoyo del Partido Nacional, la otra fuerza política histórica de Uruguay, liderada por el conservador ex presidente Luis Alberto Lacalle (1990-1995).

Vázquez había triunfado en la primera ronda de octubre, con 39 por ciento de los votos, pero la alianza de Batlle y Lacalle logró derrotarlo un mes después, sumando 51,4 por ciento.

El Partido Colorado había obtenido 32 por ciento de los votos en la primera vuelta, y el Partido Nacional 22 por ciento.

Ambos partidos se han alternado en el gobierno durante 170 años, con la excepción del período de dictadura militar entre 1973 y 1985.

Analistas políticos independientes consideran muy probable que el EP-FA, que ha crecido en forma constante desde su creación en 1971, llegue a la mayoría absoluta en la primera ronda de las elecciones de 2004.

El avance de la izquierda se basa, según los expertos, en el descontento popular con sucesivos gobiernos del Partido Colorado y el Partido Nacional, que en 1994 formalizaron una alianza para apoyar a Julio María Sanguinetti, el presidente que este miércoles será reemplazado por Batlle.

Dirigentes de esos dos partidos han reconocido que impulsaron el sistema de dos vueltas para la elección presidencial, aprobado por plebiscito en 1996, para impedir que el EP-FA llegara al gobierno en 1999.

Batlle anunció que cinco de sus 14 ministros serán integrantes del Partido Nacional designados por esa colectividad.

El resto de los ministerios se cubrirá con ocho integrantes del Partido Colorado y un miembro del Partido Nacional nombrado por iniciativa del presidente electo.

La agricultura y la industria enfrentan serias dificultades causadas por la caída de los precios agrícolas, por las repercusiones de la crisis económica asiática en Argentina y Brasil, los principales socios comerciales de Uruguay, y en especial por la devaluación de la moneda brasileña en enero de 1999.

Uruguay, importador absoluto de petróleo, también se ve perjudicado por el aumento de los precios del crudo, y por los subsidios agrícolas en Europa y Estados Unidos, ya que depende en alta medida de las exportaciones de su sector agropecuario, afectado además por una grave sequía.

El desempleo, que ronda 11,5 por ciento, es otro factor de descontento social.

Una dificultad adicional para Batlle es que Lacalle y Sanguinetti, sus principales aliados, piensan ser candidatos presidenciales en 2004, y se prevé que tratarán de marcar diferencias con él a medida que se acerquen esos comicios.

El presidente electo prepara un paquete de leyes de emergencia que abarca desde incentivos a la producción a medidas contra la delincuencia, pasando por la supresión de cargos de dirección de empresas del Estado.

"Vamos a tener cinco años de gobierno espléndidos. La gente nos votó para que hiciéramos el mejor gobierno en 50 años", dijo a IPS el diputado Jorge Barrera, del sector de Batlle.

El presidente electo se enredó en los últimos dos meses en varias disputas con Lacalle respecto de las políticas del próximo gobierno y de la designación de sus integrantes. En cambio, tuvo dos cordiales reuniones con Vázquez, con quien se había enfrentado duramente en la campaña electoral.

El EP-FA obtuvo 40 de las 99 bancas en la Cámara de Representantes y 13 de las 31 del Senado, y Batlle necesitará su apoyo para formar mayorías especiales, de modo que debe lograr algunos acuerdos con Vázquez sin malquistarse con sus socios conservadores en la coalición de gobierno.

Eso no será fácil, porque el presidente electo se dispone a realizar un importante recorte del gasto del Estado, que con seguridad lo enfrentará a los sindicatos de empleados públicos, afines al EP-FA.

De todos modos, Vázquez prometió una "oposición constructiva", "leal", "políticamente responsable" y "éticamente seria", e incluso anunció su apoyo a inciativas de Batlle para rebajar impuestos a los productores agropecuarios y reformar el sistema de compras del Estado.

"Tengo mucha confianza en la buena intención que Vázquez y su elenco han mostrado en las conversaciones", sostuvo Barrera.

En cambio, el sanguinettista Washington Abdala, presidente de la Cámara de Representantes, sostuvo que "inevitablemente" habrá choques en el parlamento ya en el primer año del periodo.

El EP-FA destaca el diálogo fluido que mantiene con Batlle, y afirma que Sanguinetti, en cambio, "ignoró" y descalificó a la oposición izquierdista durante su mandato.

Los encuentristas consideran además que el presidente electo está más dispuesto que su predecesor a investigar y divulgar lo ocurrido con los desaparecidos durante la dictadura militar.

Batlle también anunció que aplicará una política agresiva para buscar la apertura de mercados externos y cumplir su promesa electoral de duplicar las exportaciones.

El presidente electo cuestiona con dureza el proteccionismo agrícola de la Unión Europea (UE), en especial de Francia, y en menor grado el de Estados Unidos, cuyo secretario de Comercio, William Daley, consideró este mes en Montevideo "casi imposible" desmantelar los subsidios de su país.

El canciller Didier Opertti, que seguirá en su puesto en la administración de Batlle, ha sugerido que el Mercado Común del Sur (Mercosur), integrado por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, podría responder con la interrupción de compras si la UE no acepta negociar la disminución de sus subsidios.

Barrera aseguró que Batlle impulsará una política de "mercados abiertos" y "reglas de juego claras" en la Organización Mundial de Comercio, y que "verá con buenos ojos un acercamiento" de Uruguay al Tratado de Libre Comercio de América del Norte, conformado por Canadá, Estados Unidos y México.

El presidente electo dará más importancia que Sanguinetti a la iniciativa de crear un Area de Libre Comercio de las Américas, impulsada por Estados Unidos y resistida por Brasil, pero buscará "profundizar" el Mercosur, añadió el diputado.

En la campaña electoral, Batlle anunció que procuraría un mayor acercamiento con Argentina para contrapesar el predominio de Brasil en el Mercosur. Ese anunció causó recelo en el gobierno brasileño.

Por otra parte, la cancillería uruguaya anunció el lunes que se normalizarán las relaciones diplomáticas con Paraguay, afectadas cuando Uruguay concedió asilo a José Segovia, quien fue ministro de Defensa del ex presidente paraguayo Raúl Cubas y Asunción lo requiere por supuesta malversación de fondos públicos.

El avance del Mercosur debería incluir, según Batlle, una "convergencia de políticas económicas y fiscales", la creación de mecanismos supranacionales de solución de controversias y la reducción del arancel externo común del bloque, pero aún no la creación de una moneda única.

El mandatario electo declaró que había acordado este mes con el presidente de Argentina, Fernando de la Rúa, la aceleración de grandes obras binacionales de infraestructura, y en especial del proyecto de puente entre Buenos Aires y la ciudad sudoccidental uruguaya de Colonia.

Ese proyecto, aprobado por el parlamento uruguayo pero aún no por el argentino, es cuestionado por organizaciones ambientalistas, por residentes en la zona de Uruguay en la cual se instalaría la cabecera del puente, y por el EP-FA.

Antes de triunfar en las últimas elecciones, Batlle fue candidato a la Presidencia en 1966, 1971, 1989 y 1994, diputado en dos legislaturas y senador en otras dos. Nunca ocupó cargos ejecutivos, pero colaboradores suyos fueron figuras clave de todos los gobiernos democráticos desde 1967. (FIN/IPS/mj/mp-ff/ip/00

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