Marruecos y el independentista Frente Popular para la Liberación de Saguia al Hamra y Río de Oro (Polisario) se culpan mutuamente porque aún no se pusieron de acuerdo para celebrar un referéndum que decida el futuro de la disputada zona de Sahara Occidental.
Rabat acusa al Frente Polisario de querer limitar la lista de electores habilitados para participar en el referéndum que decidirá la independencia o la incorporación del territorio a Marruecos, mientras los separatistas sostienen que el gobierno marroquí quiere incluir a personas que no nacieron en la zona en cuestión para asegurarse la victoria.
El secretario general de la ONU, Kofi Annan, dijo ante el Consejo de Seguridad la semana pasada que las "diferencias fundamentales" entre Marruecos y el Polisario por la lista de los electores anuló una vez más la posibilidad de fijar una fecha para el referéndum.
El desacuerdo por tema tan esencial, dijo, "podría impedir la celebración del referéndum".
La guerra se desató en el Sahara Occidental en 1976 después de que España abandonó la costa atlántica del territorio y Marruecos la anexó y colonizó.
La guerra, que enfrentó a 15.000 combatientes del rebelde Frente Polisario contra el ejército marroquí, terminó en 1991 con el cese del fuego negociado por la ONU.
La ONU luego lanzó un plan para celebrar un referéndum que decidiera si los habitantes del territorio rico en minerales del norte africano se independizarían o serían parte de Marruecos.
Desde 1991, la ONU gestionó para identificar a los electores, pero ambos bandos discrepan sobre quienes estarían habilitados para votar en el referéndum.
Los representantes del Polisario pretenden que la lista se limite a las 74.000 personas contadas en un censo que España celebró en 1974 en el territorio.
Pero Marruecos, que teme la victoria del Polisario, pretende registrar a miles de votantes adicionales, incluso de personas que abandonaron el territorio y ahora viven en Marruecos.
Tras años de retraso, estaba previsto que el proceso supervisado por la ONU para identificar a los votantes concluiría este mes y se había fijado el 31 de julio como fecha límite para celebrar el referéndum.
Pero Marruecos habría presentado más de 79.000 apelaciones contra una primera lista interina, y una segunda lista sumaría 60.000 apelaciones adicionales cuando se presente la próxima semana, agregó Annan.
Así mismo, ambas partes no se pusieron de acuerdo sobre otros puntos clave, como los arreglos de seguridad para los refugiados que retornarían al territorio a votar.
Ante tales obstáculos, Annan dijo que el Consejo de Seguridad debe analizar nuevamente la situación de Sahara Occidental ante la duda de que el referéndum se pueda realizar.
El secretario general advirtió que, incluso si se celebra el referéndum, no habría manera alguna de asegurar la implementación del resultado. "Vale la pena destacar que el plan no incluye ningún mecanismo para obligar a cumplirlo, ni es probable que se proponga el uso de medios militares" para hacerlo.
Annan dijo que le solicitaría a su enviado, el ex Secretario de Estado (canciller) de Estados Unidos James Baker, que se reúna con ambas partes para intentar salvar el referéndum.
Funcionarios de la ONU precisaron que Baker no tiene propuestas específicas y que consultará con ambas partes para intentar llegar a un acuerdo que sea aceptable para ambos.
Marruecos no reaccionó oficialmente al informe de Annan. Pero los partidos oficialistas, incluso la Unión Socialista de Fuerzas Populares del primer ministro Abderrahmane Youssoufi, atribuyeron la demora al Frente Polisario y acusaron a la ONU de "aliarse con los separatistas".
El Partido de la Independencia, el principal socio de la Unión Socialista de Fuerzas Populares en el gobierno de coalición, también acusó a la ONU porque esta no habría hecho todo lo posible para concretar el referéndum.
Los partidos opositores apoyan por unanimidad el reclamo de su país sobre el territorio en disputa.
El Frente Polisario declaró que el informe de Annan es sombrío y agregó que el plan de la ONU es la única opción posible para resolver la situación por medio de la paz. También negó tener responsabilidad alguna por la falta de avance.
Observadores independientes sostienen que Marruecos en realidad nunca quiso que se celebre el referéndum, a pesar de que lo apoya públicamente.
"Marruecos invirtió mucho en la antigua colonia española para reforzar su influencia en la zona. El país inyectó millones de dólares en el Sahara, donde ciudades enteras y grandes proyectos de infraestructura surgieron de la nada en el desierto", dijo Ahmed Sassi, académico de Rabat.
Esos observadores calculan que Marruecos gasta hasta un millón de dólares por día en el Sahara. Todos los productos alimenticios del territorio están subsidiados y se venden a mitad de precio con respecto de las zonas septentrionales del país.
Pero Marruecos apuesta a largo plazo y aceptaría cierta autonomía financiera y administrativa del Sahara, dijo un analista. El plan de Rabat de dividir al territorio marroquí en 16 regiones, incluso al Sahara, se diseñó con este fin, aseguró.
Pero no es probable que el Polisario acepte una alternativa al referéndum por la independencia. El movimiento señaló que ha esperado en el pasado y está preparado para hacerlo en el futuro. (FIN/IPS/tra-en/na/sm/aq/ip/00)